- En primer lugar recuerda siempre que la crítica se dirige al acto, a la conducta –contrastada-, no a la persona.
- Elige el lugar y la ocasión oportuna para formularla. Como suele decir mi madre “el momento psicológico”.
- Intenta encontrar esa ocasión cuanto antes. Es más razonable y eficaz corregir en el tiempo más próximo al error.
- Haz la crítica en privado. Evita cualquier posibilidad de murmuración, de chismorreo.
- Sé claro, concreto y realista. Vete al grano. Delimita lo que quieres corregir. No descalifiques de modo generalizado, ni marees la perdiz…
- Manifiéstate alentador y con un discurso positivo (a veces sobran “noes” y faltan propuestas).
- Realiza tu crítica de forma prudente y respetuosa, ponderada, sin humillar ni ofender. Evita el tono agresivo y trata de expresar tu intención real de ayudar.
- No olvides que si corregir es importante no lo es menos elogiar. Habla también de modo sincero y ecuánime de lo positivo. Todo sirve de trampolín.
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