Las virtudes constituyen horizontes educativos de una existencia mejor, vivida y comprendida como una tarea en la que se juega su propio sentido
En la actual situación de “urgencia educativa” cabe redescubrir las virtudes. Esta palabra se refiere no a cualesquiera “valores” personales, sino a cualidades que se consideran buenas en las personas, y que poseen como hábitos de obrar bien, conformes a la razón natural. Según Platón las virtudes tienen que ver con la vida plena, con la libertad y con la belleza, pues para los griegos lo bello era equivalente a lo valioso.
Romano Guardini publicó en 1963 un libro sobre las virtudes como formas de la vida ética. Más allá de la resonancia un tanto extraña y antipática, antigua y moralizadora que con frecuencia reviste modernamente el término “virtud”, Guardini ha hecho mucho, y conviene conocerlo, para restablecer su significado vivo y positivo.
¿Qué significa virtud?
Ante todo, ¿qué significado concreto tiene decir que alguien posee una virtud? Responde Guardini que las virtudes favorecen la alegría y enriquecen la personalidad y la vida entera de quien las posee. Por ejemplo, la virtud del orden lleva al dominio de sí mismo, no como un yugo pesado, sino al contrario: como una liberación de las mejores energías de la persona, y por tanto a una adecuada actitud en la relación con las personas y las cosas.
Señala Guardini que hay dos modos en que una virtud se puede desarrollar: de modo innato o como un proceso consciente y esforzado. Hay personas que tienden como naturalmente al orden. A otros les sucede lo contrario; incluso el orden les resulta agobiante, y tienden a pensar que la libertad consiste en hacer aquello a lo que están inclinados.
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Ramiro Pellitero. Universidad de Navarra
AnalisisDigital.com / Almudí
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