El
cristianismo es conducta, vivir la vida en Cristo; es vida ejercitada
en la ocupación por el prójimo o en cualquier otra exigencia que
conlleve
Es
muy dolorosa la realidad de las apremiantes necesidades que sufren
tantas personas de nuestro mundo, particularmente en África, pero
también en el entorno inmediato. Esta tremenda situación da lugar a
formas de solidaridad variadas y ejemplares, pero también existe la
insolidaridad del que, aun dando algo a los demás, realiza gastos
excesivos, superfluos, y actualmente insultantes.
Tal vez la sensación de escarnio que producían circunstancias semejantes, llevó al apóstol Santiago a escribir unas palabras bien actuales: «Si
un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento
cotidiano, y alguno de vosotros les dice: id en paz, calentaos y
saciaos, pero no le dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así
también la fe, si no va acompañada de obras, está realmente muerta».
Y es que el cristianismo es conducta, vivir la vida en Cristo. No es
simplemente una teoría, es vida ejercitada en la ocupación por el
prójimo o en cualquier otra exigencia que conlleve.