lunes, 31 de enero de 2011

CRISTIANOS EN LAS REDES SOCIALES


   De los valores que explica el Dr. Pellitero subrayo el de la coherencia de vida como primordial a vivir en los usuarios de las redes sociales. Os invito a leer el este artículo: «El valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la ‘popularidad’ o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento»
      Las nuevas tecnologías, «si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano». Así lo aAlmudi.org - Redes socialesfirma Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2011 (“Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital”, 6-I-2011).
      Como se puso de relieve en la presentación del documento, éste vincula tres cuestiones importantes en la vida actual: la comunicación digital, la propia imagen y la coherencia de vida. En una aproximación primeramente positiva, apoyada en el análisis sociológico correspondiente, el texto refleja las enseñanzas del Papa acerca de la identidad cristiana, edificada sobre la verdad y el amor, y sus consecuencias en el terreno de la comunicación actual globalizada.
      Las redes sociales en internet (sobre todo Facebook, con más de 500 millones de usuarios) presentan aspectos positivos y límites. Ante todo son una posibilidad de «diálogo, intercambio, solidaridad y creación de relaciones positivas». Pero también pueden desembocar en «una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia».
      En consecuencia —subraya el texto—, sobre todo en el caso de los jóvenes, es importante «plantearse no sólo la pregunta sobre la calidad del propio actuar, sino también sobre la autenticidad del propio ser». Y es que «el anhelo de compartir, de establecer ‘amistades’, implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio ‘perfil’ público».
      Uno comunica lo que es, lo sepa o no, lo quiera o no. «Cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales». De ahí que se apueste «por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro». Esto el cristiano lo vive no sólo al comunicar contenidos religiosos-piadosos, sino ante todo al «dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él».
      Por consiguiente se precisa la atención a los aspectos del mensaje cristiano «que puedan contrastar con algunas lógicas típicas de la red». Primero, la verdad: «El valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la ‘popularidad’ o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento» (todo ello supone el rechazo a una cierta superficialidad y vulgaridad, hoy en boga).
      En segundo lugar, el Evangelio pide una respuesta libre y encarnada «en el mundo real y en relación con los rostros concretos de los hermanos y hermanas con quienes compartimos la vida cotidiana» (no debe prestarse más atención y tiempo al ordenador que a las personas mismas).
      Concluyendo, se invita a «unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible». Esta red es parte de nuestra vida y cultura, y en ella cabe «la proclamación de la fe, con cercanía y diálogo, respeto y comprensión». Al mismo tiempo, en la perspectiva cristiana hay que tener presente que «la Verdad, que es Cristo, es en definitiva la respuesta plena y auténtica a ese deseo humano de relación, de comunión y de sentido, que se manifiesta también en la participación masiva en las diversas redes sociales».
      En las redes sociales los cristianos pueden ayudar «a mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre, que atestiguan su deseo de trascendencia y la nostalgia por formas de vida auténticas, dignas de ser vividas». La condición para todo ello es comunicarse con integridad y honradez. También en la comunicación se cumple que la coherencia personal de vida con el Evangelio es en sí misma una forma de anuncio que determina la credibilidad del mensaje.

RAMIRO PELLITERO
COPE / ALMUDÍ

domingo, 30 de enero de 2011

DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA

Expléndido artículo del Dr. Navarro Valls sobre la libertad religiosa, que os invito a leer.


   Cuando se pide, en nombre del Papa, a la comunidad internacional que intervenga “de forma fuerte y clara” en la tutela de la libertad religiosa, se está  poniendo en juego la primera cara de la moneda, “atónitos ante la intolerancia y la violencia”. Y cuando se denuncia la incontinencia normativa del Almudi.org - "Dos caras de la misma moneda"poder, que intenta imponer por vía legislativa una filosofía beligerante con las conciencias, la moneda es vista desde su otra cara, aquella que legítimamente multiplica las objeciones de conciencia como reacción.

   La libertad religiosa es la primera de las libertades, pero la libertad de conciencia es la estrella polar que orienta a las democracias. Dos caras de la misma moneda. Baste un ejemplo. No hace mucho, se reunían en Roma el primer líder político del mundo (Barack H. Obama) y la primera autoridad moral de la tierra (Benedicto XVI). El encuentro —en tiempo útil— duró unos veinte minutos. De ellos, ocho se dedicaron a la objeción de conciencia, en el marco de la  libertad religiosa.

      Es sintomático que, a la hora de destacar un tema que preocupe hoy a los dos núcleos más intensos de poder de la Humanidad, sea precisamente el de los choques entre conciencia y ley, que pone cada vez más de manifiesto los oscuros dramas que se generan en algunas minorías por leyes de directo o indirecto perfil ético. Un modo de decir que no es la objeción de conciencia una especie de ‘delirio religioso’, un subproducto jurídico que habría de relegarse a las catacumbas sociales. Al contrario, es una clara especificación del derecho fundamental a la libertad religiosa y de conciencia.  

      Esto es precisamente lo que acaba de concluirse en zonas muy diversas de dos continentes. Por un lado, en el marco de la objeción de conciencia al aborto, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (Resolución 1763, 2010), ha proclamado vigorosamente la “obligación de garantizar el respeto del derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión de los proveedores de asistencia sanitaria”, Por otro, Perú promulga su primera ley de libertad religiosa (diciembre 2010), dedicando su artículo 4 a la tutela de objeción de conciencia, cuando alguien se ve constreñido a incumplir una obligación legal “por causa de un imperativo, moral o religioso grave o ineludible”.
      La razón de esta especie de contra-ataque de los derechos humanos trae su causa en dos razones. La primera, los vientos de fronda que soplan en algunos países de Oriente contra la libertad religiosa. La segunda, una concepción del poder —sobre todo en Europa— que está convirtiendo la ley en un “simple procedimiento de gobierno, para transmitir consignas ideológicas con precipitación y, a veces, con vulgaridad”.  

      Cuando se pide, en nombre del Papa, a la comunidad internacional que intervenga “de forma fuerte y clara” en la tutela de la libertad religiosa, se está  poniendo en juego la primera cara de la moneda, “atónitos ante la intolerancia y la violencia”. Y cuando se denuncia la incontinencia normativa del poder, que intenta imponer por vía legislativa una filosofía beligerante con las conciencias, la moneda es vista desde su otra cara, aquella que legítimamente multiplica las objeciones de conciencia como reacción. 

      Hace tiempo en América se desató la caza de brujas. Uno de sus objetivos fueron los actores de Hollywood. Esta fue su reacción: “hay muchas maneras de perder la propia libertad. Puede sernos arrancada por un acto tiránico, pero también puede escapársenos día tras día, insensiblemente, mientras estamos demasiado ocupados para poner atención, o demasiado perplejos, o demasiado asustados". Tenían razón. 

Rafael Navarro-Valls
Zenit / Almudí

sábado, 29 de enero de 2011

LUCES DE ESPERANZA

Alentador artículo del Dr. Juliá rastreando luces de esperanza que se detectan en el mundo.
   De todos los rincones del mundo suelen llegar noticias variadas de atentados,  asesinatos, maltratamientos, incendios, tsumanis, terremotos, etc., etc., que además de dejar un cierto sabor de amargura y de tristeza, dan ocasión para que en el espíritu de muchas personas se asiente una buena dosis de pesimismo, una pesada carga de desconfianza.
   Hoy, quiero recoger tres noticias que son verdaderas luces de esperanza; de confianza en el hombre; en ese ser que un director del museo antropológico de Nueva York reconoce no saber de dónde surge, cómo se presenta en la tierra. Y comprendo su perplejidad, porque la Creación es anterior a cualquier ciencia; y no sólo anterior, sino que es también el presupuesto de cualquier conocimiento científico.

   La primera luz viene de París: el Senado francés ha rechazado tres proposiciones para legalizar la eutanasia.  Asociaciones por la vida, asociaciones médicas y de cuidados paliativos, entre ellas el mismo Colegio Médico, y variadas instituciones religiosas y civiles se habían movilizado por los derechos de la Vida. Han triunfado. El cardenal de París ha saludado la decisión del Senado con estas palabras: “La cultura de nuestro país, su historia, la responsabilidad ante Europa y el resto del mundo, así como su fragilidad actual, nos comprometen a dar pruebas de ambición ética, con valor y entusiasmo”.
   La segunda luz se ha encendido en un rincón de África: en Juba, la ciudad que será la capital de la nueva nación africana, Sudán del Sur (la nombro así en espera de la denominación oficial).

   Con el resultado de la consulta sobre la independencia, prácticamente resuelta a favor de la separación del Norte, el actual presidente del Sudán del Sur ha declarado: “Por nuestras hermanos y hermanas muertos en estos años de lucha, y especialmente por quienes han caído en el campo de batalla, nosotros debemos perdonar, como ha hecho Cristo en la Cruz, a todos los que han causado su muerte”. Detrás del Perdón, quedan 50 años de guerra olvidada en Occidente, en la que cristianos y animistas del Sur se han defendido de los ejércitos musulmanes del Norte.

  La tercera antorcha de luz esperanzadora ha comenzado a brillar en  corazones  chinos. Bob Fu no murió en la Plaza de Tiennanmen, porque la enfermedad de su novia le llevó a atenderla en vez de participar en aquella concentración, como tenía previsto. Convertido a Cristo años después, dirige hoy en Estados Unidos la fundación China Aid, que ayuda a los católicos chinos.

  En una entrevista le preguntan si abriga esperanza para el cristianismo y para su país. Esta es su respuesta:

   “Tengo muchas esperanzas. Creo que el Evangelio de Jesucristo es imparable. Se puede atar físicamente a muchos cristianos, enviarlos a la cárcel o a campos de trabajo, pero resulta que Dios vuelve estas cárceles y estos campos de trabajo en campos de cosecha.  Así es como muchos han llegado a conocer al Señor, en estos campos de trabajo.

   Por eso soy muy optimista, y creo que China en el siglo XXI no será sólo un país que reciba misioneros, sino que también, en un futuro próximo, China se preparará para llevar de nuevo el Evangelio a Jerusalén, y puede convertirse en un país del que salgan misioneros para todo el mundo. Soy muy optimista”.

La Fe y la Esperanza en Cristo, como el amanecer, renacen en todos los rincones de la tierra cada mañana.

ERNESTO JULIÁ
EL CONFIDENCIAL DIGITAL

viernes, 28 de enero de 2011

El verdadero significado de la conciencia

«Para los cristianos, el verdadero significado de la conciencia es la capacidad para reconocer la verdad», recuerda el Papa  
         Benedicto XVI recordó este viernes «el verdadero significado de la "conciencia" para los cristianos: la capacidad humana para reconocer la verdad, y la oportunidad de buscarla y de Almudi.org - Romaencontrarla». Al contrario, dijo, el pensamiento moderno considera «que no hay ninguna referencia objetiva de lo que es válido y verdadero».
      Tras poner de relieve que «en nuestro tiempo se da una gran importancia a la dimensión subjetiva de la existencia», el Santo Padre señaló que hay un «grave riesgo, porque en el pensamiento moderno se ha desarrollado una visión reduccionista de la conciencia, según la cual no hay ninguna referencia objetiva al determinar lo que es válido y lo que es verdadero, sino que el individuo, con sus intuiciones y experiencias, es el criterio; cada uno, por lo tanto, posee la propia verdad, la propia moral».
      «La consecuencia más obvia, añadió, es que la religión y la moral tienden a ser confinadas al ámbito del sujeto, de lo privado: la fe, con sus valores y sus comportamientos, ya no tiene derecho a un lugar en la vida pública y civil. Por lo tanto, si por un lado, se da una gran importancia en la sociedad al pluralismo y a la tolerancia, por otro, la religión tiende a ser gradualmente marginada y considerada irrelevante y, en cierto sentido, ajena al mundo civil, como si se tuviese que limitar su influencia en la vida humana».
      Ante los dirigentes y agentes de la jefatura de Policía de Roma, el Papa se refirió a la época actual, caracterizada por "profundos cambios", que «crean a veces una sensación de inseguridad, debido principalmente a la precariedad social y económica, agravada también por un cierto debilitamiento de la percepción de los principios éticos en los que se funda el derecho y de las actitudes morales personales, que siempre fortalecen esos ordenamientos».
La tentación del fracaso
      «En nuestro mundo, con todas sus nuevas esperanzas y posibilidades —dijo—, se tiene al mismo tiempo la impresión de que el consenso moral decae, y en consecuencia, las estructuras en la base de la convivencia no logran funcionar plenamente. Se asoma en muchos la tentación de pensar que las fuerzas movilizadas para la defensa de la sociedad civil están destinadas al fracaso. Ante esta tentación, nosotros, en particular, que somos cristianos, tenemos la responsabilidad de encontrar el modo de profesar la fe y de hacer el bien».
      El Papa subrayó que «los nuevos retos de hoy exigen que Dios y el ser humano vuelvan a encontrarse, que la sociedad y las instituciones públicas reencuentren su "alma", sus raíces espirituales y morales, para dar una nueva consistencia a los valores éticos y jurídicos de referencia y por tanto a la acción práctica. (...) El mismo servicio religioso y de asistencia espiritual que, según la legislación actual, el Estado y la Iglesia se comprometen a proporcionar también al personal de la Policía de Estado, testimonia la fecundidad perenne de este encuentro».
 LEER MÁS
RELIGIÓN CONFIDENCIAL / ALMUDÍ

jueves, 27 de enero de 2011

“Hay que promover la vocación del comunicador católico”


Os invito a aplaudir esta iniciativa de Jack Valero y a secundarla: “En apenas una semana, coincidiendo con la visita del Papa al Reino Unido en septiembre de 2010, se produjeron casi cien intervenciones de miembros de ‘Catholic Voices’ en los medios de comunicación británicos. Desde entonces hemos entrado en la agenda de los medios y cada vez que se producen Almudi.org - Jack Valeronoticias importantes vinculadas a la Iglesia nos llaman para intervenir y explicar de manera positiva, con respeto pero sin complejos, la postura católica”
Con apenas 17 años, Jack Valero (Barcelona, 1959) se fue a estudiar Ingeniería a Inglaterra, país en el que acabaría estableciendo su residencia definitiva. Hoy es una de las voces católicas más representativas del país.
      Desde el año 2006 es el director de Comunicación del Opus Dei en el Reino Unido. También ha sido recientemente el responsable de prensa de la beatificación del cardenal Newman y uno de los impulsores del proyecto Catholic Voices, un atrevido programa de formación de laicos católicos para su intervención sin complejos en los medios de comunicación.
¿Cómo surgió la idea de “Catholic Voices” y cuáles eran sus pretensiones?
Poco antes de la visita de Benedicto XVI al Reino Unido, en una conversación informal entre amigos, surgió el tema de la pobre imagen comunicativa que ofrece muchas veces la Iglesia a pesar de contar con el mejor de los mensajes posible.
Esta constatación nos llevó a concebir la posibilidad de lanzar Catholic Voices. Se trataba de una iniciativa cuyo principal objetivo era la formación de laicos, gente de a pie, con sus trabajos y sus familias, que con motivo de la visita papal pudieran hacerse presente en los medios y explicar la postura católica.
Pese al ambiente enrarecido que se estaba viviendo, a causa sobre todo de los casos de abusos sexuales en todo el mundo, estábamos convencidos de que la presencia histórica de Benedicto XVI en nuestro país era una oportunidad única para poner a la Iglesia en el foro público y poder ofrecer una imagen distinta a la que generalmente se daba de ella, vinculada básicamente a cuestiones negativas.
¿Se lograron los objetivos?
En apenas una semana, coincidiendo con la visita del Papa al Reino Unido en septiembre de 2010, se produjeron casi cien intervenciones de miembros de Catholic Voices en los medios de comunicación británicos. Desde entonces hemos entrado en la agenda de los medios y cada vez que se producen noticias importantes vinculadas a la Iglesia nos llaman para intervenir y explicar de manera positiva, con respeto pero sin complejos, la postura católica.
Hoy podemos decir que la aparición de Catholic Voices en la escena pública ha significado un gran éxito y los obispos en el Reino Unido han quedado realmente contentos. Cabe decir, sin embargo, que se trata de un proyecto privado, no vinculado jurídicamente a los obispos ni a la diócesis, porque hemos creído que así puede tener más fuerza y credibilidad ante la opinión pública.
Ahora el objetivo es seguir formando gente e incluso apoyar proyectos como éste en otros países. Ya me he reunido con gente interesada en Irlanda, Holanda y España. Nuestro sueño es crear el movimiento mundial de Catholic Voices, cuya misión principal sería la promoción de la vocación del comunicador católico.
 LEER MÁS
Jack Valero
Catalunya Cristiana (Entrevista de Samuel Gutiérrez) / ALMUDÍ

miércoles, 26 de enero de 2011

LOS MÁRTIRES DE LA CRISTIANOFOBIA

   El autor analiza la persecución que sufren los cristianos en casi todo el mundo árabe y en otros muchos países. Reflexiona sobre la película recién estrenada ‘De dioses y hombres’, fiel reflejo de lo que ocurre hoy en día

   Tiene el cine la virtud de darnos alguna películas, bien pocas, que ponen ante nuestros ojos el signo de los tiempos en que vivimos y por ello mismo alcanzan también una dimensión profética. Como si actuara en ellas el propio Tiresias, el adivino ciego de la Tebas helénica que hacía de mediador y anticipador entre los dioses y hombres según nos recordaba modernamente Eliot en La tierra baldía. Por eso, ver tales películas supone un ejercicio luminoso y doloroso a un tiempo de necesaria comprensión. Por eso, también, perdérselas le condena a uno a seguir un poco más encadenado a mirar la pared sombría de la caverna de Platón. La obra recién estrenada en nuestras pantallas del francés Xavier Beauvois, tan laureada en Cannes, De dioses y hombres, es ciertamente una de ellas. Y no podía ser más oportuna.

   En efecto, la dramática historia que se nos describe -con la luz y espiritualidad de un cuadro de Zurbarán y la angustia de un relato de Bernanos- de los siete monjes cistercienses del monasterio de Nôtre-Dame del Atlas en Tibhirine (Argelia), decapitados en 1996 por el Grupo Islámico Armado (GIA) en plena guerra civil argelina, nos hace caer, así de súbito, en la cuenta de que las persecuciones de cristianos no son de un ayer más o menos remoto. Más bien todo lo contrario, aunque por razones muy diversas -y no siempre claras- los medios y la política occidentales pretendan poner sordina a la dimensión de una tragedia que crece exponencialmente de una década a esta parte.

   Ha tenido que ser Benedicto XVI quien en reciente alocución recordara que son en la actualidad los cristianos «el grupo religioso que sufre mayor persecución por motivos de fe». Sin duda, tenía a la vista el estremecedor Informe de libertad religiosa en el mundo 2010 emitido por el Pontificio Consejo Justicia y Paz donde se cifraba en 150.000 (el lector no ha leído mal) el número de cristianos muertos durante el año pasado por animadversión religiosa. A ello hay que sumar 200 millones de cristianos perseguidos y otros 150 millones discriminados por sus convicciones, para poder así determinar correctamente el alcance de la barbarie. 

LEER MÁS
Ignacio García de Leániz es profesor de Recursos Humanos de la Universidad de Alcalá de Henares.
ELMUNDO.ES

martes, 25 de enero de 2011

RECUPERAR LA VERDAD

    Aprovechando las acertadas declaraciones de Mayor Oreja sobre la crisis ética de la sociedad actual, de Prada reflexiona sobre la importancia de recuperar la verdad para conseguir la ansiada regeneración moral. El subrayado en el artículo es mío.

   Entre la faramalla politiquilla con que cada día nos desayunamos, las palabras de Jaime Mayor Oreja suelen brillar como el oro entre la bisutería. Lleva algún tiempo Mayor Oreja convertido en un auténtico «verso suelto» de la política; no en el sentido banal que suele dársele al término (aplicado al político propenso a la pataleta que se postula ante los medios, disconforme con el papel que le han asignado en las muy lacayunas estructuras de partido), sino en un sentido mucho más hondo y sustancial, que es el del político con un discurso propio, contrario o por lo menos ajeno a las consignas resobadas y oportunistas, contrario al cambalache de topicazos en que chapotean los discursos oficiales. 

   Lo que enaltece más la figura de Mayor Oreja es que tales disonancias no las estimula la ambición personal, ni el afán por postularse, sino un propósito de desenmascarar las mentiras y superficialidades en que habitualmente se desenvuelve la acción política; y que tal propósito lo cumple, las más de las veces, a costa de su sacrificio personal, a costa de recibir un pedrisco de mojicones, que le llueve no sólo desde las filas adversas, por cierto. Mayor Oreja ha asumido el deber de decir responsablemente aquellas verdades del barquero que el sistema juzga extemporáneas, o agoreras, o inconvenientes, a sabiendas de que cuando uno decide ser «voz que clama en el desierto» acaba con la cabeza servida en bandeja de plata o, en el mejor de los casos, relegado al ostracismo; y su compromiso con la verdad se nos antoja uno de los escasos episodios de dignidad que redimen nuestra encanallada vida pública.

    En una convención de su partido celebrada este fin de semana, Mayor Oreja ha tenido el valor de vindicar la verdad, en una época que proclama cínicamente que «la libertad nos hace verdaderos». «Recuperar la verdad», como ha señalado Mayor Oreja, exige, en primer lugar, reconciliar al hombre con su naturaleza, establecer cuál es su fin, el sentido de su existencia; exige restaurar la razón del vivir. Porque una sociedad que ha extraviado la razón del vivir, que se guía por un mero apetito de libertad, acaba renunciando a su condición humana: la «cultura de la muerte» a la que nos hemos abrazado como posesos, el extravío de las más elementales nociones morales, la destrucción de los vínculos familiares, que Mayor Oreja ha denunciado paladinamente, no son sino consecuencias inevitables de esa libertad desnortada —un aguachirle de relativismo— que ha soltado amarras con la verdad que le brinda sustento. Y una sociedad que reniega de la verdad que la constituye se convierte, inevitablemente, en pasto de ingeniería social; se convierte en barro moldeable en manos del político que, a cambio de exaltar sus caprichos y conveniencias, puede instaurar un reinado de la mentira sin violencias ni sobresaltos, sabiendo que quienes lo sostienen no se rebelarán, pues previamente han sido sobornados. Así se puede instaurar una «economía de ficción», o una política antiterrorista hecha de engañifas y fingimientos; porque, faltando el sustento de la verdad, toda mentira campa por sus fueros, engalanada de libertad.

    Sólo una profunda regeneración moral que restablezca la verdad humana, la razón del vivir, puede disolver este gran trampantojo. La libertad sin referencia alguna a la verdad de la persona acaba siempre en alienación y angustia, por mucho que se disfrace con gozos superferolíticos. Mayor Oreja ha vuelto a ser una «voz que clama en el desierto» de la faramalla politiquilla. Desde esta esquina de papel le dirijo mi gratitud.

JUAN MANUEL DE PRADA

lunes, 24 de enero de 2011

DE PERSECUCIONES Y PREJUICIOS

Acertado análisis del profesor Fontrodona que os invito a leer. No deja de ser preocupante y paradójico que en pleno siglo XXI siga habiendo personas que mueren por causa de sus convicciones religiosas, cuando se supone que hemos alcanzado un nivel de educación y convivencia que asegura que nadie vaya a ser perseguido por sus ideas

   Se ha estrenado estos días una película que narra el secuestro y asesinato de un grupo de monjes Almudi.org - Joan Fontrodonacistercienses en Argelia en 1996. Coincide el estreno de esta película —que ya fue galardonada en el pasado mes de mayo con el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes—, con noticias en las últimas semanas sobre ataques y asesinatos de cristianos en diversos lugares del mundo, como Bagdad y Alejandría.

      No deja de ser preocupante y paradójico que en pleno siglo XXI siga habiendo personas que mueren por causa de sus convicciones religiosas, cuando se supone que hemos alcanzado un nivel de educación y convivencia que asegura que nadie vaya a ser perseguido por sus ideas. 

      Benedicto XVI en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año afirma que «los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre mayor número de persecuciones a causa de su fe». En ese mismo documento, dice también el Papa que en otras regiones «se dan formas más silenciosas y sofisticadas de prejuicio y de oposición hacia los creyentes y los símbolos religiosos»

      Un ejemplo reciente. La Unión Europea edita cada año una agenda escolar que reparte gratuitamente entre estudiantes de la UE. En la edición de este año se han incluido fiestas religiosas del Islam, Hinduismo, la religión Sikh, y fiestas del calendario chino, pero no se menciona ninguna fiesta cristiana.
      Además de argumentos más o menos opinables, como el impacto del cristianismo en la cultura europea y en el mismo nacimiento de la Unión Europea, hay un factor objetivo indiscutible: los cristianos son el grupo más numeroso en Europa por sus creencias religiosas. ¿Qué empresa se permite el lujo de menospreciar a su principal cliente?

      Se ha publicado un informe sobre la intolerancia hacia los cristianos en Europa, que recoge una lista de casos de los últimos cinco años en los que los cristianos se han visto discriminados por los poderes políticos o judiciales, o han sido objeto de acciones hostiles por parte de la sociedad civil. 

      Hemos visto en España casos en los que se impide ejercer la objeción de conciencia por cuestiones religiosas, eventos culturales que son una burla hacia las creencias religiosas, la retirada de símbolos religiosos en lugares públicos, la imposición de un lenguaje políticamente correcto que elude cualquier referencia religiosa, el intento de imponer una educación en la que no haya referencia alguna al fenómeno religioso. 

      Hemos tenido el caso del asedio a la capilla de la Facultad de Económicas de la UB. La Abogacía General del Estado en un reciente escrito se permite afirmar que «las instituciones públicas, y muy especialmente los centros docentes, han de ser, ideológicamente neutrales », para a continuación, y sin el más mínimo rubor ante su falta de coherencia lógica, sentenciar, citando a Kelsen, que «la concepción filosófica que presupone la democracia es el relativismo». A eso le llaman neutralidad, y se quedan tan anchos.

      Esas formas más sofisticadas de hostilidad contra la religión son tan rechazables como los ataques fanáticos y fundamentalistas. Unos te acaban quitando la vida, mientras que otros “sólo” te quitan el aire. Lo peor es que quien te quita el aire es el Estado, y encima parece que tienes que darle las gracias.

Joan Fontrodona. Profesor del IESE. Universidad de Navarra
ABC (Cataluña) / Almudí

domingo, 23 de enero de 2011

LA TENTACIÓN TOTALITARIA

Buen artículo de Julio Ariza sobre el totalitarismo genético que suelen tener la mayoría de los partidos políticos de izquierda.   

   No es raro que esta izquierda nuestra haga gala de progresismo y nos quiera a todos con la atención puesta en un futuro imaginado, porque volver la vista a la historia con mirada limpia y alguna profundidad es dejar de ser de izquierdas o abrazar el cinismo.
    Es el lenguaje del socialismo, donde las palabras, como en la Oceanía imaginada por Orwell en 1984, significan lo contrario de su concepto original: la paz es la guerra, el amor es odio y la esclavitud es libertad. Sólo así se puede entender que el socialismo –y, por extensión, la izquierda– no haya seguido los pasos de esos hijos descarriados suyos que fueron el fascismo italiano –obra de un insigne socialista, director del órgano del partido, Avantie, hijo de su secretario general– y el Nacionalsocialismo alemán, cuando la historia ha demostrado hasta el hartazgo que es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y el evangelio de la envidia, por decirlo con las palabras de Winston Churchill.
    Sospecho que, de aquí a unos años, los conceptos de izquierda y derecha serán revisados y manejaremos una clasificación más útil, porque si la izquierda existe sin duda –con diferencias de grado, no de naturaleza–, la denominada derecha es el espacio de la libertad, de propuestas que en ocasiones poco tienen que ver entre sí, salvo el honorable título de no ser izquierda. Pero, obligado a mantener el binomio más popular, podría decirse que es de derechas quien cree que existe un orden natural preexistente al sujeto, que debe descubrir y aplicar a la realidad social. Y es de izquierdas quien descree de este orden previo y piensa que debe crearlo ex nihil en el caso de la comunidad humana.

Año Cero

    La piedra de toque de la izquierda es esa ‘tabula rasa’ que quiere hacer siempre de las sociedades humanas, forzando a los individuos y los hechos a ajustarse a un esquema ideal. Cuando ese ajuste no funciona, tanto peor para los hechos... Y para los individuos. Un centenar de millones de seres humanos pagaron con su vida esta obsesión de la izquierda por crear ‘el Hombre Nuevo’, despreciando al hombre real. O, como decía Chesterton “amaban apasionadamente a la humanidad pero no soportaban que nadie tosiera a su lado”. Lo que no es extraño en una teoría cuya pareja de creadores –Marx y Engels– hablaban en nombre de la clase trabajadora a pesar de no haber trabajado en algo útil un solo día de sus vidas, abandonar a sus hijos o maltratar despiadadamente al servicio domestico.
    Si la historia no fuera una muestra evidente y abrumadora de la deriva totalitaria de la izquierda, los propios postulados de esta ideología, su concepto del hombre, serían ya suficiente indicio, porque el socialismo es, incluso en el plano teórico, una rebelión contra la realidad, una negativa tajante a ver las cosas como son y ajustar a lo que conocemos del hombre y el mundo nuestro proyecto social.
    No hay sector en el que la izquierda no haya sembrado el desastre, pueblo al que no haya arruinado si se le da la oportunidad, población que no haya diezmado con purgas masivas que han dejado pequeñas las masacres nazis o la desolación de las hordas de Genghis Khan. Y, sin embargo, mientras confesar alguna simpatía por los regímenes vencidos en la Segunda Guerra Mundial supone –con toda la razón– la muerte política y social, todavía vemos a políticos e intelectuales afirmando “ser de izquierdas” no sólo sin vergüenza o remordimiento por la desolación sembrada por la ideología que pregonan, sino incluso con timbre de orgullo, como si proclamasen lo listos, ilustrados y compasivos que son. En un sentido, pronunciarse de izquierdas exime de la molestia de tener que hacer esfuerzo alguno por el prójimo o la sociedad.

Los mañanas que cantan

    Los izquierdistas ingenuos y de buena fe –los hay– quisieron ver en cada nuevo ‘proyecto socialista’ la aventura definitiva que demostraría, al fin, que el socialismo no es incompatible con la falta de libertad ni sinónimo necesario de la miseria. En vano. Abiertos los ojos, a la fuerza, al horror soviético, se pasaron con entusiasmo al experimento chino. Después de las hambrunas indescriptibles minuciosamente manufacturadas por Mao con el Gran Salto Hacia Adelante (¿al abismo?) y la Revolución Cultural, creyeron en Corea del Norte.
   Luego, en rápida sucesión, vinieron Vietnam, Camboya, los socialismos africanos, Cuba, Nicaragua... Para ver, en cada caso, como se repetía invariablemente el esquema de tiranía ideológica, mentiras, represión, adoctrinamiento incesante y miseria.
    Que una concatenación tan persistente de fracasos, siguiendo líneas idénticas, no haya abierto definitivamente los ojos de nuestra izquierda en Occidente, relegando definitivamente el socialismo al basurero de la historia, es buena prueba de la victoria gramsciana sobre la cultura y el lenguaje político compartido, asignatura pendiente e incluso ignorada de una derecha pusilánime.
    Porque este reiterado esquema histórico de errores no es un cúmulo de desgraciadas coincidencias, sino que está en el mismo ADN de la izquierda. Del mismo modo podemos repetir hasta el hartazgo el experimento de dejar una piedra en el aire, que caerá al suelo sea cual sea nuestro deseo o intención. La ignorancia de qué es el hombre, cuál es su fin, qué le mueve y a qué tiende hacen que la izquierda haya fracasado ya en sus planteamientos, mucho antes de ser probada en la práctica.

Totalitarismo genético

    Hace poco hemos asistido a uno de los más espeluznantes intentos de ingeniería social –y de los más genuinamente izquierdistas– por parte del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, la Ley contra la Discriminación en el Trato. En ella está encapsulada toda la aversión a la libertad personal, a la individualidad, al Estado de Derecho; toda la fe en el cambio de naturaleza por imposición, todo el anhelo de ajustar las personas a las ideas y todo, en fin, el totalitarismo al que tiende irremediablemente la izquierda, incluso cuando aún no puede prescindir de urnas y parlamentos.
La derecha es una creencia innata en la limitación de nuestras posibilidades de mejorar al hombre. Cree que es la sociedad misma, el conjunto de los individuos, los que en sus interacciones libres dan color, sabor, creencias y valores a una cultura, sobre la que el poder deberá actuar como un respetuoso árbitro. No así la izquierda, para la que la naturaleza humana es blanda arcilla que puede modelar a placer.
    Los ideólogos de la izquierda nos quiere justos y benéficos por ley, felices por decreto. Aunque para ello tengan que preparar el gulag. No son capaces de asumir algo que tienen en el fondo del corazón, fruto de su humana condición: que un hombre sin Dios es un ser sediento y angustiado, incapaz de ser feliz y de dar la felicidad a los demás. Incapaces de reconocer que una sociedad sin Dios no puede encontrar la paz, no es, como les gusta decir a ellos, sostenible. El vacío de trascendencia es llenado con placeres de regusto a acíbar, donde el odio encuentra fácilmente un hueco de destrucción y desunión.
    El cristianismo sigue ahí esperando de nuevo que este hombre moderno, mayor de edad, desengañado, regrese a su viejo y acogedor hogar para darle la luz de un destino eterno, capaz de inyectar las razones para vivir que no ha podido encontrar en ideologías de tristeza y muerte.

JULIO ARIZA
LA GACETA

TOCAR EL VIOLÓN

     Cuando en muy diversos países del mundo desarrollado la opción de educar en aulas diferenciadas a niños y niñas se está viendo como un avance y una garantía de atención personalizada y de excelencia académica, algunos en nuestro país siguen atacando la libertad de educación en vez de trabajar por la mejora de la educación. Os invito a leer este artículo de Emili Avilés.
    Seguro que ustedes recordarán a esos músicos “abnegados” que seguían tocando en la orquesta del gran salón del Titanic incluso cuando éste ya se hundía irremisiblemente.
    Seguro que ustedes recordarán a esos músicos “abnegados” que seguían tocando en la orquesta del gran salón del Titanic incluso cuando éste ya se hundía irremisiblemente. Pues a eso me recuerdan algunos políticos que se dedican a ser muy “profesionales” y esforzados cuando de medidas parciales e innecesarias se trata. Presentan puras maniobras de distracción, se embelesan en sus caprichos e inventan problemas donde no los hay, tal vez para entretener al personal, cosa que ocurre en muchos ámbitos de la acción política.
    Sea como sea, perder el tiempo en debates ya amortizados y que sólo se arrojan a la opinión pública por motivos sectarios, eso es claramente ponerse a tocar el violón. ¿Y qué es si no, por ejemplo, la nueva insistencia del gobierno socialista en quitar los conciertos económicos a los centros de educación diferenciada, esta vez bajo el disfraz de una “Ley de Igualdad de Trato” que quiere sacar adelante la ministra de Sanidad, Leire Pajín?
Si otros ministerios han de intervenir en cuestiones relacionadas con la educación, que intervengan para mejorarla, no para poner palos en las ruedas. Por ejemplo, desde Economía que se diga claramente que los fondos procedentes de los impuestos es lógico y rentable que se dediquen a hacer realidad el derecho constitucional a la gratuidad y libertad de elección educativa, garantía de verdadero progreso.
    Y lo mismo desde el ministerio de Justicia o de Trabajo, que deberían proyectar sus objetivos en las escuelas, para que todos podamos ser efectivamente iguales ante la ley, con oportunidades de trabajo digno y estable…
    ¿Tendremos que volver a recordar toda la legislación que avala el derecho a elegir los padres la educación de sus hijos y el deber de las administraciones públicas de no impedir esa libertad, en igualdad de condiciones?
    ¿Tendremos que decir de nuevo que ningún gobernante central o autonómico puede imponer a las familias una escuela concreta: ni pública, ni privada; ni diferenciada, ni mixta; ni laicista, ni fundamentada en valores religiosos?
    Cuando en muy diversos países del mundo desarrollado la opción de educar en aulas diferenciadas a niños y niñas se está viendo como un avance y una garantía de atención personalizada y de excelencia académica, algunos en nuestro país siguen atacando la libertad de educación en vez de trabajar por la mejora de la educación.
    Si queremos ser más competitivos, tener más solidez en nuestra economía, es condición indispensable aprender a superar los intereses ideológicos y de control que los gobernantes vienen teniendo, desde siempre, en el campo de la educación. No existe un buen desarrollo sin una buena educación. Y esto no está siendo un tema básico en el cual se estén poniendo todas las energías.
    En fin, todo el mundo sabe que el hecho de que los padres podamos eligir para nuestros hijos el centro educativo que juzguemos más adecuado es un derecho básico, enorme, como aquel iceberg en el que impactó el Titanic.
    Y, por cierto, sobre todo ello el ministro de Educación, Sr. Ángel Gabilondo, tiene mucho que decir. ¡A ver, a ver!

Emili Avilés (especialista en educación familiar)
EL CONFIDENCIAL DIGITAL

sábado, 22 de enero de 2011

Trabajo y maternidad

Acertado análisis de Erica Jong: igual de libre debe sentirse una mujer que decide dejarlo todo para educar a sus hijos, que aquella que prefiere centrase única y exclusivamente en una carrera profesional de altos vuelos

La escritora Erica Jong critica en el Wall Street Journal (6-11-2010) que se imponga a las Almudi.org - "Trabajo y maternidad"mujeres la idea de que la única maternidad auténtica es la que propone dejarlo todo para atender a los hijos.
      «A menos que viva usted en otro planeta, estará de acuerdo —espeta Jong al lector— en que desde hace un par de décadas vivimos una auténtica locura de la maternidad. Las estrellas de cine y demás 'celebrities´ muestran al público con orgullo sus embarazos en revistas y televisiones en las que nunca aparecen las niñeras con las que cuentan para sacar adelante a sus retoños. Se difunde así la idea equivocada de que criar a un hijo es una tarea llevadera, fácil y barata».
      Jong, que se hiciera famosa tras el éxito de su novela Fear of flying en la que proponía la liberalización sin tapujos de la mujer, mira con recelo a los gurús del “attachment parenting”, teoría apadrinada por el doctor William Sears (The baby book) que promueve una relación más estrecha entre padres y niños. Un concepto de maternidad que lleva a veces a tomar la decisión de dejar de trabajar para atender a un hijo. «¿Cómo puede uno hacer eso a la vez que trata de ganar el dinero que necesita para subsistir?», se pregunta Jong. Efectivamente, aplicar esta teoría resultaría inconcebible para una mujer que decidiera ser madre en solitario.
      Curiosamente, para explicar que este nuevo tipo de crianza 24 horas no es necesario, la novelista rescata la tesis de que a un hijo no sólo lo educan su padre y su madre sino que en su desarrollo también participan el resto de miembros de la familia. «El hecho de que varias personas estén pendientes de ellos permite a los bebés y a los niños desarrollar mejor sus capacidades cognitivas, además de prepararles para la vida mejor de lo que lo harían unos estresados padres biológicos en solitario». Es una pena que hoy ese tipo de núcleo familiar que alaba Jong sea algo ninguneado o atacado por tantas leyes que lo vacían de contenido y lo desnaturalizan, muchas de ellas alentadas por el feminismo radical.
      Jong denuncia que la presión que ejercen sobre las mujeres teorías como el “attachment parenting” provoca un aumento del sentimiento de culpabilidad femenino por no ser capaz de conseguir educar a los hijos de ese modo. Algo que por otro lado no es obligatorio para nadie por mucho que la publicidad nos insista en ello.
      A la mujer de hoy se le exige afrontar dos grandes retos. Por un lado, el de desarrollar su carrera al más alto nivel, y por el otro, aspirar a ser madre. «Las mujeres deben poder elegir libremente cómo criar a sus hijos para poder afrontar ambos retos», concluye Jong.
      Pero olvida que también las mujeres deben poder decidir si quieren afrontar ambos retos o prefieren centrarse en alguno de ellos. Igual de libre debe sentirse una mujer que decide dejarlo todo para educar a sus hijos, que aquella que prefiere centrase única y exclusivamente en una carrera profesional de altos vuelos.

Publicado originariamente en The Wall Street Journal 

TemesD´Avui.org  / Almudí

viernes, 21 de enero de 2011

"Las raíces cristianas del mundo árabe"

Los cristianos siempre han pertenecido a la tierra que les vio nacer y crecer, a la tierra de sus antepasados, los países de la Biblia. No son una minoría religiosa llegada de fuera para suscitar compasión respecto a ellos mismos. Este interesante artículo nos lo recuerda.


Son raras las voces, como la del príncipe Saudí Talal Ibn Abdel Aziz, hermano del rey Abdallah, que se alzaAlmudi.org - Raíces cristianasn para decir que la marcha de los cristianos pondría en peligro la democracia y la modernidad del mundo árabe. Se necesitarían más voces como estas si se quiere suscitar un debate indispensable. El déficit democrático es en gran parte responsable de la confusión actual. Y Occidente, que no osa irritar a sus aliados, es culpable de sus malas compañías.
Hoy existe preocupación por la suerte de los cristianos del mundo árabe. Hasta se ha convertido en un tema recurrente cada vez que un atentado sitúa en su mira una iglesia en Irak o los coptos egipcios son objetivo de nuevas vejaciones. Los medios de comunicación siguen anunciando la desaparición o la partida generalizada de los cristianos de Oriente como una perspectiva “inminente” o “inevitable”.
      Con todo, lo que sucede no es nuevo en absoluto. Desde hace tiempo —no es secreto para nadie— ciertos cristianos del Líbano no se hallan en olor de santidad. El equilibrio entre las diversas comunidades que componen las sociedades de Oriente Medio siempre ha sido frágil y sujeto al vuelco de alianzas tácticas.
      Igualmente está de moda explicar los peligros que pesan sobre los cristianos con el aumento del radicalismo islámico. Así no se corre el riesgo de contrariar a nadie. Los cristianos se refuerzan en la postura de victimas ejemplares a quienes hay que salvar de la hidra islámica. En cuanto a los gobiernos árabes, son entonces libres de huir de sus responsabilidades, instrumentalizando el ámbito religioso para ofrecer una nueva legitimidad a bajo coste.
      Ciertos “opinionistas” no miden el alcance de sus declaraciones cuando afirman, por ejemplo, que el final del colonialismo supondría la pérdida de valiosos apoyos para los cristianos, o cuando presentan a estos últimos como los “occidentalizados” del mundo árabe. Significa ignorar la importancia de la aportación ideológica de los cristianos a las sociedades de Oriente Medio. Significa olvidar que las elites cristianas han concebido y sostenido el buen proyecto de la unidad árabe: la noción de arabicidad, forjada en parte por intelectuales cristianos.
      Desde que las Naciones Unidas declararon 1999 como el año del diálogo de civilizaciones, la comunidad internacional parece haberse dormido frente a los riesgos reales de las diversidades en el mundo. Celebrar no es una respuesta a los desafíos de la coexistencia. Un dialogo entre las culturas en el plano internacional carece de cualquier oportunidad de éxito si no se acompaña de un paradigma en el plano nacional.
      Algunos rechazan admitir que pueden ser al mismo tiempo víctimas y opresores. ¿Cómo se puede promover la coexistencia de las culturas si, dentro de las fronteras, sigue en vigor el culto de la mayoría y de la religión dominante, si no del partido único? ¿Qué credibilidad pueden tener los incesantes y repetidos llamamientos de la Organización de la conferencia islámica y de la Organización islámica para la ciencia, la educación y la cultura, que se yerguen en defensores de los musulmanes que viven en Occidente, cuando estas dos organizaciones mantienen un silencio culpable ante los atropellos que sufren los cristianos de Oriente; cuando en la práctica, los gobiernos de los países árabes son incapaces de tutelar a sus ciudadanos de confesión cristiana o citan ante la justicia a hombres y mujeres que han elegido un camino distinto del mayoritario?
      Son raras las voces, como la del príncipe Saudí Talal Ibn Abdel Aziz, hermano del rey Abdallah, que se alzan para decir que la marcha de los cristianos pondría en peligro la democracia y la modernidad del mundo árabe.
      Se necesitarían más voces como estas si se quiere suscitar un debate indispensable. El déficit democrático es en gran parte responsable de la confusión actual. Y Occidente, que no osa irritar a sus aliados, es culpable de sus malas compañías.
      Decir que la presencia de los cristianos debe ser “tolerada” en el mundo árabe es, en el fondo, profundamente injusto. Los cristianos siempre han pertenecido a la tierra que les vio nacer y crecer, a la tierra de sus antepasados, los países de la Biblia. No son una minoría religiosa llegada de fuera para suscitar compasión respecto a ellos mismos. Están en su país y allí deben permanecer. Su partida es el fin de nuestra historia y el inicio de cuanto de ello se derive.
Hansi Abidi. Director del “Centre d'études et de recherche sur le monde arabe et méditerranéen”, de Ginebra.
LE MONDE / ALMUDÍ

jueves, 20 de enero de 2011

Sin confianza no hay compromiso

  El verdadero problema de los jóvenes –y también de mucha gente mayor– es nuestra desesperada confusión, ignorancia y cinismo acerca de aquello en lo que podemos confiar en este mundo. Lo explica este estupendo artículo sobre el compromiso, que os invito a leer. 

Para que los jóvenes comprendan que vale la pena comprometerse en el matrimonio, tienen que entender la sustancia de la unión matrimonial, que no se reduce a los ritos formales. Así lo mantiene Zac Alstin en un artículo publicado en MercatorNet.com 6-12-2010).

     Los jóvenes de hoy –entre los que me cuento– parece que no desean o no se sienten capaces de comprometerse, o por lo menos eso se dice. Pero esta descripción no responde a mi experiencia. Diagnosticar el problema como “falta de compromiso” no solo confunde el síntoma con la causa, incluso malinterpreta el síntoma.

     Comprometerse significa confiarse uno mismo a algo o a alguien. El verdadero compromiso presupone confianza en el objeto de nuestro compromiso. Y ciertamente hay mucha confianza entre los jóvenes de hoy, pero no en los campos en los que esperamos o apreciamos.

En qué confían los jóvenes

     En primer lugar, los jóvenes confían en el entretenimiento, y se comprometen con él de todo corazón. Juegos, películas, series de televisión, son objetos de auténtico compromiso. Esto es lo que implica ser un fan, un devoto o fanático. La gente dedica con gusto tiempo y dinero al entretenimiento en formas variadas.

     Diagnosticar el problema como "falta de compromiso" no solo confunde el síntoma con la causa, incluso malinterpreta el síntoma

     En menor número, los jóvenes también están comprometidos con los deportes. El nivel de compromiso manifestado en el apoyo a un equipo, o incluso con la propia participación a distintos niveles, demuestra un alto grado de confianza en el valor del deporte. En los niveles más altos, encontramos muchos ejemplos de jóvenes comprometidos con exigentes regímenes de entrenamiento, competición y resultados.

     En tercer lugar, encontramos muchos jóvenes comprometidos en ciertas carreras profesionales, especialmente en profesiones vocacionales como medicina. ¡No subestimemos el idealismo y el compromiso de un estudiante de medicina! Muchos de ellos dedicarán hasta doce años de estudio antes de alcanzar la deseada especialización.

Entre las promesas y las separaciones

     La gente joven –como la mayoría de la gente– se compromete con las cosas en que confía. Lo característico de la época actual no es el cambio en los patrones de compromiso, sino en los patrones de confianza. La gente parece no confiar ya en el matrimonio y por lo tanto no se compromete en él. ¿Es realmente sorprendente que los jóvenes no confíen en el matrimonio cuando las tasas de divorcio son tan altas? En Australia, la duración media de los matrimonios antes de la separación es de 9 años. De los matrimonios celebrados en el periodo 2000-2002 se espera que terminen en divorcio la tercera parte.

LEER MÁS
ACEPRENSA / ANÁLISIS DIGITAL

miércoles, 19 de enero de 2011

Ética del pacto

  Los pactos entre las fuerzas políticas están a la orden del día. El Dr. Cabellos habla del enfoque ético que se debe dar en ellos: El mensaje de la doctrina social de la Iglesia evidencia la realidad de los estrechos vínculos entre solidaridad y bien común, solidaridad y destino universal de los bienes, solidaridad e igualdad entre los hombres y entre los pueblos, solidaridad y paz en el mundo

      Los acuerdos del gobierno con dos partidos políticos para sacar adelante los presupuestos del Estado o la Ley de Economía Sostenible dan pie para hablar de algo siempre actual: todos los Almudi.org - pactos, acuerdos o tratados tienen un ética que guardar para que las partes en concordia juzguen si es un convenio entre voluntades libres mediante el que intercambian algo legítimo, sin daño de terceros ni del bien común. 

      No entro —no me corresponde— a juzgar lo acordado con los asuntos que originan estas líneas. Los utilizo únicamente como ocasión para escribir del tema puesto que, siendo buena su existencia para la concordia social, los pactos han de ser justos, tanto por acción como por omisión.

      Bueno será recordar que la vida comunitaria es propia de la naturaleza del hombre, pero es necesario añadir que la sociabilidad humana no comporta automáticamente la unión de las personas. Esta aseveración no requiere explicación alguna porque observamos a diario muchos gérmenes de insociabilidad e individualismo, de cerrazón a los demás. Bastaría pensar en una frase mil veces repetida: "ese es tu problema", sin darnos cuenta de que, de algún modo, toda dificultad ajena lo es también mía. 

      Precisamente el bien común deriva de la igualdad, unidad y dignidad de todas las personas y tiende no solamente a respetar a cada uno, es decir, no consiste en la simple suma de bienes particulares, sino en «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección» (Concilio Vaticano II). Dos realidades a guardar en todo pacto: el respeto a cada persona y al bien común de la sociedad o sociedades implicadas directa o indirectamente por lo convenido.

LEER MÁS
PABLO CABELLOS 
LAS PROVINCIAS / ALMUDÍ

martes, 18 de enero de 2011

HACER SIMPÁTICA LA VIRTUD

En una entrevista que publica hoy el diario italiano La Stampa, Joaquín Navarro-Valls, quien durante 22 años dirigió el gabinete de prensa del Vaticano, agradece a Juan Pablo II su propia beatificación, Almudi.org - Juan Pablo II y Joaquín Navarro-Vallspor una «riqueza de su vida que hoy se manifiesta solemnemente».

El ex portavoz de la Santa Sede, el español Joaquín Navarro-Valls, destaca la capacidad de hacer "simpática" la virtud del papa Juan Pablo II, quien será beatificado el próximo 1 de mayo en el Vaticano, seis años y un mes después de su muerte.
      En una entrevista que publica hoy el diario italiano La Stampa, Navarro-Valls, quien durante 22 años dirigió el gabinete de prensa del Vaticano, agradece a Juan Pablo II (1920-2005) su propia beatificación, por una «riqueza de su vida que hoy se manifiesta solemnemente».
      «Para él, estar con Dios no era un 'deber' ni algo episódico, sino su primera necesidad existencial, lo más natural del mundo. Esto, naturalmente, se reflejaba después cuando hablaba con la gente: diría que sabía hacer simpática la virtud. No la hacía parecer imposible o demasiado difícil», comenta el ex portavoz vaticano.
      «Nos decía a todos que éramos muy superiores a todas las hipótesis sobre nosotros mismos que nos ofrecía día a día nuestra cultura. Y esto nos abría a todos nuevas perspectivas por el ser habitual. Nos hacía mejores o, al menos, querer ser mejores, o cuando menos, desear tener deseos de ser mejores», agrega.
      Navarro-Valls (Cartagena, 1936), quien afirma que el secreto del difunto Pontífice era el de la verdad, asegura que la "pasta de santo" de Juan Pablo II ya se veía en vida.
      «Los santos o lo son mientras viven o no lo serán nunca. Y no basta con estar hecho de esa pasta, hace falta saber convertir esa pasta —es decir, las aptitudes personales— en realidades estupendas», afirma el español.
      «Para mí la verdadera obra maestra (de Juan Pablo II) fue lo que, con la gracia de Dios, supo hacer en su vida personal: mantener siempre —a pesar de todo: años, enfermedades, preocupaciones— esa frescura interior para decir siempre 'sí' a lo que se le pedía. Y así fue hasta el último momento».
      Navarro-Valls afirma que el momento más emocionante que vivió junto al anterior Papa fue su último viaje a Polonia, su país natal, donde vio «muy emocionado» a un Juan Pablo II que, según él, «no era fácil de conmover».
Enlaces relacionados:
Así vi yo a Juan Pablo II, de Joaquín Navarro-Valls

ALMUDÍ.ORG