Sin ayuda de Dios es fácil que el corazón no cumpla su misión, igual que ocurre con la inteligencia y la voluntad
Amar es querer el bien para otro (Aristóteles)
Una persona con el corazón corrompido, es difícil que actúe bien, porque no sabe amar; es un enfermo interior; cabe el arrepentimiento y la sanación del corazón. Si se usan bien la libertad y la capacidad de amar se puede llegar a cotas altas de felicidad; para ello se necesita saber lo que está bien y lo que está mal, lo verdadero y lo falso.
Introducción
Estudiamos la inteligencia, la voluntad y la afectividad en las personas; al abordar la afectividad se piensa en el corazón. Tratamos con detalle este aspecto por el interés que en la sociedad actual se percibe. San Josemaría dice en la homilía El Corazón de Cristo, paz de los cristianos: cuando en la Sagrada Escritura se habla del corazón, no se trata de un sentimiento pasajero, que trae la emoción o las lágrimas. Se habla del corazón para referirse a la persona que, como manifestó el mismo Jesucristo, se dirige toda ella −alma y cuerpo− a lo que considera su bien: porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.
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