viernes, 5 de enero de 2018

A Dios rogando y no te olvides del mazo

Escribe Leopoldo Abadía: Esta noche, noche de Reyes. Me he portado bien. Por lo menos, eso es lo que me parece, aunque, tratándose de mí, tiendo a una cierta benevolencia. Pero me parece que buena voluntad no me ha faltado. 

 Sin embargo, creo que la buena voluntad se da por supuesta. Lo malo es cuando a la buena voluntad se une la ignorancia absoluta o la dejación absoluta en manos de Dios de algo que es responsabilidad nuestra... Se produjo una inundación. Un hombre bueno, al ver el peligro, subió al tejado de su casa, con la firme convicción de que "Dios me ayudará". 

Llegó una canoa. El hombre rechazó la ayuda, "porque Dios me ayudará". Se repitió la escena dos veces más. Rechazada dos veces más la ayuda, el hombre se ahogó. Llegó al Cielo. Se quejó a Dios. "No me has ayudado". Dios contestó: "Te mandé tres canoas". 

No basta la buena voluntad para dirigir una empresa, una comunidad autónoma, una nación, una comunidad de naciones. Ni una familia. También hay que aprender eso. Cuando veo grupos de matrimonios haciendo cursos de orientación familiar, me emociono. 

Ven que han reconocido que algo fundamental —la familia— no puede llevarse así como así. Por ahí veo políticos que provienen de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París, de Harvard o de Yale o de Oxford o de Cambridge... Estamos en unos momentos socialmente difíciles. La sociedad ha cambiado. Nuestros hijos no son 'como los de antes'. Ni nuestros nietos Aquí también veo gente bien formada. 

Como excepción, he oído a alguno presumir de que la vida le hizo máster. Y la vida, majo, no te hace máster. Te hace el rey de la calle, el que conoce los trapicheos que hay que hacer para ganar a los de la banda contraria, el que "entre el bar y la bolera, ronda por la acera, salpicando betún y brillantina, en el índice una alhaja, el pelo a navaja, controlando al barrio desde una esquina". (No hace falta aclaración: Juan Manuel Serrat). 

No basta con ser buenos. Hay que saber. Hay que estudiar. Hay que seguir estudiando, porque, en cuanto te descuidas, te has quedado atrasado. 

No basta con ser buenos, he dicho. Pero hay que ser buenos. He repetido muchas veces —y lo que te rondaré, morena— que no hay una ética empresarial, una ética socialista, una ética del partido que sea. Hay una ética que debe gobernar todas nuestras acciones. 

 No sé qué haría yo sin el DRAE. Busco la palabra 'ética' y me dice que vaya a 'ético'. Voy a 'ético': "recto, conforme a la moral"; "conjunto de normas morales que rigen la conducta humana". La conducta humana empieza cuando suena el despertador y acaba cuando cierras los ojos por la noche. Así, hasta el día en que cierras los ojos definitivamente. Siempre regido por el conjunto de normas morales. Siempre estudiando —aquí también— para profundizar en esas normas. 

 Dando con el mazo y aprendiendo ciencia y moral. No todo es válido. Los casos de corrupción se amontonan. No sé si esos señores han estudiado en centros académicos de prestigio, pero no han estudiado la asignatura de ética, o el día que se explicó no fueron a clase. Lo peliagudo de la ética es que no solo hay que saber distinguir entre el bien y el mal. Hay que vivirlo, repito, de día y de noche Lo peliagudo de la ética es que no solo hay que saber distinguir entre el bien y el mal. 

Hay que vivirlo, repito, de día y de noche. Hay que ser leal al partido y leal a tu mujer o a tu marido. Hay que ser sincero en casa y sincero cuando te diriges a la nación. No puedes ser chapucero en un sitio y no chapucero en otro. Esto se llama coherencia, "actitud lógica y consecuente con una posición anterior. Ejemplo: 'lo hago por coherencia con mis principios". 

Y veo personas que siguen a Groucho Marx: "Si no le gustan mis principios, tengo otros". Y personas que cambian de principios y adaptan su actuación a esos nuevos principios. Por aquello de que cuando no se actúa como se piensa, se acaba pensando como se actúa. Me gustaría que, en cualquier órgano de gobierno de cualquier entidad, se hiciera el examen de las personas según un modelo sencillo: Qué sabe de aquello. Cuánto estudia para estar siempre al día. Cuál es su comportamiento ético en la vida. No sé si aprobaríamos todos.

Leopoldo Abadía / elconfidencial.comJuan Ramón  Domínguez-Palacios  / www.enlacumbre2028.blogspot.com.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario