jueves, 21 de enero de 2010

La unión hace la vida


Hace años entablé amistad, corta pero intensa, con un sacerdote ortodoxo, profesor universitario. Vino para un congreso a la Universidad de Navarra. Estuvo sólo tres días. Charlamos, rezamos, comimos y paseamos juntos. Traía algunos prejuicios que me comentó, y que —como suele suceder— se desmontaron solos al comprobar que no eran gigantes, Almudi.org - Ramiro Pelliterosino sólo molinos de viento, ciertas ideas que se había forjado (o que había recibido) acerca de los peligros de involucrarse con católicos, sobre todo si eran españoles...

El segundo día me enseñó la fotografía de su familia, fotografía que le bendije como expresión de afecto. El último día, cuando esperábamos para facturar su equipaje en el aeropuerto, se volvió hacia mí para despedirse, con los brazos bien abiertos: “Por fin he comprendido —me dijo con voz entrecortada— el significado de la palabra hermanos”. Al abrazarlo, yo también abracé a un hermano con el que me unía una real amistad. Uno y otro sólo habíamos conversado, a veces largos ratos, compartiendo afanes e ideales que nos unían y comprendiendo el alcance de los puntos de vista en que divergíamos. Fue para ambos una enseñanza vivida de ecumenismo.

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Ramiro Pellitero

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