jueves, 6 de septiembre de 2012

Un hombre bueno


Mark Shriver
   Una entrada en MercatorNet comentando el libro de Mark Shriver sobre su padre, Sargent Shriver, un político demócrata norteamericano de hace unas décadas (aquí, en inglés). Recojo solo algunas ideas, para hacernos pensar

      Una frase de Sargent Shriver a los estudiantes de Yale: «Romped el espejo. En nuestra sociedad, tan absorta en sí misma, empezad a mirar menos a vosotros mismos y más a los demás. Aprended más de la cara de vuestro vecino y menos de la vuestra». Para vencer el narcisismo en que nos hemos encerrado.

      Otra, de 1963, sobre los valores espirituales en la política: «aunque la ley puede mover e incluso educar,… debemos fijarnos en esas instituciones cuya función es enseñar valores morales, reformular principios eternos,… y conformar la conducta diaria de las personas con los valores-guía de la justicia, el amor y de la compasión. Entre estas instituciones merecen ser destacadas la religión y la iglesia». Quizás nos puede ayudar a salir del bloqueo que nos lleva a considerar que la religión es algo dañino para la persona.


      De un libro sobre Shriver, escrito por Ross Douthat: «No hay un enfoque cristiano de la política,… un libertario y un socialdemócrata pueden defender una posición cristiana en los asuntos políticos, lo mismo que un conservador y un realista, o, para el caso, un monárquico y un republicano,… Precisamente porque no hay un único modelo cristiano de político, cada político cristiano tiene la obligación de ser un modelo… Esto es lo que Sargent Shriver hizo durante su carrera».

      Y un par de frases del autor del artículo, R.J. Snell: «Los hombres y las mujeres que son buenos no tienen un conocimiento especial que sirva para resolver la pobreza o acabar con las guerras, pero son capaces de modelar las virtudes necesarias para valorar lo que merece ser valorado, cómo vivir tratando de conseguir valores genuinos y cómo colaborar con otros en ese intento. Es demasiado sencillo discutir acerca de esta o aquella política, sobre todo cuando esa política tiene una carga moral, perdiendo de vista los valores modelados por los buenos hombres y mujeres, cuando discrepamos de sus medios».

Antonio Argandoña

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