Ni a san Pablo ni a ninguno de los apóstoles se les ocurrió ponerse a dialogar para llegar a un acuerdo sobre Dios, sobre Cristo sobre sus mandamientos. Ellos anunciaron al Resucitado…
De vez en cuando se oye hablar a algún que otro creyente, hombre, mujer, sacerdote, religioso, religiosa,…, de que, en estos momentos de “cambios”, y de desarrollo de la humanidad, además de la manoseada “globalización” −que nadie sabe muy bien en qué consisten, aparte de poder vender y comprar en cualquier rincón del mundo el mismo producto−, en la Iglesia se hace necesario no perder de vista el futuro y abrirse de verdad a lo que nos pueda decir la “cultura moderna”.