Arquitectura, historia, cultura, paisajes y religiosidad moldean este destino de turismo religioso ubicado a ambos lados de los Pirineos
Los santuarios marianos del Pilar, Torreciudad, Montserrat, Lourdes (Francia) y Meritxell (Andorra) forman la denominada Ruta Mariana, un itinerario de fe, espiritualidad y devoción a la Virgen María en el que los propios templos son, además de reconocidos centros de peregrinación, lugares con un enorme interés cultural y artístico.
Este proyecto, que ha cumplido 10 años de existencia, trata desde sus inicios de poner al alcance del peregrino y visitante una variada oferta en la que la vertiente espiritual esté siempre acompañada por otros atractivos de tipo cultural, histórico, natural y patrimonial. Se procura, de esta manera, que la experiencia del viajero sea lo más completa posible. Los mismos entornos en los que se ubican los santuarios, así como las ciudades, pueblos y comarcas por donde discurren las diferentes etapas, ofrecen al viajero mil y una posibilidades para disfrutar de este itinerario.
A los santuarios acuden creyentes y no creyentes, peregrinos con fines religiosos y visitantes meramente turísticos atraídos por la belleza artística y arquitectónica, a veces, por la simple curiosidad. Los gestores del proyecto conocen bien esta realidad y trabajan para que la ruta sea punto de encuentro para todo tipo de viajeros, un destino con diferentes propuestas y maneras de saborearlo. Además, tienen en cuenta las palabras de don Javier Mora, rector del santuario de Torreciudad desde 1998 hasta 2015, primer presidente de la Ruta Mariana y uno de los grandes impulsores de esta iniciativa: “Hay muchas personas que llegan como turistas y salen como peregrinos. Tengo, no la esperanza, sino la evidencia de que eso está sucediendo”.
El origen
El verdadero germen de esta Ruta Mariana está en el antiguo recorrido mariano que los peregrinos hacían desde Zaragoza, para visitar el Pilar, hasta Lourdes, parando en Torreciudad antes de pasar a Francia. Este ir y venir de fieles entre dos santuarios aragoneses y uno francés dio lugar a la idea inicial de concretar la ruta, convirtiéndose posteriormente en lo que es hoy, un camino de peregrinación universal a través de cinco santuarios hermanos.
Y es que Aragón siempre ha estado unido a la Ruta Mariana con sus dos grandes referencias espirituales. Por un lado, el Pilar, ubicado en el centro de Zaragoza, que ocupa un lugar especialísimo entre los santuarios marianos del mundo pues, como dice una antiquísima tra-dición, “la noche del 2 de enero del año 40, la Virgen María vino en carne mortal a Zaragoza”, lo que le convierte en el primer templo mariano del mundo. Y por otro, Torreciudad, localizado a los pies de los Pirineos en la bella comarca de la Ribagorza y muy cerca de Barbastro, rodeado de sugerentes paisajes que invitan a la paz y a la calma. Lleva siglos atendiendo las peticiones y plegarias de las familias del territorio, derrochando ahora cercanía y alegría a peregrinos procedentes de los cinco continentes. El entorno que lo rodea eleva aún más su atractivo, pues forma parte de una de las zonas más bonitas de Aragón. A través de carreteras secundarias, el viajero podrá descubrir espectaculares paisajes de cumbres pirenaicas, verdes valles, bodegas y viñedos, algunos de los pueblos más bellos de España, conjuntos medievales, iglesias románicas, monasterios, gentes...En definitiva, una gran parte del imponente legado histórico, artístico y natural de esta tierra de interior.
Más información: www.rutamariana.com
Fuente: Revista Palabra.
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