Escribe Joan Fontrodona:
Un trabajo bien hecho no se mide sólo por sus resultados externos, sino por el desarrollo integral de quienes lo llevan a cabo; un espíritu de servicio, que lleva a ver en el trabajo una ocasión de ayudar a los demás
Un trabajo bien hecho no se mide sólo por sus resultados externos, sino por el desarrollo integral de quienes lo llevan a cabo; un espíritu de servicio, que lleva a ver en el trabajo una ocasión de ayudar a los demás
Chester Barnard, en un libro que se ha convertido en un clásico de la dirección de empresas, afirma que lo que se entienda por dirigir dependerá de la idea de ser humano que se tenga.
El modo de dirigir será distinto si entendemos que el ser humano es un animal evolucionado que se mueve por instintos, o es un elemento que tiene sentido en función de un todo, o un ser que merece ser tratado con cierta dignidad, o incluso si es una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios.
La idea de ser humano que se dibuja a partir de las enseñanzas y reflexiones del cristianismo tiene necesariamente que influir en el modo de actuar de quienes intentan vivir con coherencia esos ideales. Como ha advertido el papa Francisco en su última encíclica, el humanismo cristiano ofrece una mirada más integral e integradora del mundo actual.