En los encuentros de Benedicto XVI con los jóvenes hay unas claves interesantes que desvelan su preocupación por vivir de modo coherente el Evangelio
Ya se ha publicado la Agenda oficial del viaje de Benedicto XVI, que estará en Madrid desde el jueves 16 de agosto al domingo 21. Son unas jornadas para la vivir la fe y comunicarla con alegría, en el contexto de la nueva evangelización, promovida inicialmente por el Beato Juan Pablo II y desarrollada ahora por su sucesor, el Papa Benedicto XVI.
Creer en Jesucristo sin verlo
Muchos se preguntan hoy dónde está Jesucristo, desconcertados por los problemas del mundo, y desorientados por su abandono de la Iglesia y los sacramentos. A todos ellos se puede aplicar el consejo de Benedicto XVI cuando recordaba aquella experiencia apóstol Tomás, desalentado por la muerte de Jesús, cuando exigía verle vivo y tocarle para creer en su Resurrección: «También para nosotros es posible tener un contacto sensible con Jesús, meter, por así decir, la mano en las señales de su Pasión, las señales de su amor. En los Sacramentos, Él se nos acerca en modo particular, se nos entrega. Queridos jóvenes, aprended a “ver”, a “encontrar” a Jesús en la Eucaristía, donde está presente y cercano hasta entregarse como alimento para nuestro camino; en el Sacramento de la Penitencia, donde el Señor manifiesta su misericordia ofreciéndonos siempre su perdón. Reconoced y servid a Jesús también en los pobres y enfermos, en los hermanos que están en dificultad y necesitan ayuda».
Consejos de Benedicto XVI a los jóvenes
En los encuentros de Benedicto XVI con los jóvenes hay unas claves interesantes que desvelan su preocupación por vivir de modo coherente el Evangelio. Sólo desde la propia conversión personal se puede ayudar a los demás, tanto en el terreno material de la caridad como en el espiritual del apostolado. Por ejemplo, invita a dialogar diariamente con Dios, leer la Biblia, acudir a la Misa del domingo, contar las alegrías y penas a Cristo, dar ejemplo, o ser útil a los demás.
— No desconfiar de Cristo: «Queridos jóvenes, la felicidad que buscáis, la felicidad que tenéis derecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaret, oculto en la Eucaristía. Sólo él da plenitud de vida a la humanidad. Decid, con María, vuestro “sí” al Dios que quiere entregarse a vosotros. Os repito hoy lo que dije al principio de mi pontificado: “Quien deja entrar a Cristo en la propia vida no pierde nada, nada, absolutamente nada de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren de par en par las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera”. Estad plenamente convencidos: Cristo no quita nada de lo que hay de hermoso y grande en vosotros, sino que lleva todo a la perfección para la gloria de Dios, la felicidad de los hombres y la salvación del mundo».
— Leer la Biblia: «El secreto para tener un “corazón que entienda” es formarse un corazón capaz de escuchar. Esto se consigue meditando sin cesar la palabra de Dios y permaneciendo enraizados en ella, mediante el esfuerzo de conocerla siempre mejor. Queridos jóvenes, os exhorto a adquirir intimidad con la Biblia, a tenerla a mano, para que sea para vosotros como una brújula que indica el camino a seguir. Leyéndola, aprenderéis a conocer a Cristo. San Jerónimo observa al respecto: “El desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo”».
— Ir a Misa el domingo: «No os dejéis disuadir de participar en la Eucaristía dominical y ayudad también a los demás a descubrirla. Ciertamente, para que de esa emane la alegría que necesitamos, debemos aprender a comprenderla cada vez más profundamente, debemos aprender a amarla. Comprometámonos a ello, ¡vale la pena! Descubramos la íntima riqueza de la liturgia de la Iglesia y su verdadera grandeza: no somos nosotros los que hacemos fiesta para nosotros, sino que es, en cambio, el mismo Dios viviente el que prepara una fiesta para nosotros. Con el amor a la Eucaristía redescubriréis también el sacramento de la Reconciliación, en el cual la bondad misericordiosa de Dios permite siempre iniciar de nuevo nuestra vida».
— Hablar de Dios con los amigos: «Son tantos nuestros compañeros que todavía no conocen el amor de Dios, o buscan llenarse el corazón con sucedáneos insignificantes. Por lo tanto, es urgente ser testigos del amor contemplado en Cristo. Queridos jóvenes, la Iglesia necesita auténticos testigos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuya vida haya sido transformada por el encuentro con Jesús; hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los demás».
— Demostrar que Dios no es triste: «Quien ha descubierto a Cristo debe llevar a otros hacia él. Una gran alegría no se puede guardar para uno mismo. Es necesario transmitirla. En numerosas partes del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que todo marche igualmente sin él. Pero al mismo tiempo existe también un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos. Dan ganas de exclamar: ¡No es posible que la vida sea así! Verdaderamente no».
Recuerdo del Beato Juan Pablo II
El quinto Viaje apostólico de Juan Pablo II a España, en mayo del 2003, congregó a dos millones de personas en los actos programados y en los recorridos por Madrid, mostrando una Iglesia viva y unos fieles que celebran con naturalidad su fe en medio de la calle. «¡España evangelizada, España evangelizadora! ¡Ése es el camino!», nos dijo el Papa. Y en el aeródromo de Cuatro Vientos señaló a los jóvenes como los centinelas del mañana pues es sus manos está el cristianismo del siglo XXI. Que sea verdad.
Jesús Ortiz López. Doctor en Derecho CanónicoAnalisisDigital.com / Almudí
No hay comentarios:
Publicar un comentario