jueves, 19 de octubre de 2017

La verdadera riqueza

Lo afirma de nuevo la Comisión Europea, que no es poco, aunque lo más importante no lo dice Bruselas.
Más niños, más riqueza. Lo afirma de nuevo la Comisión Europea, que no es poco, atemorizada por las predicciones demográficas: en 2030 trabajarán 20 millones de personas menos. Y a menos población, menos mano de obra −cualificada o no− para pagar las pensiones y la cobertura por desempleo.
Esto sucede, continúa, porque las madres trabajadoras tienen unas condiciones laborales precarias. Por eso nacen pocos niños y trabajan menos mujeres. De modo que consideran urgente favorecer la vuelta de las madres a sus empleos después de los meses de lactancia. Según la UE, si una mujer cuenta con tiempo suficiente para recuperarse del parto y la garantía de que conservará su puesto, es probable que siga trabajando después de tener un hijo y que se anime a tener más.

Los países que más protegen a las madres trabajadoras (los escandinavos, Holanda y Francia) presentan una natalidad más alta y las mujeres −sean o no madres− están más satisfechas con su vida y más comprometidas con sus empresas. No solo eso, sino que en esos países trabajan más madres. Parece que debería ser al contrario (a más hijos, menos mujeres trabajando), pero resulta que si se protege la natalidad las familias pueden organizarse mejor y retomar su vocación profesional.
Para que eso ocurra se necesitan horarios laborales flexibles, permisos de maternidad más largos (al menos de 18 semanas), una ampliación de la red de guarderías (especialmente, en las grandes empresas), equiparación de las jornadas de los colegios y las compañías. Pero, sobre todo, el diseño de trayectorias profesionales que no penalicen a las madres. ¿Cuánto talento pierden las empresas si arrinconan a las mujeres que tienen hijos?
Lo más importante, sin embargo, no lo dice Bruselas y es esto: la familia es el principal entorno educativo (de afectos, de virtudes, de aprendizaje), el lugar donde nos hacemos personas. El único donde nos quieren incondicionalmente. Esta es la verdadera riqueza que las familias ofrecen a la sociedad.
Ignacio Uría, en alfayomega.es.
almudí.org

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