En la homilía de la ceremonia en la que han sido ordenados 35 diáconos, el Prelado ha aconsejado empeñarse en la oración, "rumiar" la Palabra de Dios para que resuene en el interior.
Mons. Javier Echevarría ha animado a los diáconos a que vivan una vida de intensa oración: «La oración no se agota en la recitación de oraciones vocales, cosa muy oportuna siempre que se haga con pausa y atención».
«Lógicamente, el cristiano no debería contentarse sólo con este modo de dirigirse a Dios: es preciso mantener un diálogo personal con Él, de tú a tú; un diálogo hecho de la escucha de su voz y de nuestras palabras».
«Benedicto XVI está desarrollando una catequesis sobre la oración —ha continuado—. Con ella se propone animar a los cristianos a hablar habitualmente con el Señor, con la Virgen, con los santos, no solamente en los casos de necesidad».
«Nuestra aspiración ha de ser la de llegar a convertirnos en personas que se saben siempre en la presencia de Dios y que, en consecuencia, procuran mantener una conversación con Él en todas las circunstancias».
Asimismo, ha advertido a los fieles: «No penséis que se trata de algo muy difícil. Rezar es dirigir el pensamiento a nuestro Creador con espíritu de adoración, de acción de gracias, en petición de ayuda... La plegaria sale al encuentro de los deseos más profundos del corazón humano, porque hemos sido creados para amar y servir a Dios en la tierra, y luego gozar de Él eternamente».
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