jueves, 11 de marzo de 2010
EL ENGAÑO DEL "BEBÉ MEDICAMENTO"
Los "embriones medicamento" no sirven para curar: tienen tal exceso de potencia vital que sus células son salvajemente descontroladas y en vez de curar producen tumores.
Ante las consultas recibidas reproduzco este artículo de Natalia López Moratalla, Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular
Hay una Medicina moderna y actual que es verdadero arte médico; busca siempre que el enfermo venza la enfermedad y para ello le ayuda a potenciar los propios recursos, que no son pocos; cuando hace falta le extrae algo que está haciendo un daño incorregible. A veces tiene que aportarle un órgano, sangre, o incluso unas células de un donante al que no hace daño. Si el donante es un cadáver se asegura que está muerto y no rehuye el lógico control del órgano competente (el Centro Nacional de Transplantes), al tiempo que fomenta la donación libre, voluntaria y generosa. A la Medicina no le cabe el concepto de un "bebé medicamento".
Con los "bebé probeta" nació un sucedáneo de la Medicina: las Técnicas de Reproducción Humana Asistida. El arte médico renunció a curar la esterilidad, a diagnosticarla y poner remedio y por ello pasó a ser un arte técnico que sólo es capaz de sustituir a un hombre y una mujer en la transmisión de la vida. El éxito no consiste en curar sino en conseguir fecundar los gametos y ponerle a la madre al "bebé probeta" en el útero.
En sus inicios se planteó como una solución extrema y temporal, mientras no se sabía curar la esterilidad, que rápidamente se convirtió en un buen negocio. Surgen clínicas (fundamentalmente privadas) que ofrecen a matrimonios y parejas hacerles hijos y a precios razonables. Se empezó la campaña publicitaria apoyada en el dolor de los matrimonios sin hijos, y continuó sin un pudor que respete ese dolor, porque no se respeta ni potencia ni busca una investigación que les cure.
La competencia por el cliente mete de lleno la transmisión de la vida humana en la lógica de la producción: elección de condiciones (si es más fácil y cómodo, se hacen unos 10 ó 12 y se guardan congelados los que sobren por si acaso se necesitan más tarde), elección del número de hijos y del momento y de las condiciones de salud; y un control de calidad biológica que elimine a cualquier bebé que porte cualquier tipo de tara.
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