jueves, 28 de noviembre de 2013

Educación sin barricadas

           
 Los sindicatos de estudiantes de clase luchan contra la nueva ley de educación. Sólo representan a una pequeña porción de estudiantes que destacan por su capacidad de agitación más que por su nivel académico.
           ¿Qué les molesta de esta ley? Primero los recortes en el gasto educativo, que por cierto comenzaron con el Gobierno socialista, pero estos estudiantes tienen mala memoria. Sin embargo España está por encima de la media europea en gasto por alumno, 7.861 euros, cuando está en la cola por el fracaso escolar.


            En segundo lugar rechazan el recorte de becas, aunque el presupuesto ha crecido un 20 por ciento, añadiendo 1448 millones euros  al ejercicio anterior. Y la nota para exención de matrícula queda situada en ese 5,5 que además puede bajar para favorecer a los alumnos con menos recursos. Y así otras cosas más.
            Pero no nos engañemos pues los motivos son otros, derivados de ideologías de izquierda que luchan con métodos revolucionarios desde hace un siglo para dominar la educación con herramienta para construir el hombre nuevo como individuo de clase,  luchador contra los valores familiares y el matrimonio, y enemigo del cristianismo.
            No todos los estudiantes de las manifestaciones y barricadas son tan explícitos pero sí lo son los dirigentes que los manejan. Esta nueva ley, Lomce, tiene defectos, manifestados por agentes educativos, asociaciones de padres, y la Iglesia católica, pero al menos quiere evitar el fracaso escolar y mejorar la calidad educativa. Trata de rectificar los errores de la Logse socialista; porque esa ideología  ha dominado la educación española durante más de veinticinco años dejando el mayor fracaso escolar y sin preparar para la vida sino para el paro. Una muestra de ello son esas barricadas en la Complutense levantadas a base de contenedores, farolas, y porquería que les aísla del mundo real donde millones de trabajadores se esfuerzan por salir de la crisis económica y más aún la de valores morales.
Jesús Ortiz López 
religionconfidencial.com

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