lunes, 1 de marzo de 2010
Alejandro Llano: “Presupuestos culturales del aborto”
“La resignación y la docilidad, junto con un conformismo que no provoque crispaciones, componen un estado de ánimo civilizado y abierto, libre de prejuicios, en el que las injusticias se ocultan y los fetos se tiran a la basura. El sacrificio de los infantes es una metáfora y un anuncio de las muertes cerebrales y morales de casi todo un pueblo“.
Alejandro Llano, filósofo y catedrático, no ha podido ser más claro, valiente y certero en su apreciación del actual escenario cultural español. Su artículo “Presupuestos culturales del aborto”, publicado el sábado en EL CONFIDENCIAL DIGITAL y que a continuación reproduzco, debiera ser una señal de alarma para todos los que aun aprecian el valor de la dignidad humana. “Estamos tocando fondo, afirma Llano, y para actuar de manera diferente, resulta imprescindible pensar de otro modo”.
PRESUPUESTOS CULTURALES DEL ABORTO
¿Aquí no ha pasado nada? Sí, sí que ha pasado: algo gravísimo. El Senado acaba de aprobar la nueva ley del aborto que implica la tolerancia casi completa de la liquidación de niños no nacidos. No procede asumirla como el que se bebe un vaso de agua. Lo que nos tenemos que tragar es veneno, que no sólo hará daño a quienes liquiden a víctimas inocentes, sino a todos nosotros.
Quienes han gestado la ley, y la han presentado engañosamente, son los que nos gobiernan por elección del pueblo soberano. Algo falla entre nosotros. Algo huele a podrido. España es el país más permisivo del mundo en sexualidad y familia: el país en el que se autorizan prácticas más crueles, que se fomenta a través de un adoctrinamiento insidioso acerca de la afectividad y el sexo para alumnos que apenas han llegado a la adolescencia.
¿Qué visión del hombre abrigan estos maestros de la muerte? Son sujetos ignorantes de la dignidad humana. Tergiversan el respeto a la persona en todas las fases de su existencia. Piensan, por ejemplo, algo tan filosóficamente grosero como que la identidad depende de la continuidad espacio-temporal. Al estar el feto unido al cuerpo de la madre, cabe desprenderse de él igual que se extirpa un tumor.
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