“La estupidez humana es una constante matemática y la historia de cada lugar es el desarrollo en el tiempo de esta lamentable ecuación”
El avance científico no deja de sorprender y los sueños en el terreno de la biotecnología cada vez se están realizando más aceleradamente. La misma sociedad se ha encargado muchas veces de empujar a los científicos a resolver problemas antiguos, nuevos, e incluso supuestos o inexistentes –para el caso da casi igual–. Los avances que se incluyen en las grandes obras de ciencia ficción, cada vez con mayor celeridad dejan de ser tales, pues entran en obsolescencia o se constituyen en temores anticipatorios de tecnoutopías cada vez más próximas, con sus correspondientes tiránicos paradigmas (1).