"Gracias a Dios y al Papa Francisco", dice el prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, en esta entrevista con motivo del anuncio de la fecha de la beatificación de Mons. Álvaro del Portillo.
22 de enero de 2014
Sergio Mora / Zenit
Mons. Javier Echevarría: Como comprenderá, con una profunda alegría y dando gracias a Dios, y al papa Francisco, de quien viene la decisión de proceder a la beatificación de este obispo, que tanto amó y sirvió a la Iglesia santa. Quienes le han conocido o han visto las películas que existen sobre sus catequesis suelen comentar que don Álvaro infundía paz y arrastraba hacia Dios. En este momento, le pido que nos consiga de Dios esa paz del corazón tan suya y que la celebración sea motivo para que muchas personas se acerquen más al Señor.
Don Álvaro del Portillo, con san Josemaría y Mons. Javier Echevarría.
Hace unos meses, al conocerse la noticia de la futura beatificación, se estudiaron diversas opciones, dando preferencia a lugares céntricos de Roma distintos de la Plaza de San Pedro, que -por disposición del anterior Pontífice- se reserva para las canonizaciones, que preside el Santo Padre. Sin embargo, a medida que aumentaba la previsión del número de participantes, se vio que resultaba difícil organizar, esa ceremonia en la Ciudad Eterna, como todos hubiéramos deseado, a pesar de la generosa disponibilidad de las autoridades del Vicariato de Roma y del Ayuntamiento.
¿De dónde partió esta idea?
La Congregación para las Causas de los Santos estimó muy conveniente otra hipótesis que había sugerido como prelado del Opus Dei: celebrarla en Madrid, ciudad natal del nuevo beato, también porque el año de la beatificación coincidirá con el centenario de su nacimiento. La noticia se hace pública hoy porque la Santa Sede acaba de comunicar que el Santo Padre ha acogido esa sugerencia y establecido que la beatificación sea en Madrid el 27 de septiembre. Esta opción facilitará también la participación de numerosos madrileños, que deseaban asistir a la beatificación pero que -en el contexto de la crisis económica actual– hubieran tenido dificultades para afrontar un viaje a Italia.
Madrid es la ciudad en que don Álvaro conoció a san Josemaría, entró a formar parte del Opus Dei y recibió la ordenación sacerdotal. Será, para muchísima gente de varios países, una oportunidad de visitar los lugares relacionados con el nacimiento del Opus Dei, fundado el 2 de octubre de 1928 por san Josemaría, en Madrid. Además, los numerosos fieles y amigos de la prelatura que viven en Madrid podrán colaborar gustosamente en la acogida de los participantes de otras procedencias. Aunque en algunos medios se ha difundido esta noticia, debo precisar que sólo ahora se ha tenido conocimiento de la aprobación recibida desde la Santa Sede.
Bendiciendo a un enfermo.
Por decirlo de algún modo, Roma es la ciudad de don Álvaro: donde vivió la mayor parte de su vida (de 1946 a 1994) y donde ejerció su labor como pastor de la Prelatura del Opus Dei.
De hecho, se está estudiando con las autoridades competentes que, durante los días posteriores a la beatificación, el cuerpo de don Álvaro –que reposa en la cripta de la Iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, en Roma– sea trasladado temporalmente a la basílica de san Eugenio, para que quienes lo deseen, es de prever que será un consistente número, puedan rezar ante los restos mortales del nuevo beato. También se está organizando que el miércoles siguiente a la beatificación, muchos fieles encuentren la ocasión de participar en la audiencia de los miércoles del Papa Francisco, para manifestar de este modo su unión al Romano Pontífice y su gratitud filial por la beatificación.
¿Cuál es el significado de la colecta que han anunciado en favor de varias iniciativas sociales en África?
En el momento mismo de recibir la noticia de la futura beatificación, me vino a la cabeza el deseo de que también fuese una ocasión para ayudar a personas necesitadas. En concreto, pedir a cada participante un pequeño sacrificio, para ofrecer una donación en favor de cuatro proyectos de servicios sociales en el continente africano, surgidos por inspiración e impulso directo de Mons. del Portillo. Se solicitó a Harambee –una ONG que nació precisamente con motivo de la canonización de san Josemaría– que coordinara este esfuerzo. Estoy seguro de que, desde el Cielo, don Álvaro mirará con alegría con este “regalo”, que busca la puesta en marcha o consolidación de instituciones africanas de formación humana y de erradicación de la pobreza.
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