viernes, 4 de abril de 2014

La voz del diálogo

 
   «Hay personas que hablan antes de pensar», dice el moralista francés La Bruyére. Antes de hablar hay que crear un espacio de silencio y de reflexión, y en este oasis hagámonos eco de las célebres palabras que propone un gran poeta inglés del siglo XVII, John Donne, en una antología significativamente titulada “Paradojas y devociones”: “Ningún hombre es una isla, completo en sí mismo. Cada uno de nosotros forma parte de un continente, de un pedazo de tierra firme”.

    Es una meditación espiritual sobre el misterio del hombre, «el único ser animal para el que su mismo existir es un problema por resolver», como dijo Erich Fromm. La humanidad ha sido creada -lo dice el Génesis (1, 27)- como imagen divina precisamente porque es varón y mujer, es decir, está abocada a una relación interpersonal, a un encuentro fecundo. 

   Pero hay más. Pertenecemos a un horizonte genético común, la «humanidad» concretamente, que es nuestro «continente», del que somos una parte. En vano hemos levantado las fronteras de las razas, las clases, las divisiones. Todos somos hijos de Adán, débiles y gloriosos al Mismo tiempo. Por eso, tenemos que luchar contra la gran tentación de aislarnos, porque solos no nos bastamos a nosotros mismos. 

   El autismo espiritual y cultural es un drama peor que el psicológico, Y sanarlo es una tarea ardua. Volvamos, pues, a mirarnos a los ojos, a sacar no la espada del duelo sino la voz del diálogo, puesto que todos tenemos una lengua paterna común, la del único Creador, inscrita en nuestros corazones.

Vicente Huerta
serpersona.info

No hay comentarios:

Publicar un comentario