«El
mejor modo de transformar el mundo es ser santo: hacer llegar a todos
la experiencia del amor de Dios. Pero es necesario insistir siempre en
la racionalidad de la fe. Para mí y para muchos conversos el camino
hacia Dios ha venido precedido de un proceso intelectual, siempre
acompañado de la sanación del corazón por la Gracia. Pero en un mundo
post-racional, donde la cultura está impregnada de relativismo,
probablemente el modo más eficaz para hacer llegar el mensaje cristiano
sea la fuerza de la belleza. La contemplación de la belleza lleva al
agradecimiento, y eso plantea la pregunta ¿a quién debo estar
agradecido?, que es un primer paso que orienta hacia un modo correcto de
pensar».
Joseph Pearce decía estas palabras en el Colegio Mayor Moncloa
en un coloquio titulado “Literatura y conversión: El poder de la
Belleza”. El Profesor de la Ave Maria University de Florida, en USA,
había participado esa tarde en un congreso sobre Chesterton. Joseph Pearce es conocido por sus biografías sobre C. K. Chesterton, Hillarie Belloc, Tolkein, Oscar Wilde, Solzhenintsyn, Shakespeare, etc. y una voluminosa monografía titulada Escritores conversos, principalmente británicos, del s. XX.
El Coloquio tuvo lugar en el marco de las actividades del Foro Univ 2012, cuyo tema fue “Pulchrum. El poder de la Belleza”.
La influencia de Chesterton en su conversión
Joseph
Pearce quiso empezar directamente con las preguntas, de modo que el
coloquio respondiera al interés de los universitarios. A quemarropa la
primera pregunta centró la atención en su historia personal de
conversión. Pearce narró con gran sencillez su pasado en una
organización racista y anticatólica, cuyas actividades violentas le
llevaron a prisión durante seis meses. Fue allí donde leyó por primera
vez a G.K. Chesterton. «Después de la Gracia de Dios, Chesterton fue
lo más determinante en mi conversión, sobre todo por su capacidad para
mostrar la armonía entre fe y razón».
Aquello
supuso un giro radical en su vida, y desde entonces se ha dedicado
profesionalmente a la apasionante tarea de dar a conocer la obra de los
grandes conversos anglosajones. De hecho su primer libro fue una
importante biografía de Chesterton —que aprovechó para recomendar como
una buena introducción a la lectura del gran escritor inglés—, y el
segundo, el monumental Escritores conversos, una panorámica
apasionante de autores que abrazaron la fe a lo largo del siglo XX,
muchos de ellos con vínculos de amistad, o una importante influencia en
sus vidas de la figura y los escritos de Chesterton.
La radicalidad del seguimiento de Jesucristo en los escritos de San Josemaría
Ante una pregunta por su lectura de la obra de San Josemaría, Josep Pearce subrayó su agradecimiento a San Josemaría y al Opus Dei, pues Camino
fue prácticamente su primera lectura de carácter específicamente
espiritual. Subrayó que todas las obras literarias que ha estudiado
llevan a la verdad de la fe y a la mejora de la propia vida, pero en Camino
Pearce descubrió un libro dirigido de modo directísimo a la lucha por
la santidad. En su sensibilidad de recién convertido, esa radicalidad
del Fundador del Opus Dei al plantear el seguimiento de Cristo era lo
que estaba buscando, y en particular sus acentos «profundos, directos y prácticos».
La belleza, camino hacia Dios
Pearce ha experimentado en sus propias carnes aquella advertencia de C.S. Lewis en el relato autobiográfico de su propia conversión, Sorprendido por la Alegría:
un ateo debe ser muy cuidadoso con los libros que lee. Pearce leyó a su
compatriota una vez convertido, y quiso destacar su importante papel
para aproximar al catolicismo a muchos anglicanos y protestantes en
general, ya que nunca llegó a incorporarse a la Iglesia católica, pero
doctrinalmente se situó en la línea de la tradición católica, hasta el
punto de practicar la confesión de los pecados y afirmar la Presencia
Real en la Eucaristía.
Pearce
destacó en varias ocasiones la armonía entre fe y razón, y el peligro
de caer en la irracionalidad, si se olvida que la fe y la razón van de
la mano. A raíz de una pregunta sobre el papel de la belleza como vía
para llegar a Dios, destacó que, en un mundo post-racional y
relativista, la belleza es un acceso privilegiado a Dios, el camino que
pueden seguir muchas personas al encontrarse con la naturaleza o con las
manifestaciones artísticas de la cultura cristiana. Por ejemplo: "Retorno a Brideshead", de Evelyn Waugh —él mismo un converso al catolicismo—, y "El Señor de los Anillos",
de Tolkein, también converso. Pearce destacó que son obras literarias
con mucha fuerza y llegan a públicos amplios, con capacidad para
provocar una reflexión que oriente a «pensar en la dirección correcta».
OPUSDEI.ES / ALMUDÍ
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