La Iglesia en España ante el Sínodo 2015: familias en salida
«Se ha hablado demasiado» de algunos temas del Sínodo, y ha pasado a un segundo plano la necesidad de «mostrar la belleza de la familia», decía el Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, monseñor Vincenzo Paglia, en un encuentro de pastoral familiar organizado el pasado 28 de noviembre por la Conferencia Episcopal. En el camino hacia el Sínodo 2015, la Iglesia pide a las familias ser «auténticos agentes de evangelización», como si «las 99 ovejas salieran, acompañando al pastor, a buscar a la oveja perdida» En esta perspectiva, «la pastoral familiar en España es ejemplo para todo el mundo»
Debates enérgicos en público, en entrevistas, en libros y en confidenciales, desorientación, apariencia de una Iglesia dividida en dos bandos, funcionando como lobbies, confusiones acerca de la doctrina…: el último Sínodo de los Obispos sobre la familia ¿ha aportado luz u oscuridad? Este año sinodal que nos queda por delante hasta el Sínodo de octubre de 2015, ¿disipará dudas, o creará más confusión? ¿Es la Comunión a los divorciados la necesidad más urgente de la pastoral familiar? ¿Qué va a ocurrir en este año sinodal que queda por delante? Más concretamente, ¿cómo podemos contribuir desde España a esta reflexión sobre la familia que está haciendo la Iglesia en todo el mundo?
Los interrogantes suscitados tras el último Sínodo sobre la familia han sido muchos, y las perspectivas abiertas ante este año sinodal también han sido numerosas. De momento, ya se sabe que, antes de la celebración del Sínodo 2015 −que lleva por lema La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo−, el Papa quiere escuchar la voz de las mismas familias y contar con sus aportaciones.
Así lo ha desvelado, hace pocos días, el cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos: en el marco de las Jornadas de Delegados de Pastoral Familiar en Italia, avanzó que el nuevo cuestionario publicado esta misma semana por la Santa Sede quiere contar con las impresiones de las propias familias de todo el mundo, que serán invitadas a responder a las preguntas, según la decisión del propio Santo Padre en la última reunión del Consejo de la Secretaría del Sínodo. Más concretamente, desde la Secretaría del Sínodo se ha pedido a las Conferencias Episcopales que ofrezcan su aportación «con contribuciones que lleguen directamente desde la base. Es como si el Papa trasladase a los núcleos familiares las decisiones surgidas en la primera parte del camino sinodal, y les propusiese dos cuestiones fundamentales: ¿Cómo habéis acogido nuestras reflexiones? ¿Cómo podemos profundizar en estos temas?», señaló Baldisseri, en unas declaraciones que recoge el diario Avvenire, de la Conferencia Episcopal Italiana. Junto a la Relatio Synodi final de la última asamblea −el texto oficial acaba de ser publicado en español−, las respuestas a este nuevo cuestionario constituirán los Lineamenta, la base de trabajo, para los participantes en el Sínodo 2015.
Un sano pluralismo
El método escogido por el Santo Padre no hace sino avanzar en el sello colegial y sinodal que le quiere imprimir a la toma de decisiones de su pontificado. Más concretamente, el Papa piensa que la sinodalidad «es el camino que Dios nos pide», señaló en una entrevista al diario La Nación este fin de semana −de la que informamos en estas mismas páginas−; un camino que «no es un proceso parlamentario, sino que es un espacio cubierto, protegido, para que el Espíritu Santo trabaje. Y necesita dos cualidades claras: «coraje para hablar y humildad para escuchar»; algo que «se dio muy bien en el Sínodo. Es verdad que hay posturas más para un lado, o más para otro, pero en un plano de búsqueda de la verdad».
En cualquier caso, esta búsqueda no supone «tocar ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio». Y, para evitar confusiones, el Papa aclaró: «¿Qué es lo que vale del Sínodo? La Relaciónpostsinodal, el Mensaje pos sinodal y el discurso del Papa. Eso es lo definitivo del Sínodo, que pasa a ser relativo y provisional y a transformarse en Lineamenta para el próximo Sínodo». Para aclarar cualquier duda, en un discurso a los miembros de la Comisión Teológica Internacional, el viernes pasado, el Papa defendió que «la diversidad de los puntos de vista debe enriquecer la catolicidad sin dañar a la unidad. La unidad de los teólogos católicos nace de la común referencia a una sola fe en Cristo, y se nutre de la diversidad de los dones del Espíritu Santo. A partir de este fundamento, y en un sano pluralismo, las diversas aportaciones teológicas no pueden ignorarse mutuamente, sino que, en el diálogo teológico, deberían enriquecerse y corregirse recíprocamente».
La doctrina no se toca
Si la doctrina no se ha tocado y no se va tocar −porque no se puede tocar−, y si no hay tomada todavía ninguna decisión pastoral definitiva, entonces ¿por qué ha habido tantas discusiones y debates durante los últimos meses? En las últimas Jornadas de Delegados de Pastoral Familiar y asociaciones y movimientos familiares, celebrada en Guadarrama (Madrid) hace apenas dos semanas, el cardenal Fernando Sebastián, Padre sinodal de la última asamblea en Roma, señaló que todo esto «muestra el interés del Papa y de la Iglesia por la familia, y la importancia que tiene la familia en el programa de la Iglesia para la evangelización del mundo. La pastoral familiar es la pastoral fundamental de la Iglesia, porque entra en la trama real de la vida de la gente: su familia».
Sin embargo, el cardenal reconoció que «el panorama de la familia que se fue presentando en el Sínodo fue profundamente preocupante, por el desafecto por el matrimonio y la familia»; y que «es evidente que no lo estamos haciendo bien. Tenemos que repensar nuestra pastoral familiar». De ahí que, «aunque el centro de la discusión no es primordialmente doctrinal, sí lo es indirectamente. La cuestión principal es:¿Cómo llegamos a toda ese gente alejada del ideal de la familia verdadera? Este mensaje es una maravilla y, sin embargo, no estamos convenciendo a la gente sobre este amor».
Por ello, el cardenal Sebastián declaró que «no hacemos ningún mal examinando si hay alguna cosa nueva que poder decirles» a quienes viven alejados del Evangelio de la familia, por lo que «no podemos acusarnos unos a otros de faltar a la doctrina»; y aclaró que «el Sínodo, en realidad, no decide nada, ya que es un órgano puramente consultivo. Lo que se diga en el Sínodo el Papa lo recogerá y luego hará lo que crea que debe hacer. Y los demás debemos aceptar su magisterio amablemente con toda naturalidad, como hemos hecho siempre».
Una pastoral más allá de los problemas
En otra perspectiva habló don Juan José Pérez-Soba, profesor de Pastoral Familiar en el Instituto Juan Pablo II, quien lamentó que, «ya antes del Sínodo, los medios habían sembrado una duda muy grave. Muchos percibieron: Por fin los cristianos ya piensan como todos, que todo amor es relativo… Eso no obedece a la intención del Sínodo, ni a la luz de la Iglesia, pero no podemos ignorar aquello que se ha sembrado…»
Es importante entonces no perder la visión global propia de la pastoral de la Iglesia. Para ello puso ejemplos: «¡Claro que hay que acompañar a los divorciados vueltos a casar! −resaltó en las Jornadas de Delegados en España−, pero también a todos los matrimonios. En los primeros siete años de vida en común, suceden el 50% de las separaciones, ¡y están solos!» Por eso, «la pastoral familiar no está en primer lugar para resolver problemas, porque se fragmenta y se tecnifica, se pierde visión evangelizadora, se va detrás de los problemas y son ellos los que guían», defendió Pérez-Soba.
De ahí que, ante este año sinodal que queda por delante, el profesor del Instituto Juan Pablo II observa que «tenemos una oportunidad enorme. La pastoral familiar en España es un ejemplo para todo el mundo. La importancia del matrimonio como sujeto pastoral y evangelizador es de una gran implantación en España. Acompañar a los matrimonios e integrarlos en la comunidad: ¿quién puede hacer esto? Ciertamente, los matrimonios, que en esto se han mostrado más activos que los sacerdotes. Hay que ayudar a las familias a ser como Dios quiere que sean. Ésta sería la gran contribución» de este camino sinodal.
De cara al próximo Sínodo de 2015, añadió, «tenemos que tomar la iniciativa, no tomar la actitud pasiva de esperar a ver qué nos dicen. Tenemos que presentar cosas, avaladas por las mismas familias, para el camino sinodal. Ciertamente, hay una Providencia divina de un acto que puede ayudar a ello: el Encuentro Mundial de las Familias de Filadelfia[1], apenas a una semana del comienzo del Sínodo, será una gran manifestación de lo que es la familia cristiana. Deberían estar allí los Padres sinodales». Además, «necesitamos afán de apostolado. Os pido vuestra intervención, que vosotros habléis, porque la Iglesia necesita vuestra voz», pidió a los Delegados de pastoral familiar y representantes de movimientos y asociaciones familiares de España.
Esa misma actitud de colaboración pidió el Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, el arzobispo Paglia, quien interpeló a las familias a «trabajar durante estos meses. Ustedes tienen que ser menos clericales; no tenemos que ser siempre los obispos los que nos manifestemos. Nosotros tenemos que mostrar la vida real que ustedes viven».
Para monseñor Paglia «se ha hablado demasiado sobre la cuestión del acceso a la Eucaristía de los fieles divorciados y casados de nuevo civilmente. No tenemos necesidad de una nueva doctrina, tenemos necesidad de mostrar la realidad que vivimos. Este primer Sínodo no ha sido perfecto; no lo ha dicho todo. No estamos aquí para juzgar ni para condenar, sino para mostrar la belleza de la familia».
Escuela de santidad…, y de misión
Es esta misma belleza la que defiende enseñar monseñor Mario Iceta, Presidente de la Subcomisión episcopal para la Familia: «Todos venimos a la vida y a la fe en una familia, que es el lugar donde crece nuestra afectividad, es la primera escuela de virtudes, de sociabilidad, de fe y de santidad. Todos tenemos experiencia de primera mano sobre el don que supone la familia. Ahora nos piden que mostremos cómo la familia es la respuesta a los desafíos que se han identificado en este primer Sínodo».
Por eso, «este período sinodal supone reflexionar sobre cómo vivir hoy la vocación familiar y matrimonial, y mostrar cómo la familia es también sujeto activo de misión, mostrando la belleza y la bondad de la familia. El Papa nos dice a menudo que somos una Iglesia en salida, que hemos sido elegidos, consagrados y llamados para la misión. La misión no es algo opcional, sino que todas las familias están llamadas a ser portadoras de la verdad del Evangelio, y ser testimonio de Cristo vivo para toda la sociedad».
O, en palabras muy gráficas de monseñor Paglia al final de su intervención en Madrid: «El Sínodo es una exhortación a las 99 ovejas a salir, acompañando al pastor, a buscar a la oveja perdida. Espero que del Sínodo surja una nueva primavera de familias cristianas que estén en estado de misión. Todas las familias cristianas han de estar en estado de misión. No es posible casarse para sí mismo. Tenemos que hacer ver a las familias cristianas la urgencia de abrir la puerta de su casa, para acoger con misericordia a todas las familias heridas».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
alfayomega.info / almudi.org
[1] Encuentro Mundial de las Familias 2015
El Evangelio de la familia ¡es posible!
Hay muchas esperanzas puestas en el Encuentro Mundial de las Familias, que se celebra el Filadelfia (Estados Unidos), del 22 al 27 de septiembre de 2015, a escasamente una semana del comienzo del Sínodo 2015. Se espera que sea una muestra viva, con rostros concretos, de cómo se vive Evangelio de la familia en todo el mundo.
El Secretario del Consejo Pontificio para la Familia, don Carlos Simón, estuvo en Madrid para presentar las Catequesis preparatorias del Encuentro, con el título El amor es nuestra misión, y muestran «toda la riqueza de la enseñanza de la Iglesia acerca de la afectividad, el matrimonio y la familia»: el amor como misión y realización del hombre y la mujer, la santidad y la belleza del amor humano, el matrimonio como regalo de Dios e imagen del amor de Cristo por su Iglesia, la llamada a la fertilidad, la familia como Iglesia doméstica y escuela de oración…
Concluye con una oración que acompañará a las familias de todo el mundo en este año sinodal:
Dios y Padre de todos nosotros, en Jesús, tu Hijo y nuestro Salvador, nos has hecho tus hijos e hijas en la familia de la Iglesia.
Que tu gracia y amor ayuden a nuestras familias en cualquier parte del mundo a estar en unión con las demás en fidelidad al Evangelio.
Que el ejemplo de la Sagrada Familia, con la ayuda de tu Espíritu Santo, guíe a todas las familias, especialmente las más atribuladas, a ser casas de comunión y oración y a buscar siempre tu verdad y vivir en tu amor.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
¡Jesús, María y José, rogad por nosotros!
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