Cuando la periodista le pregunta qué le movió a aceptar este papel, advierte que “no tenía ninguna opinión sobre el Opus Dei ni sobre Josemaría. El guión mostraba a Josemaría Escrivá de una forma positiva y, sin embargo, yo me encontré con muchas personas que tenían unas reacciones muy fuertes contra el Opus Dei”.

   Esto le provocó curiosidad: “¿Por qué tanta gente tenía ideas preconcebidas sobre esta institución?” Y decidió investigar por su cuenta: “Leí mucho, conocí a gente, fui a varios centros del Opus Dei... y descubrí que muchas de las cosas que habían escuchado eran falsas o exageradas. Mi experiencia hasta el momento ha sido totalmente positiva”.

   Lo que más le llamó la atención del personaje que iba a interpretar es que “Josemaría era una persona con una gran capacidad de amar a la gente y, al mismo tiempo, tremendamente auténtica. En los videos que vi, comprobé que no tenía ningún reparo en decir lo que pensaba sobre cómo debe vivir un cristiano”. Confiesa que “durante el rodaje sentía una gran responsabilidad”. A menudo miraba una fotografía de la ceremonia de canonización de san Josemaría con la plaza de san Pedro llena por una multitud, “y sentía el peso de interpretar a alguien importante y que quería representar de forma adecuada. Era todo un reto para mí”.

   Durante el rodaje de la película contaron como asesor con John Wauck, un sacerdote del Opus Dei, que también le sorprendió. “Me esperaba a un hombre duro, rígido, alguien que incluso podía dar miedo. Lo que tengo ahora es una gran amistad con uno de los hombres con mente más abierta que he conocido en mi vida”.
Sobre su experiencia de trabajar con Rolad José, afirma que “es el director de actores en el sentido más puro de la palabra” y que “protege tanto el proceso creativo de cada actor” que es estupendo rodar con él.

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El Mundo (Entrevista de Ana Sánchez de la Nieta) / Almudí