viernes, 29 de enero de 2016

Género libre, con derecho a pronombre

Leemos en Aceprensa: 
Explicar a los niños que el mundo no se va a plegar a sus deseos siempre se ha considerado una regla educativa básica y realista. Lo contrario provoca muchas decepciones. Incluso se diagnostica como uno de los fallos de la educación paterna de hoy la incapacidad de muchos padres para saber decir que no a sus hijos, y explicarles por qué. Sin embargo, esta regla tan elemental se está olvidando hoy en las directrices que algunas autoridades educativas dan a las escuelas para abordar los problemas de identidad sexual que pueden surgir en un niño o en un adolescente.
En la provincia canadiense de Alberta, el ministro de educación, David Eggen, ha dado a las escuelas unasdirectrices sobre orientación sexual, identidad de género y expresión de esta identidad. La idea clave es que, a cualquier edad, “la autodefinición de una persona es la única medida de su orientación sexual, identidad de género o expresión de esta identidad”. Olvídense de los genes, del sexo biológico, de la apariencia física o de lo que se inscribió en el registro en el momento del nacimiento. El ser tratado como chico, chica o estados intermedios va a depender solo de lo que decida el interesado.

“Newspeak”

La organización escolar deberá rendirse ante estas preferencias. Los estudiantes y los profesores podrán usar los baños y los vestuarios que sean “congruentes con su identidad de género”. Por supuesto, dejar que cada uno vista de acuerdo con el género con el que se identifique en ese momento forma parte del respeto a la diversidad.
Las directrices desaconsejan las actividades, deportivas o académicas, separadas para chicos y chicas. Se entrevé aquí el deseo de evitar quejas por el hecho de que el pivot de un equipo de baloncesto femenino sea un tipo diez centímetros más alto que sus oponentes mujeres. Pero cabe imaginar lo que van a decir los chicos si tienen que incorporar a una chica en su equipo de hockey sobre hielo.
Aunque todo esto parezca muy moderno, en las representaciones teatrales podrán repetirse situaciones de la época de Shakespeare, cuando el papel de Ofelia estaba a cargo de una voz masculina. Pero siempre se puede hacer algún amaño en el texto. Pues las directrices consagran también un “newspeak” para respetar a los individuos que no se sienten incluidos en el uso de pronombres como “he” o “she” y prefieren alternativas del tipo “ze”, “zir”, “hir”... o rechazan los tratamientos de Mr, Miss o Mrs y optan por Mx. Este respeto lingüístico puede ser también un recurso útil para evitar problemas de ortografía en los exámenes, siempre y cuando el alumno alegue que escribió esa palabra con “b” en vez de “v” porque es el modo que corresponde a su expresión de género.

Aunque las directrices son muy concretas, no abordan todas las situaciones que pueden darse en un mundo tan lábil como el de los sentimientos en la infancia y en la adolescencia. ¿Qué pasará si un niño de siete años dice que se considera “atrapado” en un cuerpo que no está de acuerdo con su identidad y que en realidad es una niña de catorce? ¿Habrá que cambiarle de clase? También va a ser difícil que los profesores pongan coto a las preferencias de los alumnos. Si uno puede elegir su género, ¿cómo no va a poder elegir su menú escolar?
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