domingo, 31 de octubre de 2010

Asunto de narices, según Javier Sádaba


        «La religión ha metido las narices donde no debía». Una frase de amplitud tal que difícilmente puede tomarse como un pensamiento filosófico y mucho menos ético. ¿Quién es "la religión"? ¿Quién el titular, cuando se habla de "narices de la religión"? Evidentemente el autor de la Almudi.org - Antonio Orozcofrase no pretende ser aristotélico, pero si está hablando a un periódico —de provincias pero de tirada considerable—, habrá que medir un poco más las palabras.
        Y si no es él el responsable de tal ingenuidad, entonces habría que sentar en el banquillo a la periodista Esmeralda Gutiérrez, de El Norte de Castilla que pone la frase en titulares de una entrevista a Javier Sádaba "Filósofo, Catedrático de Ética en la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona". El cual «ha pronunciado una conferencia en Valladolid sobre los valores en la profesión médica». No dice la periodista que la conferencia fue pronunciada en la Capilla del Colegio de San Gregorio, en un acto organizado por el Colegio de Médicos.
        Sé que en uno de los Hospitales de Valladolid, encuestados los médicos sobre "aborto sí/aborto no", la totalidad han respondido que no. En cambio, entre las enfermeras del mismo Hospital, ha habido un 30%, en números redondos, que han dicho sí al aborto.
        Es lógico que quienes saben mejor lo que es un embrión humano, se pronuncien tajantemente en contra del aborto, porque cualquier biólogo sabe que a partir del comienzo de la gestación, hay vida humana, digan lo que digan los filósofos, los políticos y las encuestas. La gran ciencia y la comunidad científica internacional está de acuerdo en esto.
        El catedrático, en la entrevista mencionada, como era de esperar, dice verdades. Sin embargo yerra en la percepción del valor de la vida humana tanto en su inicio como en su final natural, a pesar de que el "valor" es uno de sus conceptos claves en el desarrollo de sus argumentos.
        Puesto que el catedrático habla en llano, vamos a ver, qué significa valor, aparte de su referencia a la valentía. Significa que algo vale, que se aprecia, que se estima, que vale la pena, etc. Pues bien, según el catedrático el valor de la vida humana no vale prácticamente nada si está dentro de las doce primeras semanas o en las últimas. En efecto, al ser preguntado «¿Considera en algún caso el aborto un asesinato?», responde: «no si está dentro de las doce semanas». Razón: «aún son como un conjunto de células y no hay un individuo humano o con los supuestos que indica la ley. Un asesinato sería abortar a los siete u ocho meses».
        Una vez más se demuestra la necesidad del estudio interdisciplinar de los temas en los que se implican la ética, la biología y la filosofía. Por no mencionar a la religión, ¡tendría narices! Los filósofos y más aún los bioéticos tendríamos que atender a lo que se ve en los escáneres y en los instrumentos más sofisticados. En nuestro caso, las células perfectamente organizadas que van multiplicándose con un orden admirable y un código genético que incluye todo un programa de vida hasta la muerte natural del individuo humano. 

Arvo.net
Antonio Orozco

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sábado, 30 de octubre de 2010

Edición crítico-histórica de 'Santo Rosario'


Es el segundo libro de San Josemaría en ser analizado por los expertos. «Es un libro dicen que el corazón lo entiende de inmediato...»
    Almudi.org - 1er. Misterio Gozoso (Torreciudad)
El análisis crítico-histórico de un libro sirve para conocer mejor su contenido. Se analiza el contexto en el que se escribió, la intención del autor, las fuentes de las que se sirvió, etcétera. El
Instituto Histórico San Josemaría Escrivá se ha propuesto analizar y publicar las obras completas del Fundador del Opus Dei. Tras Camino, el primer libro del santo, ahora se publica la edición crítico histórica de Santo Rosario, que ha sido realizada por tres teólogos de la Universidad de Navarra, que han respondido a varias preguntas.
D. Pedro Rodríguez
        El teólogo Pedro Rodríguez es autor de la edición crítico-histórica de 'Camino'. Se trata de un volumen de 1.200 páginas, que ha dado comienzo a toda una serie de análisis sobre los escritos del Fundador del Opus Dei que se irán publicando bajo el título 'Obras Completas de San Josemaría'.
¿Qué llevó a San Josemaría a escribir un libro sobre el Rosario?
Lo escribió porque Dios le empujaba por dentro y le "salía del alma" expresar ese modo contemplativo de trato con el Señor y con la Virgen María. A la vez, quería imprimirlo explicó a su Director espiritual «con el fin de empujar a nuestros amigos por el camino de la contemplación». Se refería a los jóvenes estudiantes y profesionales que trataba.
¿Cuáles son las novedades más relevantes sobre "Santo Rosario" que han descubierto tras analizarlo a fondo?
Muchas. Quiero decir que es mucho lo que no sabíamos y hemos aprendido, a lo largo de la investigación, acerca de la historia de la redacción de "Santo Rosario". Al meternos en los borradores, papeles y cartas de san Josemaría, hemos podido ver cómo se gestaron las dos fases redaccionales del libro y esas otras piezas que a lo largo de estos años se van añadiendo: Prólogos, Notas del Autor, etc. En otro orden de cosas, a mí me ha impresionado mucho la unidad, que se advierte por todas partes en esa historia, entre lectio divina, contemplación y testimonio apostólico.
ALMUDÍ
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viernes, 29 de octubre de 2010

La Historia mundial avanza, a pesar de los desastres

   Inundaciones en Pakistán, terremoto y cólera en Haití, hambruna en Corea del Norte... cada vez que ocurre algún desastre lo vemos como un evento insólito y nos sorprende que todavía puedan ocurrir estas catástrofes en un mundo que supuestamente controlamos. Pero basta una mirada a la historia para advertir la precariedad de la condición humana ante una naturaleza inmisericorde o unos gobernantes insensatos.

desastresPI      
Así nos lo recuerda el libro Historia mundial de los desastres (1), obra de John Withington. El autor, que trabajó hasta hace unos años como reportero de radio y televisión, ha dedicado los últimos cinco años a recopilar información histórica sobre todo tipo de desastres, aportando una visión original sobre grandes y pequeños cataclismos que han supuesto enormes pérdidas materiales y humanas. Aunque el título parece restringirse a eventos de origen natural, Withington revisa también otros muchos desastres de origen exclusivamente humano, como son los causados por guerras, accidentes industriales o terrorismo.

La lista de desastres analizados en este libro es realmente impresionante y variada. Los sucesivos capítulos se dedican a revisar los eventos más significativos relacionados con: erupciones volcánicas, terremotos, maremotos y tsunamis, inundaciones, tormentas extremas, epidemias, hambrunas, guerras, crímenes de estado, rebeliones, terrorismo, incendios, naufragios, explosiones, accidentes de distintos medios de transporte. Se cubren los desastres conocidos por el gran público, desde la explosión nuclear de Chernobyl hasta el naufragio del Titanic, los atentados del 11-S, o el accidente aéreo de los Rodeos (el más mortífero de la historia de la aviación, ocurrido en Tenerife en 1977). 

Emilio Chuvieco (catedrático de Geografía de la Universidad de Alcalá, Madrid)

Os invito a leer este artículo de ACEPRENSA: AQUÍ

jueves, 28 de octubre de 2010

La metafísica darwiniana

   Uno de los éxitos del fundamentalismo científico es la existencia de una realidad que no hace mucho viví en mis propias carnes. Un habitual comentarista de mi blog me envió un correo electróAlmudi.org - Pensadornico donde me decía: "filosofar sobre ciencia es una pérdida de tiempo". La sentencia es breve, pero destructivo su contenido en cuanto que es una proposición que lamentablemente se esparce entre los españoles de más corta edad gracias a unos planes de educación que han logrado que nuestros barbilampiños se limiten a hacer las cosas sin peguntarse el por qué. Resultas de eliminar o discriminar aquellas asignaturas cuyo objeto es la reflexión —filosofía o historia de la ciencia— se logra lo evidente: generaciones de niños y jóvenes ignorantes que creen ciegamente que la ciencia es autónoma, pura objetividad y el culmen del saber.    
   El fundamentalismo científico sitúa la ciencia y la opinión de los científicos como verdad axiomática e incontrastable. Sus embajadores no son sólo charlatanes, sino que entre ellos se cuenta a científicos de renombre, que defienden sus creencias utilizando la ciencia de manera irracional y atacando airadamente a quienes discuten sus planteamientos. La ciencia no es el Conocimiento, sino que es otro modo más de conocer, en concreto mediante el método científico. Es importante remarcar la cuestión del método porque es precisamente esto lo que olvidan siempre los cientificistas. Si atendemos al método de manera rigurosa y pormenorizada distinguiremos con rapidez qué es ciencia y qué es pseudociencia
   El objeto de la ciencia es conocer la realidad natural y explicar determinados fenómenos mediante la experimentación del modo más confiable posible y siempre mediante pruebas. Es importante señalar, porque los fundamentalistas de la ciencia lo obvian, que lo que afirma la ciencia es siempre provisional y nunca infalible ni absoluto; lo contrario es mentir. El conocimiento científico requiere descripciones —leyes— de lo que acontece como explicaciones —teorías— del por qué ocurre. El límite del método de la ciencia radica en que sólo puede aplicarse para el estudio de fenómenos medibles, reproducibles o repetitivos. De este modo, si algún científico quiere alcanzar el conocimiento total tanto de un fenómeno como de la realidad en su conjunto no obtendrá ningún resultado solo con su método ya que se introducirá en el ámbito de otros sistemas de conocimiento, entre ellos el metafísico cuando se trata de la cuestión de Dios, recientemente tratada por Hawking.    

OpusPrima.wordpress.com (Almudí)
Joan Figuerola 
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miércoles, 27 de octubre de 2010

"Morir con dignidad" de Hans Küng



Almudi.org - Cuidados paliativos
   Porque la muerte forma parte de la vida morir con dignidad es requisito de toda ética humanitaria. Sin embargo, para morir con dignidad no son suficientes las condiciones sociales, sino que, fundamentalmente, es un ejercicio que incumbe a la misma persona: morir con dignidad depende de cómo se aborde la cuestión de la muerte durante la vida. 

   El hombre es el único ser vivo que es consciente de su mortalidad y el único que puede reflexionar sobre ella. El morir es una dimensión de la vida que influye en el desarrollo de ésta, porque quien no recluye su propia muerte, que acontecerá en algún momento de su horizonte existencial, tiene otra actitud ante la vida bien distinta del que la obvia.
Coincido con Hans Küng en que «forma parte constitutiva de una muerte humanamente digna el que los dolores corporales de las personas se reduzcan a una medida soportable y que se ayude al psiquismo mediante psicofármacos a superar emocionalmente el último tramo de la vida» (Morir con dignidad). 

   No obstante, como cristiano, no comparto la consideración de teólogo de que procurarse la muerte antes de que esta llegue «no atenta contra el derecho exclusivo del Creador» (Morir con dignidad). No sorprende por tanto, que caiga presa de determinado pensamiento que aboga por la despenalización del suicidio. No nos confundamos, la eutanasia —aunque ahora se emplean otros términos como ocurre con el aborto— es el suicidio de la persona, que es muy diferente a una muerte digna o humana.

   En 1976 se llevó a cabo en Tokio (Japón), la primera conferencia mundial de organizaciones que piden la despenalización de lo que llaman "muerte misericordiosa". En esa ocasión se proclamó una"Declaración de Tokio" con las siguientes tesis: 1) cada persona debe decidir por sí misma sobre su vida y su muerte; 2) las estipulaciones de los pacientes sobre su proceso de morir, o "testamentos vitales", deben reconocerse como derechos humanos y 3) debe reconocérseles validez legal. 



OpusPrima.wordpress.com (Almudí)
Joan Figuerola
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martes, 26 de octubre de 2010

JUEGAN A SER DIOS

    Me parece muy oportuno, con ocasión del Nobel a Robert Edwards, leer este artículo del Dr. Orozco. Destaco algunos párrafos
...
   Manipulando los sentimientos de los ingenuos, juegan a ser Dios. Ponen la ciencia en manos de la técnica y la técnica en manos de su poder, político y económico. Esta es la realidad. Actualmente el poder dominante carece de ética, por una sencilla razón: carece de antropología. Toda ética supone una antropología: ¿qué es el hombre? ¿de dónde viene? ¿a dónde va? La prensa, la radio, la televisión más o menos crítica –la que se sale más o menos de lo políticamente correcto-, anda muy preocupada sobre "la idea de España" o "de Nación" que tiene el Gobierno. Pero esto es insignificante al lado de la cuestión siguiente: ¿qué idea tienen de hombre, qué idea tienen de persona? Esta es la cuestión fundamental. ¿Y qué idea tienen de verdad y de mentira, de ciencia, y de progreso científico? Porque lo obvio es que no atienden siquiera a lo que la ciencia más estricta -hoy mejor que nunca- sabe del embrión humano desde los primeros instantes de su existencia.
 
    La situación actual es espantosamente fáustica, mefistofélica. La ciencia del Fausto «crea» un mundo artificial caracterizada por una antropología plana y por una ética de la potencia. Un mundo cuya perfección técnico-formal no podrá salvar al hombre de la corrupción y de la aniquilación, al contrario. Visiblemente en la obra de Wagner, en apariencia científicamente perfecta, no se encuentra en acción únicamente la ciencia, sino una antropología carente del conocimiento de la naturaleza misteriosa del hombre; con un éthos de dominio encubierto por el manto de un lenguaje pseudeocientífico y altruista. En realidad andan por caminos de un radical individualismo antipensonalista, del más puro estilo orweliano.
...
   Benedicto XVI subrayó que «en el ser humano, en cada ser humano, en cualquier fase o condición de su vida, resplandece un reflejo de la misma realidad de Dios. Por eso, el magisterio de la Iglesia ha proclamada constantemente el carácter sagrado e inviolable de cada vida humana, desde su concepción hasta su fin natural. Este juicio moral vale ya en el inicio de la vida de un embrión, antes de que se implante en el seno materno». El Papa continuó diciendo que «quien ama la verdad debería percibir que la investigación sobre temas tan profundos nos posibilita ver e incluso tocar casi la mano de Dios. Más allá de los límites del método experimental, en el confín del reino que algunos llaman meta-análisis, donde no basta o no es posible la percepción sensorial, ni la verificación científica, inicia la aventura de la trascendencia, el compromiso de "proceder más allá».
 
    ¿Consideraciones demasiado elevadas para una mente materialista? No tanto. El científico, sin necesidad de la fe en un Dios personal trascendente, hoy sabe –hay muchos testimonios de esto- que la vida humana, desde su comienzo, apunta al misterio de la trascendencia, de manera que le resulta perfectamente natural oponerse a semejante manipulación del ser humano, aun en su más temprana existencia.
 
    El chantaje de la supuesta intolerancia religiosa, en el mundo occidental ya no cuela. La Ciencia tiene la palabra. La Ciencia ya ha hablado. Cada día lo hace más alto. Y el «no matarás al inocente», no lo convertirás en cobaya, no lo cosificarás, no lo convertirás en tu instrumento, vale para todos, pertenece a la ética universal. Quien no lo admite, niega la dignidad del ser humano como tal, se niega a sí mismo, reniega la humanidad; se autodescalifica en cualquier discurso sobre democracia y libertad.
ANTONIO OROZCO
ARVO.NET
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lunes, 25 de octubre de 2010

El Derecho Penal de Autor a la vista de la Doctrina del Tribunal Constitucional

El Dr. Romero analiza con acierto  los precarios y antijurídicos fundamentos de una ley inicua

   El derecho penal de autor ha sido mencionado como algo repugnante por el Tribunal Constitucional STC 150 / 1991 y consiste en que a uno se le responsabilice de pertenecer a un grupo, como es el caso de los hombres, del que deriva un tratamiento penal diferente y una condena diferente, tal como hace la ley de género.

   Los conceptos jurídicos que entendemos deben plantearse con esta ley de género, entendemos que son las siguientes:
  1. Respecto a las diligencias previas abiertas se ha de plantear una cuestión previa sobre competencia del juzgado de violencia sobre la mujer, al amparo del artículo 16 de la LECrim en favor de la jurisdicción ordinaria para hacer efectivo el derecho al juez natural. El artículo 1.1 de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género dice:… tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia
  2. Para ser competente este juzgado en virtud de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género se deberían dar los siguientes presupuestos:
    1. Que los hechos por los que se incoa este procedimiento fueran un manifestación de violencia tal y como exige la ley “actuar contra la violencia....”. La violencia como método para la comisión de un acto delictivo requiere de unas conductas y evidencias que no se encuentran entre los hechos denunciados. La existencia de violencia es determinante para la aplicación de esta legislación de carácter especial ejemplo de ello es que una estafa cometida por un marido a su esposa no respondería a la conducta tipificada por la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

    DIEGO ROMERO SALADO
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¿Celebrar o no celebrar Halloween?

Entrevista con Paolo Gulisano, autor de un libro sobre el tema.

   Grandes calabazas vaciadas iluminadas en su interior, como si fueran calaveras, esqueletos y sombrías figuras encapuchadas, risotadas escalofriantes y un estribillo obsesivo: ¿dulce o broma? Todo esto es Halloween, una moda, una fiesta, una nueva costumbre que se ha impuesto en los últimos años, gracias en parte a la persuasión del cine y la televisión.La fiesta de Halloween se ha metido incluso en las escuelas de países en los que hace tan sólo unos años se desconocía la existencia de la fiesta: en muchos centros escolares, desde la escuela primaria a la superior, los profesores organizan la fiesta junto a los alumnos, con juegos y dibujos. 

   El tema de Halloween ha sido afrontado en todos sus aspectos por el escritor italiano Paolo Gulisano, autor de numerosos ensayos sobre literatura de fantasía y sobre la cultura anglosajona. Junto a la investigadora irlandesa, residente en Estados Unidos, Brid O’Neill, ha publicado en estos días en italiano un libro titulado «La noche de las calabazas» («La notte delle zucche», editorial Ancora).

Para profundizar en el significado de la fiesta de Halloween, Zenit ha entrevistado a Paolo Gulisano.

–En algunos sectores, ante la expansión de Halloween, ha empezado a manifestarse una cierta preocupación. ¿Usted qué piensa?
–Gulisano: Es verdad. Hay quien ve en Halloween un retorno a formas de «paganismo» y quien en cambio ve un rito folclórico y de consumismo, una especie de inocuo carnaval fuera de temporada. El hecho es que nadie recuerda, no sólo entre los niños y jóvenes y a nivel mediático popular, la festividad cristiana que Halloween a la que está suplantando, Todos los Santos. El 1 de noviembre se ha confundido con la conmemoración de los Fieles Difuntos, que cae en realidad al día siguiente.

ZENIT
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La eficacia de las campañas mediáticas para cambiar la conducta en materia de salud

   La revista médica The Lancet (7 octubre 2010) publica un informe sobre la efectividad de las campañas institucionales a gran escala para cambiar las conductas en materia de salud. El estudio, titulado “Use of mass media campaigns to change health behavior”, se centra en problemas de salud especialmente preocupantes en nuestro tiempo: obesidad, tabaquismo, alcoholismo, cardiopatías... También dedica un apartado a la reducción de la tasa de natalidad y a la prevención en el contagio del sida.

   El estudio analiza la influencia de las campañas institucionales para la prevención del tabaquismo, del alcoholismo, de la obesidad o de las enfermedades cardiológicas, del sida. Se aprecian diferencias notables: mientras que en el consumo de tabaco las campañas producen resultados positivos visibles, en el caso del alcohol los efectos son prácticamente insignificantes. Cuando se trata de valorar las campañas para la prevención del sida, los investigadores califican los avances de “moderados” en el uso del preservativo y de “insignificantes” en cuanto al objetivo de reducir el número de “parejas sexuales”, es decir, de la promiscuidad que dispara el riesgo.

       
                Mientras que las campañas anti-tabaco producen resultados positivos visibles, en el caso del alcohol los efectos son prácticamente insignificantes
       
Cuando se estudian los obstáculos a las campañas contra el tabaco, se aducen factores como el prestigio social de fumar –más que discutible hoy en día– o la dura competencia de las industrias tabaqueras. Estas fuerzas estarían contrarrestando la eficacia de las campañas. Sin embargo, al analizar el caso del creciente contagio de sida, las explicaciones brillan por su ausencia. No existe en este caso una industria que en teoría se oponga directamente al objetivo de reducir la tasa de contagio, ni tampoco se puede argumentar que en el imaginario social la utilización del preservativo esté mal vista. No parece que los medios de comunicación se opongan a esta conducta, sino todo lo contrario.

Fernando Rodríguez Borlado
 Os invito a leer este artículo de ACEPRENSA: AQUÍ

2011, cita en Madrid

Almudi.org - Yago de la Cierva, Director Ejecutivo de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011
Buenas reflexiones sobre la JMJ 2011

  Este año se han celebrado las bodas de plata de la primera jornada mundial de la juventud (JMJ), que tuvo lugar en Roma en 1985. Juan Pablo II ideó esta iniciativa, reflejo de la confianza que tenía en los jóvenes, a quienes siempre miró con especial predilección. 

  Benedicto XVI, con una mentalidad que en cierto modo está en las antípodas del estilo personal del Papa polaco, ha participado ya en dos JMJ, y se apresta a venir a Madrid el año que viene. ¿Sigue siendo eficaz esta fórmula para presentar el mensaje cristiano a las nuevas generaciones? 

  Hay quienes afirman que en el mundo de los jóvenes se está produciendo una "revolución silenciosa", cuyo potente motor propulsor son las Jornadas Mundiales de la Juventud. Estos encuentros siguen sorprendiendo dentro y fuera de la Iglesia. Y son la fotografía de una juventud, muy distinta de la que proponen algunos medios de comunicación, que está sedienta de valores y en búsqueda del significado más profundo de la vida.

Un mayo del 68 al revés
  Existe una pregunta habitual que surge en cada nueva edición de la Jornada Mundial de la Juventud: la pregunta sobre cuál es el secreto de este sorprendente fenómeno. Algunos expertos han hablado de "revolución silenciosa". Joaquín Navarro-Valls, que fue portavoz de la Santa Sede de 1984 a 2006, describió los actos del hipódromo de Longchamp en laJMJ de París 1997 como "un mayo del 68 al revés". Esos jóvenes de París eran hijos de los jóvenes de mayo del 68, una generación que pretendió liberarse de la tradición, de todo poder establecido y de cualquier límite a la autonomía individual. Pero fueron más hábiles para derribar que para construir.

  Hoy, un importante porcentaje de los participantes de las JMJ se siente como abandonado por sus padres, que no les han transmitido ningún valor objetivo, ninguna certeza, ningún modelo de vida. En esa situación mental y cultural sin puntos de referencia, el Papa se les presenta como la figura del hombre coherente, con respuestas a las preguntas claves que nadie ahora mismo se atreve siquiera a plantearse.
Algo parecido a París ocurrió en la última JMJ, en Sidney 2008. La alegría y la amabilidad de miles de jóvenes católicos «acabaron por fundir el cínico corazón de Sidney» escribió Miranda Devine en The Sunday Morning Herald (24/07/2008). En su artículo resaltaba ejemplos como el de los conductores de autobús, que a pesar de haber acabado su turno recogían a jóvenes que se habían quedado abandonados sin transporte, o a las familias que espontáneamente ofrecían las duchas de sus casas a los visitantes acampados en las escuelas del vecindario.

  «Católicos o no, la gran mayoría de la gente quiere encontrar amor y bondad en sus vidas, y el contraste entre las caras radiantes de los peregrinos y las crispadas máscaras de los detractores que lanzaban preservativos, como gesto en contra de la Iglesia, era muy llamativo», recalcó la periodista australiana.

  Hablar de la juventud en general tiene poco sentido. Muchos expertos han destacado que nos encontramos ante una nueva generación cuya actitud ante la religión es distinta a la de sus padres. Se acercan a las jornadas mundiales de la juventud no con ganas de polémica, sino con actitud de búsqueda. El interés de los cristianos de la generación anterior por cuestiones organizativas e institucionales, por la "estructura" de la Iglesia, ha sido sustituido por un interés vital y personal.

Yago de la Cierva, Director Ejecutivo de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011
ALMUDÍ
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Libros de "vaticanistas", antídoto contra el desencanto


Buena información desde Roma de Diego Contreras

   Es el segundo libro-reportaje que se publica en Italia desde que terminó el verano sobre el significado del Pontificado de Benedicto XVI y sobre las polémicas mediáticas (y no solo) que ha suscitado en estos cinco años.
Almudi.org - Carátula libro La Verità del Papa
   Como el anterior, "Attacco a Ratzinger", de Andrea Tornielli y Paolo Rodari, del que ya hablamos aquí hace unos días, está escrito por un periodista especializado en la cobertura informativa del Papa y la Santa Sede. En este caso, se trata de Aldo Maria Valli, "vaticanista" del principal telediario de la Radiotelevisión italiana (RAI).
   Ayer tuve la oportunidad de hablar con él sobre el libro (titulado: "La verità del Papa. Perché lo attaccano. Perché va ascoltato") y sobre los motivos que le llevaron a escribirlo. No pretendo hacer aquí una reseña. Quisiera simplemente comentar un aspecto que me llama la atención: la necesidad que han sentido estos periodistas (tanto Valli como Tornielli y Rodari) de poder explicar con mayor amplitud en un libro algunas claves del Pontificado de Benedicto XVI, superando así los límites impuestos por el trabajo cotidiano.
   Límites no sólo de espacio y de tiempo (propios de la actividad periodística), sino sobre todo de planteamiento. En efecto, es una constatación que la carrera hacia la banalización de contenidos (especialmente en televisión) hace cada vez más difícil abordar (periodísticamente) temas de una cierta densidad.
   Quien sigue diariamente la actividad del Papa se da cuenta de que los temas que trata Benedicto XVI son interesantes e importantes para el hombre actual, lo que no quiere decir que sean "divertidos" o "entretenidos", que parecen ser los únicos valores noticiosos permitidos en la actualidad por algunos medios (que se manifiesta también en la búsqueda a toda costa del conflicto).
   Los noticiarios evitan los temas complicados para no perder audiencia, se dice, pero la audiencia la siguen perdiendo igualmente. Quizás la gente (el público) espera más de los medios tradicionales, pero no se lo damos. El hecho es que crece la sensación de frustración en algunos periodistas que siguen la actividad de Benedicto XVI. La buena noticia es que ese desencanto les lleva a tener blog o a escribir libros…

DIEGO CONTRERAS 
Decano de la facultad de Comunicación Social e Institucional (Pontificia Università della Santa Croce)
LaIglesiaEnLaPrensa.com
Almudí

domingo, 24 de octubre de 2010

Un Nobel a la tenacidad

Almudi.org - El Doctor Gonzalo Herranz
   El Premio Nobel de Fisiología del año 2010 ha sido concedido a Robert G. Edwards "por el desarrollo de la fecundación in Vitro". El comunicado del Comité del Instituto Karolinska de Estocolmo, señala la significación de los trabajos de Edwards para tratar la infertilidad humana y exalta el valor de la investigación básica como premisa para solucionar problemas prácticos de la medicina clínica. Describe la difusión mundial de las técnicas de reproducción asistida y el proceso de refinamiento que, tras el nacimiento de Louise Brown en 1978, han experimentado.

La noticia —basta asomarse a Internet— ha provocado una oleada de felicitaciones. La mayoría de las notas de prensa expresan satisfacción, por no decir que júbilo. Asignan a Edwards no sólo méritos científicos, sino una increíble carga de honores, en especial, por haber traído felicidad a muchas parejas que sufrían el tormento de no tener hijos. En estos años, la fecundación in vitro se ha convertido en la panacea de la infertilidad: se habla de cuatro millones de criaturas generadas en el laboratorio. Además, de ella han derivados técnicas eficaces o prometedoras, como el diagnóstico genético preimplantatorio, la obtención de células troncales, los estudios sobre la regulación génica del embrión inicial. 

   Pero, entre tantos elogios, apenas se hace alusión a ciertos aspectos éticos cuestionables de la historia y la naturaleza del trabajo ahora premiado. Edwards ha escrito dos libros autobiográficos sobre su proeza. Pero no ha revelado en ellos la historia ética, sí, y sólo en parte, la historia científica, de las investigaciones que precedieron a su éxito. Conviene aclarar que lo saliente en Edwards ha sido su increíble tenacidad para perseverar en su empeño, a pesar de un año tras otro de fracasos. No se le puede, sin embargo, atribuir originalidad: las técnicas de fecundación in vitro son obra de biólogos y veterinarios que llevaban años tratando de mejorar la reproducción del ganado. El las fue adaptando a la especie humana. La prioridad de la fecundación in vitro humana ha de asignarse a los experimentos precedentes de John Rock y Landrum Shettles

   Aunque Edwards mostró interés por el desarrollo de mecanismos éticos y legales que pudieran controlar las nuevas técnicas reproductivas. Pero no ha sido un ético crítico ni profundo: basado en su prestigio, quería que los demás adoptaran la ética que él había diseñado. Con él mantuve, hace ahora 25 años, un debate en Bruselas sobre las inconsistencias de un documento que había aportado a la Asamblea de la Asociación Médica Mundial. No respondía a las críticas. Obviamente, se lo podía permitir, pues se sabía respaldado por sus éxitos.

   Creo que la concesión del Nobel a Edwards nos brinda la oportunidad de leer, o de releer, la Declaración vaticana Donum vitae, sobre el respeto a la vida humana naciente y la dignidad de la procreación. A mi modo de ver, nadie ha refutado, con argumentos racionales y datos contrastados, las razones éticas que ese documento contiene, que, por cierto, lleva la firma del entonces Cardenal Ratzinger.
Oigamos las dos campanas.

GONZALO HERRANZ
Departamento de Humanidades Biomédicas. Universidad de Navarra
Unav.es

Dagnino alerta del “laicismo excluyente" que persigue extirpar las raíces cristianas

   En la inauguración del II Congreso de Juristas Católicos, que se celebraba hasta ayer en la Universaidad San Pablo CEU y que organizan la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación San Pablo CEU, su presidente, Alfredo Dagnino, aseguró que en la sociedad actual existe un "laicismo excluyente" detrás del cual hay un proyecto de ingeniería social que pretende "extirpar de la sociedad las raíces cristianas arraigadas en 2000 años"

    Partiendo de que la sociedad actual ha sufrido una "profunda" transformación en la manera de pensar y sentir en la que "no cuentan ni Dios ni la moral", Dagnino sostuvo que, aunque el relativismo moral sea hoy día "el centro" de una sociedad "carcomida por él", tanto la dignidad de la persona como las instituciones del matrimonio y la familia son "complemento esencial" para el sistema de gobierno y no deben pasar a un segundo plano o desaparecer.

    Así, destacó que en la sociedad actual no hay "derecho" sino "derechos" que "se crean, amplían y tergiversan en función de la conveniencia y del consenso social" al tiempo que criticó que, a veces, "sólo cuente lo que unos deciden por todos". Sobre ello, dijo que así “utilizan el Estado para imponer un modelo ideológico al resto", como ocurre con leyes aprobadas por mayorías parlamentarias que no son morales pero quienes han votado a favor pretenden convencer de que sí lo son por el mero hecho de haber sido aprobadas.

    En esta línea, declaró que la democracia desprovista de un referente ético o moral conducirá a su "desvirtuación" así como a "formas de fundamentalismo democrático" con "atisbos de totalitarismo" y dijo que un jurista católico no puede "permanecer ajeno" a la "crisis del Estado" sino que debe basarse en "fundamentos éticos y morales" que trasciendan el "desnudo" formalismo jurídico.


ANÁLISIS DIGITAL
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sábado, 23 de octubre de 2010

Ratzinger y el padre Brown


Benedicto XVI en el papamóvil con el tartan
escocés, el día de su llegada a Edimburgo

     En sus Ensayos católicos, Graham Greene sostiene que habría que nombrar al cardenal Newman Patrono de los escritores católicos o, mejor dicho, Patrono de los escritores que también son católicos. Su clamorosa conversión, a mediados del siglo XIX, produjo un efecto en cadena de otras conversiones en el campo literario: Hopkins, Chesterton, Waugh, Tolkien, Lewis, Marshall y el propio Greene son sólo algunos de los nombres, entre todos los que se podrían citar de la avalancha Newman

     Benedicto XVI conoce bien no sólo a Newman, sino también algunos contenidos de aquella avalancha que trajo su conversión. Es posible que no haya leído las novelas de Greene, tan querido por el Papa Montini, pero seguro que hay dos autores de ese grupo a los que conoce muy bien: Gilbert Keith Chesterton y Clive Staple Lewis. Este último es un caso aparte, porque es el único que se convirtió del ateísmo al cristianismo, pero permaneció, al menos formalmente, fuera del catolicismo; sin embargo, es un autor al que Ratzinger quiere y ha citado muy a menudo (en concreto Las cartas de Berlicche y La abolición del hombre), destacando su capacidad de tratar argumentos elevados, serios y profundos con agudeza, ligereza y humor típicamente ingleses. 

     Por ejemplo, el 18 de noviembre de 1998, al presentar la encíclica Fides et ratio, en San Juan de Letrán, el entonces cardenal Ratzinger exhortaba con estas palabras: «Permitidme comenzar con una cita extraída de las Cartas de Berlicche, del famoso escritor y filósofo inglés C.S. Lewis. Se trata de un pequeño libro publicado por primera vez en 1942, que saca a la luz los problemas y peligros del hombre moderno de una manera graciosa e irónica». Otra vez la enésima confirmación de la falsedad de los lugares comunes y de los estereotipos sobre el Papa: al actual Pontífice romano le encanta el cristianismo tal y como es sentido al otro lado del Canal de la Mancha.

      ¿Principales características de este modo de vivirlo?: la unión humorismo-humildad y la alegría. Ratzinger sabe que ser cristiano, en el fondo, quiere decir dejarse sorprender por la alegría, como ilustra eficazmente la autobiografía de Lewis, que lleva por título, precisamente, Cautivado por la alegría. Pero la alegría necesita del humor, como el humor necesita de la alegría. Así se ha expresado el Papa en una catequesis reciente: «La alegría profunda del corazón es una condición indispensable para el sentido del humor; el humorismo es, en cierto modo, la medida de la fe».


Andrea Monda. Avvenire
Traducción: María Pazos Carretero
 ALFAYOMEGA

viernes, 22 de octubre de 2010

Quién es Mario Vargas Llosa


   
          A finales de los años sesenta, Mario Vargas Llosa enseñaba Literatura en el Kings College, de la Universidad de Londres. Entonces irrumpió en su vida la súper agente literaria Carmen Balcells. «Ella, súbitamente, desembarcó en mi casa y me ordenó: Renuncia a tus clases de inmediato. Tienes que dedicarte sólo a escribir. Le repuse que tenía mujer y dos hijos y que no podía hacerles esa bellaquería de dejarlos morirse de hambre. Me preguntó cuánto ganaba enseñando. Era el equivalente de quinientos dólares. Yo te los doy a partir de este fin de mes. Sal de Londres e instálate en Barcelona, que es más barato. Le obedecí y nunca me he arrepentido de ello». 
          Eso ha escrito el reciente Premio Nobel de Literatura, a quien admiro como periodista y ensayista. Con sus novelas ya es otra cuestión. Él mismo me desanima a leerlas cuando explica que «una novela ha sido más seductora para mí en la medida en que en ella aparecían, combinadas con pericia en una historia compacta, la rebeldía, la violencia, el melodrama y el sexo». Como es lógico, esos ingredientes aparecen en todas sus historias, así como las cosas que reconoce compartir con Emma Bovary: «Nuestro incurable materialismo, nuestra predilección por los placeres del cuerpo sobre los del alma, nuestro respeto por los sentidos y el instinto, nuestra preferencia por esta vida terrenal a cualquier otra». 
          Se ha escrito que Vargas Llosa es nada menos que «la moderación, la ecuanimidad, el equilibrio, la comprensión, la liberalidad, el buen sentido». Pero no aclara cómo puede ostentar semejantes virtudes quien colabora asidua y estrechamente con PRISA, reconocida multinacional de la manipulación informativa. Por otra parte, ser anticastrista y liberal no quita ni pone un gramo a su dominio del castellano escrito. Es como decir que le vuelven loco el vino tinto y el revuelto de champiñones.
José Ramón Ayllón
ALFA Y OMEGA

Una respuesta a la apostasía silenciosa de Europa

Portada de Alfa y Omega

El Papa presenta el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización
   ¿Se acuerda usted de las catequesis de su parroquia, o de las clases de Religión en el colegio? Posiblemente, las imágenes que le vengan a la cabeza le parezcan como uno más de los típicos recuerdos en la infancia de cualquiera. Y, sin embargo, hay un peligro real de que para las nuevas generaciones esas escenas no tengan ya nada de normal. Occidente -en especial Europa- necesita urgentemente una nueva evangelización

   Benedicto XVI ha decidido responder a la madre de todas las preguntas pastorales actuales, y ha creado un dicasterio de la Santa Sede -organismo al servicio del Papa en el gobierno de la Iglesia universal- para que ayude a las diócesis y comunidades cristianas del mundo a anunciar el Evangelio en el nuevo contexto social y cultural. Se trata del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización... Leer mas
ALFAYOMEGA

CARÁCTER Y AUTOESTIMA

Reflexionemos sobre valores con el Dr. Aguiló 

Autoestima y educación

       Como ha escrito Miguel Angel Martí, a veces parece como si sólo existieran dos tipos de personas. Unas que se sobrevaloran, cayendo así en actitudes más o menos engreídas o prepotentes. Y otras —que son quizá las menos—, que se infravaloran, que únicamente son capaces de ver en su personalidad los aspectos negativos y las deficiencias. Y su relación con ellos mismos es intrapunitiva, se sienten culpables de todos sus fracasos, aunque éstos se deban a factores externos, y esto les lleva a una cruel inseguridad, y a valorar siempre más la opinión de los otros que la suya propia. Son personas que, en casos extremos, pueden terminar necesitando ayuda médica para entablar con los demás unas relaciones de igualdad y sentir un mínimo de afecto por ellas mismas.

       La falta de autoestima, además, suele conducir a un círculo vicioso de actitudes mentales negativas. Puede comenzar pensando, por ejemplo, que no será capaz de alcanzar una meta que se ha propuesto, porque tiene la impresión de que rara vez logra lo que se propone. Se encamina hacia ella con talante gris y mortecino, tarde y sin entusiasmo, con más miedo al fracaso que afán de lograr el éxito. Si luego las cosas no salen —y no suelen salir cuando se acometen así—, la experiencia, una vez más, vuelve a reforzar el juicio negativo anterior: de nuevo se ha demostrado que no valgo, que he fallado y que seguiré igual en el futuro.

       Un correcto sentido de autoestima debe estar presente en todo proceso educativo, tanto familiar como escolar, y resulta fundamental para la propia maduración psicológica y para formar el carácter. Cuando la persona aprende a respetarse a sí misma, y a no compararse dañosa e inútilmente con los demás, tiene entonces mayor facilidad para tomar conciencia de su propia singularidad y dignidad. Es decisivo comprender que cada ser humano posee unas virtualidades propias que sólo él mismo —con la ayuda que sea necesaria— puede llegar a hacer rendir, proponiéndose proyectos y metas a las que se siente llamado y que llenarán de contenido su existencia.

       El fomento de la autoestima no debe llevar, bajo ningún concepto, a promover un modelo de personalidad narcisista. La autoestima es un sensato y equilibrado afecto por uno mismo, que no tiene por qué conducir al egoísmo ni a la vanidad. La autoestima es respeto a la propia persona, convicción de que cada uno es portador de una alta dignidad como hombre, comprensión profunda de que cada ser humano es irrepetible, llamado a realizar en el mundo una tarea que dará sentido a su vida y que nadie puede hacer por él.

ALFONSO AGUILÓ *
INTERROGANTES.NET
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* Ingeniero de Caminos y PADE del IESE. Vicepresidente del Instituto Europeo de Estudios para la Educación (IEEE). Ha tenido relación durante más de veinte años con la formación de gente joven en diversos trabajos de carácter educativo y docente. Actualmente es director de Tajamar (Madrid, España). Es autor de numerosas publicaciones, entre las que se cuentan siete libros en la colección "Hacer Familia" (Editorial Palabra).

jueves, 21 de octubre de 2010

Justicia distributiva y crisis económica


ZENIT.org (Entrevista de Annamarie Adkins)
       En el actual momento de desconcierto y crisis económica, que no muestra signos de disminuir, se buscan alternativas a los conocimientos económicos tradicionales. Una de las nuevas teorías ha dado en llamarse distributismo, basada en la tradicional doctrina social de la Iglesia sobre justicia distributiva.
        La reciente encíclica de Benedicto XVI Caritas in Veritate supuso la aparición de economías alternativas, y al menos una de tales filosofías económicas emanada de las encíclicas Almudi.org - John Medaillesociales papales resurge, el distributismo. Una filosofía que suscita escepticismo, al ser considerada simplemente bucólica o todavía peor una sensibilidad estética sin auténticas soluciones prácticas.
        John Medaille, un destacado neo-distributista, ha salido al paso de las críticas con un libro en el que expone su teoría ("Toward a Truly Free Market: A Distributist Perspective on the Role of Government, Taxes, Health Care, Deficits, and More).
        Medaille, coeditor de la revista en internet "The Distributist Review" e instructor adjunto en la Universidad de Dallas, Estados Unidos, ha explicado a ZENIT su teoría.
           Su libro comienza examinando las bases de lo que se considera generalmente "económico". ¿Estos supuestos básicos son la causa de la actual crisis económica global?
        Los dos supuestos básicos en economía hoy —ambos equivocados— son que la economía es más una ciencia física que humana, y que no tiene nada que ver con la ética.
        Desde finales del siglo XIX, la economía se mantuvo lejos de la justicia, especialmente la justicia distributiva, pero al hacerlo perdió la capacidad de describir con exactitud la actual economía. Por lo tanto, nadie debería sorprenderse de que el 90% de los economistas no percibieran los signos de alarma de la actual crisis financiera. Y lo mismo sucedió con las anteriores crisis. No se puede predecir la marcha de un sistema si no se puede describir este con exactitud.
ZENIT / ALMUDÍ
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Veracidad en la vida pública


          Por más que algunos se empeñen en lo contrario, el sentido común enseña que la verdad es la coincidencia de lo expresado con la realidad. Más o menos así lo afirmaba Aristóteles diciendo que la única verdad es la realidad. Es cierto que esa realidad puede ser tangible, captaAlmudi.org - Pablo Cabellos Llorenteble por los sentidos, o no. Por ejemplo, son reales nuestros sentimientos, las pasiones, los sufrimientos, etcétera. Todos nuestros pensamientos tienen una realidad aunque no se vean, los conceptos acuñados expresan la entidad de algo. Si se varía su significado, es necesario advertirlo para saber de qué hablamos pues, de no ser así, es imposible entenderse.
        Nuestros hombres públicos gozan en ocasiones de escasa credibilidad porque, en sobradas ocasiones, lo que dicen no responde a la realidad o entran en el galimatías de lo ininteligible tal vez deliberadamente porque vacían el contenido de determinados vocablos, hacen regates al léxico común, se van por las ramas o, en aras de lo correcto políticamente, incurren en incongruencias o desatinos. O sencillamente mienten, sin caer en la cuenta de que nosotros no fabricamos la verdad, ni la poseemos, sino que, más bien, la verdad nos posee a nosotros. Ser poseídos por la irrealidad es engañarse y conducir a otros al engaño.
        El respeto a la persona humana implica el respeto a los derechos derivados de su dignidad, entre otros, el de conocer la verdad en temas que le atañen como son generalmente todos los manejados por las autoridades públicas. Esos derechos son anteriores a la misma sociedad y fundan la legitimidad moral de la autoridad que, si los menosprecia o no los vive rectamente, minan su misma legitimidad. Es más, la mentira del político, por encima de la del ciudadano de a pie, destruye la confianza recíproca y hace muy difícil la vida social.
        La verdad o veracidad dice el Catecismo de la Iglesia Católica es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía. Parece algo admisible por todos. La RAE llama veraz al que dice, usa o profesa siempre la verdad. Esa virtud es parte de la justicia que da al ciudadano algo debido. Si cualquier hombre debe honestamente la manifestación de la verdad a otro, en la medida en que tiene derecho, es obvio que esa honradez corresponde particularmente a quien rige la cosa pública. 
ALMUDÍ
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miércoles, 20 de octubre de 2010

CARTA A LOS SEMINARISTAS

      “Dios está vivo, y necesita hombres que vivan para Él y que lo lleven a los demás. Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre”. Con esta convicción Benedicto XVI ha escrito una carta animante a los seminaristas al concluir el Año Sacerdotal, publicada el 18 de octubre.

      Benedicto XVI entrelaza en esta Carta sus propios recuerdos con las orientaciones que, como Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desea hacer llegar a los candidatos al sacerdocio.

      “En diciembre de 1944 – confiesa el Papa -, cuando me llamaron al servicio militar, el comandante de la compañía nos preguntó a cada uno qué queríamos ser en el futuro. Respondí que quería ser sacerdote católico. El subteniente replicó: Entonces tiene usted que buscarse otra cosa. En la nueva Alemania ya no hay necesidad de curas. Yo sabía que esta ‘nueva Alemania’ estaba llegando a su fin y, que después de las devastaciones tan enormes que aquella locura había traído al País, habría más que nunca necesidad de sacerdotes”.

       La convicción acerca de la necesidad de los sacerdotes va más allá de una época determinada. Los sacerdotes serán necesario siempre: “Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre”.

       De esa necesidad deriva la importancia del Seminario, “una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal”. El Papa, desde la sabiduría de la experiencia y desde su responsabilidad suprema de Pastor, incide en algunos elementos importantes para los años de formación sacerdotal.

  Benedicto XVI cita siete elementos fundamentales: LEER AQUÍ 

martes, 19 de octubre de 2010

ATREVERSE A EDUCAR A FONDO

   Este artículo del Dr. Orozco es contrapunto del anterior y ofrece buenas orientaciones en la labor educativa de los padres

   Educar a fondo a los hijos, para la verdadera felicidad; programar, en cierta manera, un plan de formación y seguirlo con flexibilidad y constancia, para transmitir los valores auténticos, no es una tarea hercúlea que exija "mucho tiempo". Más bien consiste en una constante del vivir.


¿HASTA QUE PUNTO INFLUYE LA DEDICACION DE LOS PADRES EN LA FORMACION DE SUS HIJOS?
   Wolfrang Amadeus Mozart a los siete años escribía sonatas y a los doce, óperas. Parece increíble, pero alguien lo hizo posible: su padre Leopoldo Mozart, un gran músico que sacrificó sus muchas posibilidades de éxito para dedicarse por entero a la educación del pequeño genio.

   Robert Browning, cuando contaba apenas cinco años, cierto día vio a su padre leyendo un libro. "¿Qué lees, papá?". El padre levanta su mirada llena de luz y contesta: "El sitio de Troya". "¿Qué es Troya?", pregunta el niño. La respuesta no fue: "Troya es una ciudad de la Antigua Grecia. Ahora vete a jugar", sino que allí mismo, en el cuarto de estar, el padre de Robert hizo con asientos y mesas una especie de ciudad. Una silla de brazos hizo de trono y en él puso al pequeño Robert. "Aquí tienes a Troya, y tú eres el rey Príamo. Ahí está Helena de Troya, bella y zalamera (señaló a la gata bajo el escabel). Allá afuera, en el patio, ¿ves unos perros grandes que tratan siempre de entrar en la casa? Son los aguerridos reyes Agamenón y Menelao que están poniendo sitio a Troya para apoderarse de Helena..."

   A los siete años, Robert leía ya la Ilíada, penetrando gracias al ingenio de su padre, con toda naturalidad, en el mundo de la gran poesía. Años más tarde sería el más importante poeta inglés de la época victoriana.

   Quizá nosotros no tengamos el talento musical de Leopoldo Mozart ni el ingenio de Mr. Browning. No es indispensable, porque lo importante es que hagamos de nuestros hijos hombres y mujeres felices. Y para esto basta enseñar a ser hombres y mujeres cabales. Y esto nos es asequible, luchando por serlo nosotros.
Es significativo que el escritor existencialista Jean Paul Sartre -que a tantos ha llevado con sus escritos a la náusea del mundo y de sí mismos-, confesara que él no llegó al ateísmo por un conflicto de dogmas, sino por la indiferencia religiosa de su familia.

Afortunadamente, cabe recordar, también tantos casos como el bien conocido de la madre de San Agustín. Con su ejemplo, larga oración y penitencia hizo de un hijo a la deriva uno de los más grandes santos doctores de la Iglesia.

LA EDUCACIÓN Y EL PLUMERO
   Desde luego la educación de los hijos requiere tiempo. Pero no mucho, sino todo (es una ventaja). Porque en todo momento, queramos o no, estamos enseñando cosas muy importantes a nuestros hijos, con nuestras actitudes y nuestro comportamiento ante las cosas más pequeñas de la vida cotidiana: tanto si los castigamos como si los mimamos o los divertimos; tanto si los miráramos con indiferencia como si lo hacemos con preocupación, siempre estamos enseñándo, formando o... deformando. Cabe decir: en todo momento se nos ve el plumero, es decir, la escala de valores que llevamos dentro, en la cabeza y en el corazón.
Los hijos lo perciben todo: la mirada esquiva, la sonrisa irónica al otro lado de la habitación; no digamos ya un juicio inequívoco: "la vecina del quinto es insoportable", "qué desgracia, no nos ha tocado la lotería", etcétera.

   Si el padre al llegar a casa nunca dice a su hijo más que "hola", para sumergirse acto continuo en "lo suyo", está enseñando al niño de un modo tan efectivo como si se preocupara intensamente de él y le consagrara varias horas al día. Lo malo es que en ese caso, la enseñanza es negativa y deformante. Se le ve al padre la pobre idea que padece de paternidad, de filiación, de familia y de todo lo humano y lo divino. No hay que olvidar que es toda la persona del padre que educa a toda la persona del hijo.

Por Antonio Orozco-Delclós
ARVO.NET
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El fracaso educativo

     A esta tremenda denuncia de De Prada sobre la situación actual de muchas familias debemos responder con la verdad cristiana sobre la vida y la familia que más que nunca urge transmitir
    GUSTA mucho nuestra época de lamentar sus postraciones, y de buscarles remedios, sin admitir ni corregir las causas que las originaron, en lo que se parece al sifilítico que pretende curarse sin dejar de frecuentar el burdel. Cuando se habla del fracaso de nuestro sistema educativo, por ejemplo, se suele soslayar un hecho gigantesco, que torna vacuos y miopes todos los propósitos de enmienda; o todavía peor, cínicos, pues todo intento de combatir una enfermedad sin atreverse a diagnosticarla en su origen es como pretender atajar una inundación con un gran despliegue de activismo sin cerrar primero el grifo que la ha causado. 

     Ese hecho gigantesco es la disolución de la institución familiar, de la cual la escuela es su apéndice natural; y, faltando la familia, es natural que la escuela se convierta en un árbol sin raíces, al que no le resta otro destino sino amustiarse y fenecer; o bien convertirse, como ocurre en esta fase de la historia, en un artefacto al servicio del Estado Leviatán.

     «Los primeros educadores son los padres», suele repetirse, a modo de mantra buenista. Pero, ¿de qué padres estamos hablando? ¿De los progenitores A y B que preconizan las «nuevas modalidades de familia»? ¿De los padres que andan cada uno por su lado, felizmente divorciaditos?¿De los padres que, aunque no estén felizmente divorciaditos, andan todo el día como felicísima puta por rastrojo, afanados en sus respectivos desempeños laborales, y vuelven a casa a las diez de la noche, hechos unos felicísimos zorros? 

    Para que los padres sean esos «primeros educadores» que quiere el mantra buenista hace falta, en primer lugar, una comunidad de vida en el seno familiar; y hace falta también que esa comunidad acepte sus responsabilidades. Pero si la comunidad de vida es supeditada a otros «bienes» (llámense «libertad individual», «realización personal» o como se quiera) y si sus responsabilidades se subordinan a la consecución de tales o cuales logros vitales y profesionales, la familia ha dejado de existir, para convertirse en mera agregación humana (progresivamente desagregada, por lo demás), sin traditio ni auctoritas: esto es, sin capacidad para transmitir una visión del mundo ni para «hacer crecer» (que esto significa auctoritas) a quienes vienen detrás. 

    En familias donde no hay comunidad de vida (bien porque los padres están divorciaditos, bien porque andan azacaneados en sus importantísimos quehaceres) no puede haber educación responsable; y, a cambio, hay «des-educación» incorregible: pues allá donde hay un vacío de traditio y auctoritas, o donde entran en liza tradiciones y autoridades contrapuestas, o desentendidas entre sí, o debilitadas por la falta de comunión entre los padres, sólo es posible criar hijos huérfanos de afectos (o empachados de afectos cojos, que es la levadura que los convierte en caprichosos chantajistas emocionales), huérfanos también de un criterio para enjuiciar la realidad y, por lo tanto, condenados a la dispersión, a la desorientación y
al caos.

     Una vez disuelta la familia, el Estado Leviatán puede usurpar tranquilamente el derecho de los padres a educar a sus hijos, convirtiendo la escuela en una máquina feroz de adoctrinamiento que, ante los ojos de los padres dimisionarios aparece, sin embargo, como la única instancia capaz de salvarlos del caos. A tal engaño los conduce su mala conciencia; y luego, cuando el engaño se desvela, claman contra el sistema educativo. Que es como si el sifilítico clamara contra el treponema, camino del burdel. 

JUAN MANUEL DE PRADA
ABC