jueves, 21 de enero de 2010

Todas las religiones no son iguales


Flaco servicio nos hacen los talibanes a todos los que creemos en Dios e intentamos practicar una religión. Los ateos de toda la vida han encontrado una ocasión de dulce para arremeter contra la religión, sea la que sea. Y algunos, haciéndose eco de Saramago, el apóstol Nobel del ateísmo, o por cuenta propia, se dedican en los medios a denigrar a todas las religiones, y a meternos a los que creemos en Dios en el mismo saco de la estulticia. Y no sólo eso, sino que tienen el atrevimiento de considerarnos nada menos que un peligro para la humanidad.

En el periódico ABC leí con estupor un comentario de Javier Reverte que aprovecha la «hazaña» de Bin Laden para echar un cubo de basura contra el cristianismo. Éstas son algunas de sus afirmaciones: «La democracia que hoy disfrutamos algunos países de la Tierra, todos ellos de carácter cristiano, nació de la lucha civil contra el poder de la Iglesia, en sus orígenes aliada de los reyes y de los más pudientes. Quizás, desaparecido Bin Laden, sea esta la ocasión para que el mundo islámico alumbre su primera democracia en contra de su propia iglesia y de su propio clero. Debemos ayudarles a conseguirlo para bien de la historia humana». Y afirmaciones parecidas vienen publicándose con frecuencia en otros diarios y revistas.

No se puede tildar al credo católico, o cualquier otro credo, como enemigo de la sociedad. Eso es una afirmación tremendamente injusta. No hay que confundir a la Iglesia con otras creencias religiosas, y menos aún si se practican sin sentido común, porque entonces allí Dios no puede estar. Ni podemos catalogar a todo el mundo de fanáticos peligrosos. Tampoco en el Islam son todos iguales.

Juan García Inza

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