Escribe Nuria Chinchilla:
En las escuelas diferenciadas hay mayor inclinación entre las chicas hacia las asignaturas para las que tiene más facilidad el sexo opuesto
Este lunes estuve en Nueva York invitada por la European Association of Single Sex Education (EASSE) −en español, educación diferenciada− para participar como ponente en el congresoThe 2016 Global Forum on Girls’ Education, Creating a World of Possibilities, con la ponencia “Women and Leadership: agents of Change in Our Society”. Tuvo lugar en el hotel Marriott Marquis de Nueva York, de 7 a 9 de febrero, con la asistencia de más de 900 participantes de todo el mundo.
Las variadísimas iniciativas que se llevan a cabo en los distintos colegios enriquecieron mucho los debates, rompieron estereotipos y superaron dudas sobre la conveniencia de este tipo de colegios, vistos los resultados académicos y de desarrollo integral al educar solo niñas con su distinto potencial y ritmo de maduración: desde el pasaporte de competencias de liderazgo en el Colegio La Vall en Barcelona, pasando por las dificultades legales superadas en Alemania, hasta la efervescencia de este tipo de colegios en Polonia tras la caída del muro.

Nancy Pelosi, primera mujer portavoz de la Casa Blanca, Sally Ride, primera mujer que viajó al espacio, Madeleine Albright, primera mujer Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, primera mujer responsable de la Seguridad Nacional y después Secretaria de Estado; Christine Todd Whitman, primera mujer gobernadora de un Estado (New Jersey); Hillary Clinton, ex Secretaria de Estado; Oprah Winfrey, primera mujer afroamericana en tener un programa de televisión y primera en ser billonaria… Todas ellas son de orígenes socioeconómicos diversos y en cambio tienen una cosa en común: estudiaron en centros educativos para chicas (tipo de colegios que solo suman el 7% de los colegios privados en Estados Unidos).

Estudios y estereotipos

Existe una muy desigual presencia de mujeres en ciertas carreras: las mujeres obtienen el 59% de todos los títulos universitarios en España, pero representan solo el 32% de los titulados en ingeniería y apenas el 21% de todos los titulados en informática. ¿Por qué?
Los estereotipos juegan un papel en la elección de estudios: “La misma existencia de una política que refuerce a las mujeres, puede llevar a que un estereotipo negativo, sea cierto o no, se perpetúe, perjudicando precisamente al género al que se pretende ayudar. Por eso, de cara a las generaciones futuras, es fundamental acabar con los estereotipos, enfatizando y dando publicidad a la evidencia existente sobre mujeres que, a pesar de las dificultades, consiguen ocupar puestos importantes y que, una vez en ellos, y con igual remuneración, consiguen hacerlo tan bien, o tan mal, como los hombres” (Pedro Rey Biel– @Pedroreybiel). De ahí que la OCDE recomiende estrategias para interesar a los chicos por la lectura y a las chicas por las matemáticas y la ciencia.
Vale la pena animar a más mujeres para que sigan estudios en ciencia e ingeniería, porque son carreras con mejores condiciones laborales y mejores perspectivas.
La escuela mixta no ha logrado amortiguar los estereotipos de sexo y, en ciertos aspectos, los ha reforzado, pues potencia la idea de que hay asignaturas de chicos y asignaturas de chicas, cosa que sucede menos en la escuela diferenciada. En las escuelas diferenciadas hay más chicas que optan por las áreas científicas y más chicos que optan por las de humanidades. Hay mayor inclinación hacia las asignaturas para las que tiene más facilidad el sexo opuesto.
Según la investigación de Linda Sax, Profesora en el “Graduate School of Education & Information Studies” de la University of California – Los Angeles (UCLA), la educación diferenciada favorece el compromiso académico, el interés de las mujeres por el ámbito sociopolítico, su participación en los órganos de decisión de la universidad y también les da una mayor confianza en sus propias habilidades matemáticas e informáticas.
Nuria Chinchilla, en blog.iese.edu.