domingo, 31 de julio de 2011

La JMJ, un nuevo Damasco

La JMJ, un nuevo Damasco
Faltan pocos días para que Madrid acoja a centenares de miles de jóvenes. El Prelado del Opus Dei recuerda lo que esa ciudad supuso para San Josemaría: un lugar de conversión y encuentro con la voluntad de Dios.

        Saulo de Tarso, lleno de celo por la ley de Moisés, llevaba cartas expedidas por la autoridad más alta del judaísmo, destinadas a las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar detenidos a Jerusalén a cuantos encontrara, hombres y mujeres, seguidores del Camino. El Señor, sin embargo, no se lo permitió. Cuando ya estaba cerca de la ciudad, una luz intensísima lo derribó al suelo y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El joven respondió: ¿Quién eres tú, Señor? Y la voz le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

      Todo ocurrió en un instante, en el camino de Damasco. Desde entonces, este nombre —Damasco— es sinónimo de conversión, de apertura a la gracia de Dios. Desde aquel momento, Saulo el perseguidor, con la ayuda de un cristiano piadoso de Damasco, Ananías, se convirtió en el apóstol Pablo. Dijo que sí al Señor, libremente, y fue hasta la muerte —con una lucha generosa, alegre— un fiel discípulo y evangelizador de Jesucristo.

      De alguna manera, se podría decir que cada JMJ es, para muchas y muchos jóvenes, la ocasión de revivir el episodio de Damasco. El Señor Jesús, por boca de su Vicario en la tierra, Benedicto XVI, dirigirá su palabra a quienes le escuchen y provocará —en quienes le oigan bien dispuestos— una nueva conversión, un cambio quizá profundo en su existencia.

      De esa palabra acogida con fe, pueden nacer millares de decisiones de búsqueda de Jesucristo, sin cambiar de estado —en la vida matrimonial, en el celibato apostólico—, abrazando el sacerdocio o la vida religiosa. 

      El Señor llama a muchos, a todos, a la plenitud de la vida cristiana, por muy diversos caminos. Pero se precisa —como en el caso de san Pablo— un corazón abierto a Dios y a los hermanos, que se adquiere y se profundiza con la ayuda de la catequesis y también con la colaboración de otras personas que, como Ananías, pueden facilitar que la palabra del Vicario de Cristo arraigue en el alma.
      Cada santo, canonizado o no, ha tenido su Damasco, su momento de conversión radical a Dios. Quizá no fue tan vistoso como el de san Pablo, pero fue igualmente eficaz. Quizá se trató sencillamente de pasar de la indiferencia al don de sí mismo. De una vida que consistía en recibir, a otra que es también dar, que va acompañada de una felicidad profunda, tan diferente de la que ofrecen las satisfacciones materiales. 

      He tenido la suerte de vivir muchos años al lado de un santo que, lleno de convicción, aseguraba: «Madrid ha sido mi Damasco, porque aquí se han caído las escamas de los ojos de mi alma y aquí he recibido mi misión». Me refiero a san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.

      Aunque nacido y criado en tierra aragonesa, fue en Madrid donde el Señor le mostró la tarea que le había asignado desde la eternidad: enseñar a todos los cristianos que la existencia ordinaria —entretejida de horas de trabajo bien hecho, de dedicación a la familia y a los amigos, de interés por el bien común de la sociedad— podía y debía ser un verdadero camino de santificación.

      Durante muchos años, presintiendo que el Señor quería algo de su vida, pero sin saber qué, el joven Josemaría se dirigió a Dios con unas palabras tomadas del Evangelio: Domine, ut videam; las mismas que un ciego dirigió a Jesús que pasaba por el camino de Jericó: Señor, ¡que vea! Esa luz se hizo realidad en su alma el 2 de octubre de 1928, precisamente en esta ciudad de Madrid. 

      Aquí desarrolló un servicio generoso entre todo tipo de personas, entre los enfermos de los hospitales y entre las gentes más necesitadas de las barriadas extremas. Bien pronto se rodeó también de un grupo de jóvenes a los que contagió su entusiasmo sobrenatural y humano, enseñándoles a santificar el estudio, el trabajo y todas las realidades de la vida cotidiana.

      Muchas personas han tenido su Damasco en Madrid, tierra de santos, de mártires y de cristianos normales que procuran imitar a Jesucristo en la vida ordinaria. Por unos días, esta ciudad se convertirá en la capital mundial de la juventud.

      Sobre todo, va a ser la ciudad de Pedro. Benedicto XVI nos guía y nos lleva hacia el Modelo de todos los santos, hacia Cristo. Le damos la más calurosa bienvenida, rezamos por los frutos de su Viaje pastoral y pedimos, sobre todo, que muchas chicas y muchos muchachos se sientan personalmente interpelados por sus palabras y experimenten en esas jornadas su Damasco: un encuentro personal más intenso con Jesucristo, que cambie y mejore su existencia.

      Decía el Papa, al comenzar su pontificado: «Quien deja entrar a Cristo en la propia vida no pierde nada, nada —absolutamente nada— de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren de par en par las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y le que nos libera»

      Hemos de estar plenamente convencidos: Cristo no quita nada de lo que hay de hermoso y grande en nosotros, sino que lleva todo a la perfección para la gloria de Dios, la felicidad de los hombres y la salvación del mundo. 

      Recurro a la intercesión de san Josemaría, tan estrechamente ligado a esta ciudad, y al Beato Juan Pablo II, inspirador de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Que ellos nos alcancen del Señor, por intercesión de la Virgen de la Almudena, una lluvia de gracias en estos días. 

      Que la JMJ de Madrid sea la Damasco de muchos jóvenes dispuestos a dejarse la vida por Cristo y por los demás, siendo testimonios creíbles y vibrantes de ese Evangelio —siempre antiguo y siempre nuevo— que el mundo actual, nuestro mundo, necesita con urgencia. 

Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus DeiAlfa y Omega / Almudí

sábado, 30 de julio de 2011

Una fiesta con un millón de invitados

Una fiesta con un millón de invitados
"Queremos derrumbar el lugar común de que el ser cristianos significa ser tristes y no tener motivos para ser felices. Dios no quiere que los hombres sean infelices. La verdad es la contraria. La alegría es fundamental para la vida cristiana radical…"

 
      «El momento más conmovedor será el encuentro con el Papa y sus jóvenes colegas: los docentes universitarios», explica Yago de la Cierva, director ejecutivo de la JMJ 2011. 

      La Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (16-21 de agosto) se concentrará en la alegría, en las nuevas tecnologías y en el espíritu español de la fiesta. Mediante móviles, i-pads, portátiles, los participantes podrán ver el video de las citas con Benedicto XVI y diversos materiales multimedia. 

      Por ejemplo, en ‘En cien segundos’, sobre cómo rezar el rosario o prepararse para la confesión. Además, los chicos estarán informados en tiempo real: recibirán todas las actualizaciones del programa, sobre las zonas en las que se desarrollarán los eventos, sobre los puntos de descanso más cercanos y sobre los medios de transporte. «El objetivo es el de llevar a Jesús al espacio público, llegar al corazón de los que participen y de los que observen desde lejos»

¿Cuántos peregrinos están previstos?
No queremos entrar en la guerra de las cifras, porque con las nuevas tecnologías se pueden fotografiar y contar con absoluta precisión los participantes de un evento: las estimaciones se arriesgan a que los datos las desmientan. Pero, con seguridad, estamos muy satisfechos del número de inscripciones. Por el momento, hemos llegado a la cifra de 440 mil inscritos, a los que hay que sumar los 28 mil voluntarios. Durante los últimos diez días se han inscrito, en promedio, 4 mil chicos al día. 

¿Los números están en la línea de las ediciones precedentes de las Jornadas de la Juventud?
Nuestro modelo es la JMJ de Roma del 2000. Gracias a los cálculos precedentes sabemos que en los actos centrales de la Jornada Mundial de la Juventud participa el triple de los inscritos. Por eso nuestra precisión es que habrá un millón y medio de participantes. Todos nuestros cálculos, los de las mochilas, las camisetas, las comidas... los calibramos con base en la afluencia prevista. Si en las últimas dos semanas aumentan las inscripciones, estaremos a tiempo para aumentar nuestras dotaciones. 

¿Habrá más “fiesta” o más oración?
Nadie en el mundo reza 15 horas al día. Por suerte. La mayor trampa del cristianismo es la que lo presenta como una religión triste. Es importante mostrar el lado alegre de la fe a todos los que, sin conocer el cristianismo, tienen una idea lúgubre. Queremos derrumbar el lugar común de que el ser cristianos significa ser tristes y no tener motivos para ser felices. Dios no quiere que los hombres sean infelices. La verdad es la contraria. La alegría es fundamental para la vida cristiana radical. La gente se acercará a la fe si nosotros los cristianos mostramos una actitud positiva, si somos felices. Las caras alegres de los chicos que participarán en la JMJ serán lo primero que verán de nuestra fe los que no están cerca del cristianismo. La alegría será nuestra tarjeta de presentación. 

¿Será una JMJ más virtual o más real?
Estamos trabajando con mucho empeño en internet y en las redes sociales. A través de Facebook y otras redes sociales queremos llegar a todos los jóvenes, usando sus canales habituales de comunicación. Esto le ofrece a los chicos la posibilidad de prepararse en las cuestiones logísticas, pero, sobre todo, espirituales de la Jornada Mundial de la Juventud. Hay ya 13 grupos activos en 13 lenguas activados en las redes sociales, de los que se encargan los voluntarios que representan a los grupos oficiales de la JMJ. Las redes sociales son un modo para llegar a los más jóvenes mucho más eficaz que la televisión. El sitio internet oficial del comité español ofrece toda la información necesaria para participar en el evento. 

¿Cuánto aportan a la organización los jóvenes mediante la red?
Son los internautas los que aconsejan a los organizadores cómo subdividir las encuentros o cómo estructurar el programa. En Facebook, por ejemplo, hay 400 mil inscritos en la página de la JMJ. Muy pronto llegaremos a los 600 mil en total y para el encuentro con el Papa superaremos el millón. Estamos creando una comunidad para heredársela a la siguiente JMJ. La Jornada Mundial de la Juventud no es un evento aislado, sino una tradición. Para la gran mayoría de los participantes será la primera vez, pero habrá otros que ya han participado en las ediciones anteriores. 

¿Cuáles serán los momentos más significativos?
El Papa invitará a que los jóvenes cuenten a otros jóvenes lo que vieron y escucharon en Madrid. El Vía crucis encerrará los significados y las emociones que tiene la Semana Santa para nosotros los españoles, puesto que es nuestra fiesta religiosa por antonomasia. Los pasajes serán del siglo XVII y de nuestros días: los textos los escribieron monjas que se ocupan de los que sufren. En lugar de pedir que artistas o escritores hicieran estas cosas, les pedimos a las Pequeñas Hermanas de la Cruz que lo hicieran porque están directamente en contacto con el sufrimiento humano todos los días. Serán textos simples y profundos para ayudar a rezar. Pero habrá otra sorpresa.

¿Cuál?
Durante su visita a Santiago de Compostela del año pasado, le pedimos a Benedicto XVI si quería organizar un encuentro con los profesores universitarios y su respuesta fue un sí muy entusiasta. El Santo Padre dijo que él se considera un profesor, por lo que el encuentro con sus jóvenes colegas será el acto más personal de la Jornada de la Juventud de Madrid. La trascendencia forma parte integral de la misión de los muchos buenos católicos que se dedican a la enseñanza como medio para transmitir la fe. Cuando era cardenal, Joseph Ratzinger visitó El Escorial de Madrid y apreció muchísimo la cultura española.

Entonces, ¿los chicos no serán solo espectadores?
Ya desde ahora, gracias a internet, los chicos nos han dado muchas sugerencias, señalan lo que prefieren, votan por las canciones que se cantarán en los eventos junto al himno oficial. El programa incluye una noche blanca con museos e iglesias abiertas “non stop”, religiosidad totalmente española, devoción. Fe y belleza se mezclarán sobre todo con motivo del Vía Crucis. España es un país que siempre ha sido fiel a la Iglesia Católica. Es un país que ha transmitido la fe a muchos continentes; la mayor parte de los católicos del mundo habla español, justamente porque fue evangelizada por españoles. La JMJ 2011 vuelve a entrar en contacto con aquel espíritu misionero y se lo ofrece a los jóvenes de hoy... muchos de aquellos predicadores que emprendían viajes hacia tierras remotas tenían menos de 25 años. 

¿Por qué apostáis tanto por la red?
Los instrumentos fundamentales para la comunicación serán Internet y las redes sociales, no solo para informar, sino también para comunicar, crear comunidades. Los teléfonos móviles de nueva generación ayudarán para estar en contacto, para recibir la información, las traducciones de las palabras del Santo Padre, los mensajes de parte de la organización. Las redes sociales son un instrumento fundamental no solo para transmitir la fe, sino también para vivirla mejor, para conocerla mejor, para crear comunidades virtuales y también comunidades reales. No serán solo días de fiesta. La JMJ no es un punto de llegada, sino un punto de partida. El Papa se dirige a los chicos que estén interesados en los valores trascendentes, que se divierten, que se preguntan, que rezan. Música, diversión, momentos de encuentro y para conocerse entre jóvenes de todo el mundo, pero sobre todo vida piadosa, adoración eucarística, catecismo, cultura. Diversión y tiempo libre que se alterna con la doctrina eucarística y con el aprendizaje de la doctrina cristiana, con el conocimiento de la fe mediante la cultura española. Es importante que todo funcione bien; hay que comer y dormir bien, que no se tenga que caminar demasiado. Para los que no pueden venir, los medios nuevos ayudarán para que estén dentro del evento. 

¿Qué permanecerá de la JMJ de Madrid?
Estos jóvenes son el rostro más hermoso de la Iglesia; muchos de ellos ayudan en las parroquias y a los más necesitados. En la Jornada Mundial de la Juventud se podrán estrechar los lazos entre jóvenes de todo el mundo. Lazos que pueden durar toda la vida. El objetivo es llevar a Jesús al espacio público, llegar al corazón de los que participan o simplemente observan.

Yago de La Cierva
 VaticanInsider.LaStampa.it (Entrevista de Giacomo Galeazzi)

viernes, 29 de julio de 2011

Irlanda, Vaticano y el papel del cardenal Ratzinger

Irlanda, Vaticano y el papel del cardenal Ratzinger

   Quien quiera una documentación sobre el tema, puede consultar el artículo sobre el papel determinante de Ratzinger en la revisión del sistema penal canónico. Diego Contreras nos informa sobre este tema de actualidad

      Los ecos del informe sobre la situación en la diócesis de Cloyne, publicado el pasado 13 de julio (y del que tratamos aquí hace unos días), han apuntado directamente contra el Vaticano. El 20 de julio, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, dirigió ante el parlamento de su país varias acusaciones contra Roma que demuestran que la justa indignación ante el crimen de los abusos ha dejado paso a una cierta crispación de tono populista. No comparto esa reacción, pero la puedo entender.

      La atención hacia el Vaticano vino a raíz de la publicación de una carta escrita el 31 de enero de 1997 por el entonces nuncio en Dublín a los obispos irlandeses, que algunos han presentado como la prueba de que la Santa Sede ha colaborado en la cobertura de los abusos. Al leer la carta se descubre que lo que el nuncio transmite son algunas “reservas” canónicas y morales de la Congregación del Clero sobre la “denuncia obligatoria” contenidas en el reglamento del episcopado irlandés. De ello hablamos aquí cuando la carta se hizo pública, el pasado enero. No las comparto, pero puedo entender que se hagan esas interpretaciones.

      Lo que no comparto y me parece difícil de entender son acusaciones contra Benedicto XVI como las que lanza González Bedoya: «el actual pontífice, cuando era cardenal Ratzinger, aleccionó a los obispos sobre cómo comportarse ante los casos de pederastia entre su clero. (...) Los prelados le tomaron la palabra. La orden era llevar los casos con delicadeza, tratar a los delincuentes con caridad y ocultar los delitos a la autoridad civil». En realidad, de lo que se acusa al obispo de Cloyne es de no haber seguido, entre otras, las reglas inspiradas por Ratzinger. El Papa actual no cambió de opinión, como se afirma en ese artículo: quien quiera una documentación sobre el tema, puede consultar este artículo sobre el papel de Ratzinger en la revisión del sistema penal canónico.

Diego ContrerasLaIglesiaEnLaPrensa.com

jueves, 28 de julio de 2011

Esperando la Jornada Mundial de la Juventud

Esperando la Jornada Mundial de la Juventud
   En el ámbito de la sociedad, de las relaciones sociales, de la cultura ciudadana, ¿qué pueden significar estas reuniones de hombres y de mujeres jóvenes, en torno a un Papa, Benedicto XVI en este caso?


      Mucho se ha escrito, y mucho se seguirá escribiendo sobre el acontecimiento. Es difícil hacer predicciones, y quizá ni siquiera vale la pena hacerlas. Es una siembra de hoy con clara perspectiva de futuro, como toda gran tarea de evangelización.

      Son ya más de 17.000.000 de hombres y de mujeres jóvenes, los que ha participado en encuentros semejantes en los diferentes lugares del mundo en los que hasta ahora ha tenido lugar.

      Dentro de la Iglesia, y en el ámbito de la Fe los motivos para la Esperanza están bien fundamentados. De esos millones de hombres y de mujeres un número considerable ha descubierto la semilla de la vocación que el Señor había puesto en su corazón al ser concebidos: el matrimonio; el celibato vivido en medio del mundo, en medio de las profesiones, por amor a Cristo; el sacerdocio ministerial; el claustro; etc. etc. Y con la gracia de Dios, la han seguido.

      En el ámbito de la sociedad, de las relaciones sociales, de la cultura ciudadana, ¿qué pueden significar estas reuniones de hombres y de mujeres jóvenes, en torno a un Papa, Benedicto XVI en este caso?

      Todos saben que el Papa les va a hablar con claridad de muchos aspectos de su vida que quizá en otros entornos ni siquiera se lo recuerdan. Les va a decir, como ha hecho recientemente con los jóvenes de Croacia: «No cedáis a esa mentalidad secularizada que propone la convivencia ("vivir juntos", aclaro) como preparatoria, o incluso sustitutiva del matrimonio. Enseñad con vuestro testimonio de vida que es posible amar, como Cristo, sin reservas; que no hay que tener miedo a comprometerse con otra persona».

      Les va a recordar que su juventud es un tiempo «que el Señor os da para poder descubrir el significado de la existencia. Es el tiempo de los grandes horizontes, de los sentimientos vividos con intensidad». «No os dejéis desorientar por las promesas atractivas de éxito fácil, de estilos de vida que privilegian la apariencia en detrimento de la interioridad. No cedáis a la tentación de la poner la confianza absoluta en el tener, en las cosas materiales, renunciando a descubrir la verdad que va más allá, como una estrella en lo alto del Cielo, donde Cristo quiere llevaros. Dejaos guiar a las alturas de Dios».

      Les va animar en convertirse a Cristo, y para eso, les invita a conocerlo, que lo conozcan, que lean el Nuevo Testamento; les recordará su responsabilidad de comprender lo que creen, de formarse en los contenidos de la Fe. Así descubrirán que. «El Señor Jesús no es un maestro que embauca a sus discípulos: nos dice claramente que el camino con Él requiere esfuerzo y sacrificio personal, pero que vale la pena».

      Esta Jornada, como todas las anteriores, no es una conglomeración, una ruidosa asamblea; es una catequesis exigente, una preparación para mantener vivo ese esfuerzo de buscar a Cristo; y los jóvenes llegan libremente, con ansias de verdad de encontrarse con Cristo, porque saben que «Es Él quien os busca, aun antes de que vosotros le busquéis. Respetando vuestra libertad, se acerca a cada uno de vosotros y se presenta como las respuesta auténtica y decisiva a ese anhelo que anida en vuestro ser, al anhelo de una vida que vale la pena ser vivida».

      En el prólogo del Catecismo preparado para esta Jornada —titulado Youcat, por el inglés Catecismo de los Jóvenes: Youth catechism— escribe Benedicto XVI:

      «Por eso os invito: ¡estudiad el Catecismo! Es mi deseo más ardiente. Este Catecismo no os regala los oídos. No os lo pone fácil, pues os exige una vida nueva. Os presenta el mensaje del Evangelio como "la perla de gran valor" (Mt 13, 46), por la que hay que dejarlo todo. Por eso os pido: ¡estudiad el Catecismo con pasión y constancia! ¡Dedicadle tiempo! Estudiadlo en el silencio de vuestro cuarto, leedlo con un amigo, formad grupos de trabajo y redes, intercambiar opiniones en Internet. ¡De cualquier forma, mantened conversaciones acerca de la fe!».

      Muchos hombres y mujeres jóvenes recogerán el mensaje, y lo vivirán.

Ernesto Juliá Díaz
ReligionConfidencial.com / Almudí

miércoles, 27 de julio de 2011

Sin miedo a la verdad

Sin miedo a la verdad
      Sigo pensando que nuestra crisis actual no es solo, ni principalmente, pura cuestión económica –sin despreciar que existe muy fuertemente–; es un problema de la razón dañada, que se resiste a indagar la verdad de lo que sucede, a reconocerla y a decirla. Os invito a leer las reflexiones del Dr. Cabellos.

      En El gran teatro del mundo, conocido auto sacramental de Calderón, el Autor distribuye a unos personajes su papel en la vida; el Mundo otorga los atributos correspondientes y cada uno pasa a representar su cometido. Como es frecuente en este tipo de teatro, se pueden ver personajes confrontados por parejas: Pobre-Rico, Rey-Labrador, Discreción-Hermosura, más un Niño que no llega a nacer. Cuando finaliza la vida se les pide la devolución de sus símbolos y se les da su merecido: el Pobre y la Discreción son enviados al cielo, la Hermosura, el Rey y el Labrador son remitidos al purgatorio y el Rico es destinado al infierno. 

      Todos los grandes literatos transmiten ideas profundas, y Calderón lo hace siempre. Es un valor de las buenas lecturas: de modo ameno y bello, y con un pensamiento coherente, van configurando nuestro intelecto. En buena medida, lo que leemos nos estructura o nos descentra. Pero no voy a escribir sobre literatura. Solamente tomo pie de esta gran obra para tratar de repensar nuestro papel en el mundo: si estamos representando un gran teatro por realizar honestamente lo que nos corresponde vivir o si estamos continuamente sobre las tablas para personificar lo que no somos. Esto último se recoge en la expresión: no me hagas teatro, es decir, no actúes con falsía. 

      No ser falaces significa amar la verdad aunque, en ocasiones, sea amarga. Tampoco voy a referirme ahora a la verdad transcendente, que negaría un relativista, ni siquiera a la verdad de nuestras convicciones humanas, tantas veces opinables. Quiero compartir algo más sencillo, aunque la experiencia nos dice que no es tan común aunque sea elemental. Voy a decirlo de un modo, vulgar si se quiere, que escuché alguna vez a la gente llana del pueblo: «lo que es, es; y a lo que venimos, venimos». Si se desea, también podría decirse como los filósofos clásicos: algo no puede ser y no ser, a la vez, bajo el mismo respecto. Pero resulta que tampoco es tan simple porque cada día contemplamos el intento de armonizar los contrarios. 

      Para empezar por la propia casa, encontramos personas que se dicen religiosas y tienen comportamientos extremadamente malos. Vemos empresarios, cuyo fin no es crear riqueza y empleo, sino enriquecerse ellos. Observamos que existen políticos que dicen servir a la sociedad y se sirven de ella. Se puede atestiguar de gentes que se creen con derechos sobre la fama ajena alegando un favor a la información. Hay trabajadores que, paradójicamente, no trabajan. Consta de sindicalistas que prosperan con el paro. Generalizando un poco más, comprobamos que muchas personas viven ese mal teatro consistente en aparentar lo que no se es. Y no digamos de lo políticamente correcto que, en cuanto nos descuidamos, nos afecta a todos: hay asuntos que no se pueden expresar porque van contra una especie de dogma establecido, el pensamiento de moda. Si lo trasgredes, serás machacado. 

      Esas actitudes, u otras semejantes, paralizan el amor natural a la verdad que toda persona posee, falsifican la convivencia, hacen difícil la libertad, corroen la democracia, no se piensa en el fondo de las cuestiones, despachadas frecuentemente con un epíteto despectivo, que nada dice con seriedad de lo que hay allí. Falta apertura de mente. 

      Muchas actitudes parlamentarias, de comunicadores, de la vida social de cualquier tipo, del mundo económico, etc., están corroídas por la falsedad, la apariencia, la escasez de razones; penuria procedente de la insuficiencia de razonamiento en no pocos casos. Me parece que uno de los grandes males de esta sociedad nuestra es la falta de una actividad mental seria: que estudia los asuntos, busca consejo —no del que puede engañar mejor—, indaga las causas de lo que acontece, reconoce los aciertos y errores propios, investiga medidas para arreglar los males que nos atenazan realmente, decide soluciones y las ejecuta. Aunque el corazón también cuenta y entiende. Por eso se deteriora tanto el amor cuando el mundo marcha así. Necesitamos abrirnos a la verdad. 

      Sigo pensando que nuestra crisis actual no es solo, ni principalmente, pura cuestión económica —sin despreciar que existe muy fuertemente—; es un problema de la razón dañada, que se resiste a indagar la verdad de lo que sucede, a reconocerla y a decirla. Es un problema del hombre, del ser humano que hemos ido esculpiendo en falso. Así tampoco va bien a los cristianos porque las patologías de la razón acaban siendo patologías de la fe y del amor. Pero tenemos arreglo. 

      Benedicto XVI dijo ante un respetuosísimo parlamento británico que las normas objetivas para una acción justa de gobierno son accesibles a la razón y que el papel de la religión en el debate político es ayudar a purificar e iluminar la aplicación de la razón al descubrimiento de principios morales objetivos, cosa no siempre bien recibida porque existen expresiones deformadas de la religión como el sectarismo y el fundamentalismo. Por ahí, ofertando lo natural, bien puede ayudar la Iglesia a recuperar al hombre. Sirve aquello de Camino: «No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte».

Pablo Cabellos Llorente
Las Provincias / Almudí

martes, 26 de julio de 2011

"El amor conyugal se ha convertido en un deporte de alto riesgo"

   Enrique Rojas, psiquiatra, afirma que la pérdida de espiritualidad está creando poblaciones “perdidas”. “La primera epidemia ya no es el sida, son las rupturas personales”.

El director neoyorquino Woody Allen decía irónicamente que “la única forma de ser feliz es que te guste sufrir”. Para el psiquiatra Enrique Rojas, lo importante es no tirar la toalla nunca. En tiempos de crisis, este catedrático publica No te rindas, una guía para aprender a ser optimista, aunque en ocasiones parezca imposible conseguirlo.

-En tiempos de crisis, de desempleo e ‘indignados’, usted pide que no nos rindamos.
-Las crisis bien entendidas son, en realidad, crisis de crecimiento, y la actual tiene un componente económico muy fuerte. Lo importante es no bajar la guardia. Tenemos que luchar contra viento y marea para no rendirnos. Esta es la clave.

-Sus cuatro notas para la felicidad: amor, trabajo, cultura y amistad. Tenerlo todo parece imposible...
-Para que una persona sea feliz hace falta que tenga un proyecto donde estén estas cuatro grandes notas. Pero el hombre es un animal descontento y la vida es deficitaria.

-¿Podría ser el título de su libro un lema del movimiento 15-M?
-No. El lema del libro viene del primer mandato de Tony Blair. El 15-M es un movimiento muy interesante de protesta. Tiene un fondo de indignación con relación al pasado, pero los veo desorientados. La protesta es buena, interesante y justa. Sin embargo, los noto perdidos y sin operatividad.

-El suicidio es la primera causa externa de defunción. ¿Hay quien se rinde demasiado pronto?
-Efectivamente. Para no rendirse daría tres consejos: ver siempre el lado positivo de todo, que lo tiene; tener una voluntad firme y sólida, y tener en la vida objetivos muy concretos.

-Comenta que hay que perderle el miedo a la muerte, ¿cómo hacerlo?
-La mejor fórmula es vivir intensamente y tener sentido espiritual. La vida para muchos se ha vuelto banal, intrascendente, plana, liviana, divertida y light. En este sentido, no me extraña que la gente tenga terror a la muerte. Si le quitamos el sentido espiritual a la vida, ocurre que tenemos una sociedad técnicamente muy perfecta, y humanamente muy perdida.

-Suben también las muertes por demencias, sobre todo en mujeres. ¿Alguna explicación?
-Estamos en la era de los psiquiatras. Los dos médicos que más han subido sus visitas en el mundo desarrollado son los psiquiatras y los cirujanos plásticos. El psiquiatra se ha convertido en el nuevo médico de cabecera. La sociedad está desestructurada, rota, a punto de saltar por los aires. La primera epidemia mundial ya no es el sida, ni la droga, ni las represiones, ni las grandes infecciones. Son las rupturas conyugales.

-Habla de la hormona de la alegría, ¿dónde se esconde?
-Me refiero a que hay un territorio biológico en el hombre donde se producen unas sustancias llamadas monoaminas biogénicas, culpables de que estemos mejor anímicamente. Pensar que la felicidad depende de una pastilla es una tontería. La felicidad consiste en estar contento con uno mismo, tener una personalidad sana y un proyecto de vida.

-Le dedica un capítulo entero al amor. ¿Lo tenemos demasiado idealizado?
-El amor es el primer argumento de la vida. Y el amor conyugal se ha convertido en un deporte de alto riesgo. La sociedad ha ido fabricando personas cada vez más endebles, más frágiles y livianas, con menos capacidad para amar y para sufrir. La gente cuando ahora habla del amor se echa a temblar, porque para estar bien con alguien hace falta estar menos bien con uno mismo.

-¿Qué lecciones debemos sacar de la crisis?
-Toda crisis debe ser una travesía para concienciarnos de la complejidad y riqueza de la vida. Es necesario que cada uno trabaje en su proyecto y en las cuatro claves para ser feliz. 

LA GACETA

lunes, 25 de julio de 2011

La oración en la era digital

La oración en la era digital
Los salmos nos enseñan, con palabras de Dios, un lenguaje para hablar confiadamente con Él, conocerle y conocernos a nosotros mismos

      Hablar con Dios confiadamente no es difícil: un niño puede hacerlo. Las dificultades surgen cuando se anteponen las dudas: ¿No será la oración un encerrarse en sí mismo y aislarse de los problemas reales del mundo? ¿De verdad Dios escucha siempre? ¿Cómo saber cuál es su voluntad? ¿Hasta dónde puedo comprometerme? ¿Qué hacer si no se sabe orar? ¿Cómo enseñar a otros? 

En la era digital, seguimos buscando superar la finitud
      Estas y otras son las cuestiones que, desde el 4 de mayo de 2011, viene afrontando Benedicto XVI, en una nueva serie de catequesis sobre la oración. Dedicó las dos primeras a introducir el tema; después, a cuatro grandes orantes del Antiguo Testamento (Abraham, Jacob, Moisés y Elías), y luego afrontó la importancia de los salmos en la oración. Todo ello poniendo siempre a Jesús como centro y origen de la oración. 

      En las dos primeras catequesis mostró que las culturas antiguas (como Egipto, Mesopotamia, Grecia, Roma) son testigos de la oración con diversos acentos (petición, súplica, alabanza y agradecimiento), aún dentro de ciertas oscuridades. Y es que «la oración y el sentido religioso forman parte del hombre a lo largo de toda su historia» (11-V-2011), también en nuestra época: «El hombre ‘digital’, al igual que el de las cavernas, busca en la experiencia religiosa los caminos para superar su finitud y para asegurar su precaria aventura terrena». La oración es ante todo un don y una gracia de Dios que mueve a desear a Dios y a buscarle libremente. Como el amor de Dios es siempre fiel, la oración es también “un hondo acontecimiento de Alianza” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2567). 

La oración de Abraham: Dios siempre responde y ofrece el perdón a quienes lo aceptan
      En Abraham (cf. Gn, cap. 18) se manifiesta que la oración de intercesión es progresiva identificación del que reza con el Dios que perdona y salva. Abraham desea la salvación de los pecadores de Sodoma y Gomorra, pero también desea que Dios se manifieste como justo y misericordioso; esto requiere que los malhechores acepten el perdón divino. Con otras palabras, Dios siempre responde a la oración. Como ha hecho a cada persona libre, dueña de sus acciones, Dios ha querido que su respuesta sea recibida libremente por el orante o por aquél por quien suplica. Y eso debe manifestarse con un cambio en la vida, un abrirse a Dios y a los demás; esto es, una conversión. Ahora bien, sólo un amor que sea al mismo tiempo justicia y perdón que se ofrece libremente, puede curar las heridas producidas por el pecado en el corazón del hombre y sus consecuencias. Esto es lo que hizo Jesús en la Cruz, intercediendo y perdonando a todos los que lo aceptan; y en él toda oración de intercesión encuentra respuesta (cf. 18-V-2011). 

La oración es un "combate espiritual" que requiere humildad, confianza y perseverancia (Jacob)
      La lucha de Jacob con un misterioso personaje (cf. Gn, cap. 32) expresa que toda oración es un combate espiritual: supone un esfuerzo confiado y tenaz, una lucha “cuerpo a cuerpo” para vencer los autoengaños, llegar con humildad al reconocimiento de la propia debilidad, y abrirse así a la voluntad de Dios. La oración exige perseverancia para hacer, al que reza, capaz de recibir, como fruto de la conversión y el perdón, la bendición de Dios, la renovación personal y el poder ver finalmente el rostro de Dios. También la “lucha” de Jacob es símbolo de la entera vida humana (que debe transformarse en oración a base de “hacer oración” cada día); pues «aquel que se deja bendecir por Dios, se abandona a Él, se deja transformar por Él, hace bendito el mundo» (25-V-2011). 

La oración exige el compromiso personal para servir a los demás (Moisés)
      La oración de Moisés (cf. Ex., cap 32 y Dt, cap. 9) pone de relieve que la oración del intercesor sirve a la misericordia divina y es escuela de generosidad, hasta el don de sí mismo. A los pies del Sinaí, los israelitas se habían hecho un ídolo en forma de becerro de metal fundido. Moisés intercede por amor a su pueblo y también por amor a Dios, y ofrece su propia vida a cambio del perdón para los suyos. También aquí hay una prefiguración de Cristo, que «lleva consigo nuestros pecados para salvarnos a nosotros: su intercesión no es sólo solidaridad, sino que se identifica con nosotros: nos lleva a todos en su cuerpo. Y así toda su existencia de hombre y de Hijo es un grito al corazón de Dios, es perdón, pero un perdón que transforma y renueva» (1-VI-2011).

Elías: la verdadera oración lleva a salir de uno mismo para adorar y amar
      En el caso de Elías, su oración enseña lo que es la verdadera adoración (cf. I Re, cap. 18). Los profetas de Baal confiaban en sus propias capacidades para obtener la respuesta a su oración: se encierran teatralmente sobre sí mismos e incluso se autolesionan. En cambio —según Benedicto XVI— la oración auténtica, que Elías promueve, es aquella que abre el corazón y lo libera permitiendo «salir del espacio estrecho del propio egoísmo, para acceder a dimensiones de amor y de don mutuo» (15-VI-2011). La verdadera oración es impulsada por el Espíritu Santo, y por eso —observa el Papa— «la verdadera adoración no destruye, sino que renueva, transforma». El fuego del amor de Dios hace del pueblo entero de Israel un lugar de ofrenda y sacrificio, purifica y crea de nuevo los corazones, para hacerlos capaz de adorar y amar. 

Actualidad de los salmos como escuela de oración
      Y así llega el Papa a plantear la importancia de los Salmos en la oración (cf. 22-VI-2011). Los salmos recogen todas las actitudes de la existencia humana, resumidas en dos grandes ámbitos: la súplica y la alabanza. En la súplica el orante expone su necesidad, con frecuencia unida al lamento, reconociendo a Dios como bueno. Se ponen en práctica actitudes de fe, esperanza y caridad, junto con la humildad. «De este modo, en la oración de los Salmos, la súplica y la alabanza se entrelazan y se funden en un único canto que celebra la gracia eterna del Señor que se inclina hacia nuestra fragilidad»

      Los salmos, afirma Benedicto XVI, son escuela de oración algo así como las palabras de los padres sirven al niño que comienza a hablar: se expresa con palabras aprendidas de otros y así aprende un modo de pensar y de sentir. Así los salmos nos enseñan, con palabras de Dios, un lenguaje para hablar confiadamente con Él, conocerle y conocernos a nosotros mismos. 

      Los salmos presentan a David como paradigma de orante: «un orante apasionado, un hombre que sabía lo que quiere decir suplicar y alabar»; y así, se convierte en una figura mesiánica, que preanuncia el misterio de Cristo. De hecho «en el Señor Jesús, que en su vida terrena rezó con los Salmos, encuentran su definitivo cumplimiento y revelan su sentido más profundo y pleno». Más concretamente, «las oraciones del Salterio, con las que se habla a Dios, nos hablan de Él, nos hablan del Hijo, imagen del Dios invisible (Col 1,15), que nos revela completamente el Rostro del Padre». Y de aquí, deduce el Papa: «El cristiano, por tanto, rezando los Salmos, reza al Padre en Cristo y con Cristo, asumiendo estos cantos en una perspectiva nueva, que tiene en el misterio pascual su última clave interpretativa». De este modo, «el horizonte del orante se abre así a realidades inesperadas, todo Salmo tiene una luz nueva en Cristo y el Salterio puede brillar en toda su infinita riqueza»

      En efecto, y, de este modo, los salmos se revelan siempre actuales, y centrales para la oración cristiana. Cristo los rezó y nosotros, en su Cuerpo místico, los rezamos, también apropiándonos esas oraciones, según nuestras necesidades o las de los demás. Para todo ello se pueden consultar las referencias a los salmos que se encuentran en otros lugares de la Sagrada Escritura (sobre todo en el Nuevo Testamento), especialmente los citados por Cristo mismo; y también pueden ayudar las citas y los comentarios de otros autores (Padres de la Iglesia, santos, pensadores cristianos, etc.) que han encontrado en los salmos el deseo de Dios, que es “el alma de la oración” 

Ramiro Pellitero. Universidad de Navarra
iglesiaynuevaevangelizacion.blogspot.com
Almudí

domingo, 24 de julio de 2011

Lo más radical de la realidad humana

La Carta a las mujeres que el Papa Wojtyla escribió en 1995 da una vuelta de tuerca a la cuestión antropológica. Su mensaje, poco conocido aún, para ser mejor recibido requiere una ampliación de la filosofía, que dé cuenta de la “unidualidad relacional originaria” del ser humano, que se desvela ya en el libro del Génesis. Os presento este estudio de la Dra. Castilla. Entresaco algunos párrafos. Al final tenéis el enlace al texto completo

      Desde mediados del siglo pasado el magisterio de la Iglesia recomienda una mayor sensibilidad para descubrir los “signos de los tiempos”, pues aunque la Revelación se completó con la muerte del último Apóstol, la profundización teológica en su contenido —esta es la tarea de la Teología—, es progresiva y son las nuevas cuestiones que presenta cada época las que ayudan a descubrir aspectos de la Revelación que hasta entonces habían pasado inadvertidos. Por otra parte, el Espíritu de Dios, que sopla donde quiere y no sabes de donde viene ni a donde va (cf. Jn 3,8) y que es fuente de todas las iniciativas de creatividad a lo largo de la historia[1], suscita en la experiencia humana universal, a pesar de sus muchas contradicciones, signos de su presencia que ayudan a los mismos discípulos de Cristo a comprender mejor el mensaje del que son portadores.
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  El Cardenal Wojtyla que, desde la lejana Polonia, seguía de cerca esta temática, decidió buscar los fundamentos antropológicos y teológicos que presentaba la cuestión del amor matrimonial y las razones por las cuales de Creador, al hacer al hombre a su imagen los creó varón y mujer. Con el método fenomenológico de acceder a la realidad, que utiliza en sus estudios personalistas, da una importancia capital a la experiencia humana universal[5], que permite entrar en diálogo con cualquier otro ser humano, pues en el fondo todos buscamos y sentimos lo mismo. Desde ahí habla a los jóvenes —con un lenguaje que todos entienden—, sobre el amor, la responsabilidad, la libertad y el cuerpo. Tanto es así que, a la entrada al Cónclave que elegiría al sucesor de Pablo VI, llevaba bajo el brazo unos papeles, para trabajarlos si le sobraba tiempo, con el tema que por entonces le rondaba: “la Teología del cuerpo”. Pocos meses después, siendo ya Juan Pablo II, la expuso en las Audiencias de los miércoles a lo largo de 5 años[6]. Posiblemente se trata de lo más original de sus escritos y lo que más huella deje en el pensamiento humano.
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   El protagonismo y responsabilidad de la mujer en el dominio del mundo —dadas por el propio Creador—, manifiestan que las relaciones de reciprocidad entre varón y mujer no se limitan al matrimonio, que siendo la primera dimensión no la única. La integración en la humanidad de lo “masculino” y lo “femenino” es necesaria en toda la historia del ser humano en la tierra. Todas las obras humanas, también las de la historia de la salvación, requieren esa unión complementaria (MD 7). El Génesis también presenta como común y compartido, junto a la tarea del dominio del mundo, el ámbito privado y familiar. Historia y familia aparecen como una doble misión a realizar de un modo entreverado.
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   Si en estos momentos está en riesgo la maternidad, entre otras causas es porque la paternidad está ya ausente desde hace tiempo. La emancipación propuesta por la Modernidad supone la “muerte del padre”, pero aún quedaba la maternidad —último reducto del amor incondicionado—, que también se pretende abolir. Ante la soledad invasiva y desintegradora de una cultura inhumana y sin hogar se advierte la doble necesidad de una cultura con madre y una familia con padre[16].
      Juan Pablo II, conocedor, junto a sus problemas y angustias, de la influencia de las mujeres —ya sean madres, hermanas, esposas, hijas, amigas o compañeras de trabajo—, advierte en el mundo la necesidad de lo que denomina “genio femenino”, fundado en la misión de la mujer, inscrita en su mismo ser, al confiarle Dios de un modo especial a cada ser humano (MD 30).
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    Asentar adecuadamente esta visión compartida del mundo y de familia requiere profundizar en qué consiste la paternidad, que es la única defensa eficaz para salvar a la maternidad. Siempre que he encontrado a una mujer que, desenvolviéndose con seguridad en el ámbito público, tiene una familia sólida e incluso numerosa y le he preguntado cómo lo logra, la contestación ha sido siempre la misma: cuento con el apoyo de mi marido, que me anima, me respalda y me sustituye cada vez que hace falta.
   En ese tiempo ha sido inestimable la labor conjunta entre el Papa Wojtyla y el Cardenal Ratzinger. ¡Quién hubiera podido escuchar aquellas conversaciones teológicas que, tras despachar las cuestiones de gobierno, mantenían en privado semanalmente! En ese “mano a mano” de seguro hubo más de un pulso entre la tradición teológica —de la que es vasto conocedor Ratzinger— y la apertura de la poderosa combinación de poeta, místico y filósofo que era Karol Wojtyla. Para ambos era inestimable el enriquecimiento mutuo y lo que resulta evidente es que Benedicto XVI, conocedor de todas las corrientes actuales de pensamiento e infatigable buscador de la verdad, entendió a Juan Pablo II también en el tema que aquí nos ocupa. Condensa su legado de su predecesor con las siguientes palabras:
      La relación varón-mujer en su respectiva especificidad, reciprocidad y complementariedad constituye, sin duda, un punto central de la “cuestión antropológica” tan decisiva en la cultura contemporánea” (pues) la “unidad de los dos”, inscrita en los cuerpos y en las almas, lleva en sí la relación con el otro, el amor por el otro, la comunión interpersonal que indica que “en la creación del hombre se da también una cierta semejanza con la comunión divina”[33].
      Por tanto, se puede decir que, si el Papa Wojtyla con el bagaje de la tradición oriental ha abierto puertas cerradas durante siglos en la tradición occidental, al respirar —como proponía a los demás— con los “dos pulmones”, Benedicto XVI continúa acercando la Teología hasta las intuiciones de Juan Pablo II.
      En nuestros días hace falta, como dice el Papa Ratzinger en su Encíclica Caritas in Veritate, una nueva síntesis antropológica y humanística —por otra parte, bastante obvia desde la feminidad—, que acoja y dé razones de la dimensión familiar de la persona y de la unidad del género humano. Esto requiere una profundización en el aspecto relacional del que antes se hablaba que, partiendo del ser personal, se desarrolla en el resto de las relaciones familiares y sociales, hasta poder constituir la gran familia humana. Este es justamente el esfuerzo al que invita Benedicto XVI.
Blanca Castilla de Cortázar. Profesora de Antropología en la UNIR
Laici.va / Almudí
   

sábado, 23 de julio de 2011

Italia: dignidad humana hasta el final de la vida

El texto italiano resulta francamente equilibrado: a tanta distancia de la eutanasia como del llamado encarnizamiento terapéutico 
 
      No sé si el reciente proyecto español sobre esta delicada cuestión llegará a ser debatido en la actual legislatura. He de confesar que, a diferencia del texto italiano, que aprobó el 14 de julio la Cámara de Diputados, denota gran frivolidad, sobre todo, si se tiene en cuenta que hace caso omiso al trabajo realizado hace unos años en el Senado, con amplitud de muy interesantes intervenciones.

      En Italia lo han trabajado y debatido durante varios años, hasta llegar a un texto capaz de alcanzar unos apoyos superiores a los de la actual mayoría parlamentaria: 278 votos a favor, 205 en contra, con 7 abstenciones. Entre los votos positivos, bastantes del Partido Demócrata, el principal grupo de la oposición.

      Dentro de la conocida creatividad lingüística italiana, la ley tiene un nombre larguísimo, que refleja en sí el planteamiento querido por los legisladores: "disposiciones sobre alianza terapéutica, el consentimiento informado y las declaraciones anticipadas de tratamiento". Precisa las relaciones entre médicos y enfermos, y evita que en el futuro los jueces, como en el tristemente famoso caso de Eluana Englaro, puedan adoptar decisiones en contra de la vida.

      El texto resulta francamente equilibrado: a tanta distancia de la eutanasia como del llamado encarnizamiento terapéutico. Da fuerza de ley al conocimiento informado. Y, si el enfermo ha perdido ya la conciencia, se pueden invocar las orientaciones que éste haya dejado por escrito: la declaración anticipada de tratamiento (Dat). Pero ésta no es vinculante para el médico, porque la situación real puede ser muy distinta a lo que pensaba al redactar el documento. Además, se rechaza expresamente que la Dat incluya una posible renuncia a la alimentación y la hidratación. Tampoco padres o tutores podrán tomar la decisión de interrumpir la alimentación de un paciente. La decisión corresponde a los médicos.

      Francesco D'Agostino publicó un comentario en Avvenire del 15 de julio con el expresivo título La victoria de Hipócrates. Como había escrito la víspera la diputada centrista Paola Binetti en Liberal, no tiene sentido la crítica que se hace de la ley afirmando que viola el deber de respetar la autonomía de la voluntad de la persona. El catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Roma recuerda que el Convenio Europeo de Bioética (el Convenio de Oviedo), no afirmó la obligatoriedad de la Dat, sino el deber del médico de tomarla en consideración, como hace la ley aprobada por la Cámara.

      Por otra parte, ambos —católicos— subrayan el carácter laico y constitucional del texto aprobado, frente a quienes invocan supuestas ingerencias confesionales en la actividad parlamentaria. Binetti subraya que la ley dice sí a la vida, pero también dice sí a la libertad de enfermo y médico, respeta la conciencia de ambos, consciente de que si los dos quieren de verdad ser libres no pueden alejarse del surco trazado por la ley natural. «En la discusión de esta ley, durante muchos años, hemos buscado un equilibrio entre los diversos principios en juego, tratando de garantizar vida y libertad; competencia y escucha; piedad y solidaridad; medicina de alta tecnología y medicina de fuerte densidad humana. No hemos querido ceder ni al riesgo del abandono terapéutico, ligado a un falto respeto de la supuesta voluntad del paciente, ni tampoco al riesgo de un encarnizamiento terapéutico, inútilmente cargado de ulteriores sufrimientos para el enfermo».

      En síntesis, Paola Binetti destaca que la ley establece de veras una relación de mutua confianza y colaboración entre médicos, pacientes y familias: «en el ámbito de la relación de alianza, consiente prácticamente todo al médico y al paciente, salvo una y única cosa: el enfermo no puede pedir a otro que ponga fin a su vida, y el médico no puede poner fin a la vida del paciente de modo directo e intencional».

      D'Agostino insiste, en fin, sobre el carácter no confesional de esta ley: aplica los principios de la medicina hipocrática, que data del siglo IV a C, con su prioridad para el respeto a la vida y su rechazo frontal de la eutanasia.

Salvador BernalReligionConfidencial.com