jueves, 25 de marzo de 2010
Stefano Zamagni: “La laicidad la introdujo Jesucristo”
De paso por Madrid para ser investido doctor honoris causa por la Universidad Francisco de Vitoria, el profesor Zamagni (en la fotografía), catedrático de Economía y único laico que participó en la redacción de la encíclica, aclara que ni el Papa está en contra del mercado ni pretende que haya un Gobierno mundial. Su toque en la encíclica se percibe en dos de los temas más ha tratado en sus trabajos académicos, el de la reciprocidad y el de la gratuidad que confluyen en lo que llama la economía civil.
-¿Cómo se puede hablar de reciprocidad en una economía globalizada?
-Es que ha sido la gran ausente de la cultura económica de los últimos dos siglos. Antes no era así. Y se ha redescubierto hasta el punto de haber dado el Nobel de Economía a una de sus estudiosas, Elinor Ostrom. La reciprocidad es la traducción económica de la fraternidad. Y la encíclica lo propone como criterio central para superar las dificultades.
-Ha escrito que la encíclica sugiere la economía civil como alternativa al mercado. ¿No es mejor decir que lo completa?
-Digo que es una alternativa al mercado capitalista, no al civil. Este último es una institución económica que pretende incluir a todos, mientras que el mercado capitalista está exclusivamente basado sobre la especulación y la maximización del beneficio. Al referirse a la economía civil, la encíclica aboga a favor de un mercado que fomente el bien común.
-¿Pueden dormir tranquilos los liberales con esta encíclica?
-Sí, siempre que acepten que el bien común está por encima del bien total. El Papa advierte contra la confusión de ambos bienes. La diferencia última es, pues, entre estos dos bienes.
ALBA
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