Así lo afirma la mujer que dirige el consejo de mujeres que asesora al Prelado del Opus Dei
Isabel Sánchez dirige el consejo de mujeres que asesoran al Prelado del Opus Dei. La editorial Planeta le ofreció embarcarse en un proyecto en el que plasmar su visión del feminismo y ella decidió hacerlo contando la historia de 75 mujeres anónimas que han logrado sobreponerse a los grandes desafíos que les ha presentado la vida para convertirse en referentes de sus congéneres.
El resultado es «Mujeres Brújula en un bosque de retos» (Espasa), un libro cuyos beneficios irán destinados a las Becas Guadalupe de Harambee, que cada año ayudan a 10 mujeres africanas para que puedan desarrollar su investigación en España
¿Cree que el liderazgo ejercido por mujeres tiene algún rasgo diferencial al de los hombres?
Por lo que he visto, creo que el liderazgo ejercido por mujeres es innovador, integrador e inclusivo. Muy colaborativo diría yo, de intentar señalar dónde está el norte y ayudar al máximo de gente a llegar hasta allí. Por mi experiencia, el de los hombres puede ser muy decisivo, tenaz y concentrado en objetivos.
Dígame alguna buena líder en política.
Preferiría no hablar de política porque puedo herir sentimientos de personas que pueden pensar muy diferente a mí y por mi cargo debo estar abierta a todas las personas, a todas las mujeres que hay en la Obra, apuesten por quien apuesten.
Usted ocupa el cargo femenino de mayor rango dentro del Opus. ¿Cree que en la Iglesia aún queda techo de cristal?
Creo que la cuestión está en desclericalizar esta pretensión de la mujer de querer llegar a puestos de poder que corresponden al clero. Su papel es revalorizarlos en lo que ella puede aportar. Se trata más bien de tener en cuenta su mirada, su voz.
¿Se declara feminista? ¿Se siente identificada con el movimiento actual o piensa que no representa a todas las mujeres?
Pienso que hay tantos feminismos como mujeres. No es que yo tenga una teoría específica. Pero sí veo que el feminismo que yo sueño, y que creo que es el único sostenible, es el que incluye en la construcción de una nueva sociedad tanto al hombre como la mujer. A nivel mundial está tomando fuerza el feminismo que a mí me gusta, el de la equidad, el complementario.
¿Cuál es su mujer brújula?
Una mujer brújula de mi vida, y que también incluyo en el libro, es Kike Gómez Haces, una mujer ya fallecida que ha sido mi brújula porque me ha orientado en muchos aspectos de mi proyecto vital. Era libre, luchadora y, sobre todo, sabía aunar a las personas para conseguir un proyecto común. Era una periodista que conocí cuando era joven y yo aún más, que se dedicó mucho tiempo a la formación de mujeres jóvenes, hasta que decidió dedicarse al mundo de la empresa en Oviedo. Allí destacó por su liderazgo, aunó a muchas empresarias y tuvo que enfrentar una enfermedad que la llevó a la muerte. Por cómo afrontó la enfermedad, vivió y murió fue un gran ejemplo.
Hablemos de natalidad en España. ¿Cómo convencería a los «millennials» de que apuesten por la familia y por tener hijos con jornadas laborales interminables y sueldos precarios?
No hay que convencer a los «millennials», lo que hay que hacer es trabajar todos juntos para ver cómo conseguimos una sociedad que favorezca la maternidad y la paternidad. Tal y como lo hemos organizado es muy difícil aventurarse a tener hijos aunque se quiera, así que tenemos que trabajar para ir hacia una sociedad de los cuidados y en este caso, del cuidado de la vida naciente. Me parece que la pandemia ha evidenciado que el proyecto vital se tiene que sacar adelante entre hombres y mujeres juntos, y con agentes muy diversos, solidarizándonos unos con otros.
¿Qué le ha enseñado esta situación?
Que no estamos cuidando bien de lo que más queremos, de los ancianos, de los enfermos. Porque han sido los que más han sufrido y no teníamos los resortes para protegerlos. También ha quedado evidenciado que el hombre tiene que aprender a cuidar como la mujer tiene que aprender a mandar. Que ellos tienen que entrar en el ámbito de la corresponsabilidad.
Usted dice en su libro y cito textualmente: «No me parece el mejor camino que renunciemos a nuestra feminidad para conquistar entornos». ¿Qué es para usted la feminidad, parece como si solo existiera una forma de ser mujer... no piensa que el género puede ser una construcción social?
Con esa frase me refería a emprender caminos que nos ayuden, por ejemplo, a poder ser madres y seguir en el puesto de trabajo. En efecto, las teorías de género nos han enseñado que no había que etiquetar ciertas actitudes como propias de la mujer o el hombre, estamos en el momento de aprender a hacer de todo. La feminidad tiene que ver con ese concepto de que la mujer es la que aporta humanidad a la vida y vida a la humanidad, que siempre antepone el rostro de la persona a otras cosas.
Entrevista de Elena Genillo,
en larazon.es.
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