La insistencia del papa Francisco sobre la misericordia se inscribe en un rasgo esencial de la doctrina católica, que le distingue radicalmente de otras religiones y de tantas ideologías: la capacidad de perdonar. Incluye la petición sincera de perdón ante injurias personales o errores históricos: buen ejemplo dio Juan Pablo II en el jubileo del año 2000.
Al final puede ocurrir que la Iglesia asuma el mea culpa que quizá corresponda más a otros. No es momento de polémicas, pero tampoco hay duda de que buena parte de los problemas medioambientales proceden de la Ilustración. La sustitución de la supuesta superstición religiosa por la maravilla de la razón creó nuevos mitos, como el del progreso perenne e irreversible: una nueva locura, podría decir Chesterton, de un criterio judeocristiano, que llevó la dominación humana de la tierra al olvido de exigencias elementales.