viernes, 22 de abril de 2011

VIERNES SANTO

Señor, que a los humanos ofrendaste
tu Vida, tu Pasión y hasta tu muerte,
perdona mis pecados, pues al verte
mis ojos ven lo mucho que me amaste.

Tan grande fue el amor que me tuviste
bajando hasta la tierra como hermano
que solo al bendecirme con tu mano,
a mi alma del pecado redimiste.

¡Tristeza que me embarga al contemplar
lo poco que he seguido tu enseñanza!
¡Angustia al recordar mi mala vida!

¡Cuan fácil se me hizo el olvidar
tu dulce profecía de esperanza!
Perdóname, Señor, ¡cura mi herida!

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