sábado, 5 de marzo de 2011

Padres ejemplares (La primera condición para educar correctamente)

   Los niños tienden a imitar las actitudes de los adultos, en especial de los que quieren o admiran. En concreto, jamás pierden de vista a los padres, los observan de continuo, sobre todo en los primeros años. Ven también cuando no miran y escuchan incluso cuando están o parecen estar super-ocupados jugando. Poseen una especie de radar, que intercepta todos los actos y las palabras de su entorno.

* * *

    A modo de introducción: Cavilaciones de una madre “de andar por casa” sobre los “padres ejemplares” (Por Marta Román)

    Vaya título: “Padres ejemplares”.

    Anda que no habré escuchado veces… Que si Fray Ejemplo… Que si los críos se enteran de todo…

    ¡Qué más quisiera yo que ser una madre ejemplar!

    A mí ser madre me ha convertido en madre, pero de ahí a que me haya convertido en “ejemplar”, va un abismo. Soy más bien, “madre de andar por casa”.

    Pero vamos, que no soy la única. Miro a los matrimonios amigos y son buena gente, pero de eso a “padres ejemplares”… Son más bien, “padres de andar por casa”.

    Claro, que Tomás Melendo no da ningún “ejemplo de padres ejemplares”. ¿Será que no los hay? Sólo se refiere al ejemplo de cada uno para con sus hijos. A lo mejor es que ser padres ejemplares no es ser “padres técnicamente perfectos”. A lo mejor es algo al alcance de cualquier padre de andar por casa. Conociendo a Tomás, no me extrañaría.

    Voy a seguir leyendo… muy buenas las citas. Me ha gustado eso de que la justicia sin misericordia se convierte en crueldad o también que lo que forma el carácter de un  niño o una niña es lo que aprendieron a amar y admirar de pequeños. Me da qué pensar.

    … Voy por la mitad y aún no sé cómo convertirme en madre ejemplar. Ahora encuentro unas ideas que los padres de andar por casa aplicamos sin saber que nos están convirtiendo en “ejemplares”. O sea, que no es tan difícil.

    El punto 4 se titula así: “Para ser padres ejemplares”. Y en efecto, ¡aquí lo dice! No es nada grandilocuente ni aparatoso. Parece hasta fácil y, en mi caso concreto, voy a dar más de una alegría. ¡Genial! 
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Tomás Melendo
Catedrático de Filosofía (Metafísica)
Director de los Estudios Universitarios en Ciencias para la Familia
Universidad de Málaga

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