La veracidad es una virtud importante y sin ella las relaciones entre los hombres se enredan y complican. Si la verdad está ausente, se hacen imposibles la comunicación y el entendimiento entre las personas, las palabras se vacían de sentido al transmitir algo que no es real, sino mentira.
No se puede construir sobre la mentira porque detrás de ella no hay nada. «Sin
la verdad el hombre pierde el sentido de su vida»[Benedicto XVI]. Los hombres
no podrían vivir juntos si no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se
manifestasen con verdad. «La virtud de la veracidad da justamente al prójimo lo
que le es debido; observa un justo medio entre lo que debe ser expresado y el
secreto que debe ser guardado: implica la honradez y la discreción»[CEC].