Asís |
"Es tarea de todos los que tienen alguna responsabilidad de la fe cristiana el purificar constantemente la religión de los cristianos partiendo de su centro interior, para que -no obstante la debilidad del hombre- sea realmente instrumento de la paz de Dios en el mundo".
Ya el primer encuentro de oración en Asís, convocado y presidido por Juan Pablo II en 1986, causó un cierta perplejidad que se disipó con el tiempo. Las afirmaciones de que con reuniones semejantes se favorecía el sincretismo, porque son esos actos se favorecía considerar que todas las religiones son iguales, que es indiferente el credo y que la elección cristiana es igual a las demás, han perdido todo valor.
El Papa no deja de recordar la unidad de salvación traída por Cristo, que Cristo es el Único Salvador.
Benedicto XVI ha querido adelantarse a consideraciones fuera de lugar anunciando que esta reunión estaría bajo el lema de: "Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz", y que la jornada sería de "reflexión, diálogo y oración". Y afirmó que peregrinaría "el próximo mes de octubre, a la ciudad de San Francisco, invitando a unirse a este camino a los hermanos cristianos, a los exponentes de las tradiciones religiosas del mundo y, a todos los hombres de buena voluntad, con el objetivo de recordar aquel gesto histórico querido por mi Predecesor y de renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de todas las religiones a vivir la propia fe religiosa como un servicio por la causa de la paz".
¿Por qué quienes creen firmemente haber encontrado la Verdad en Cristo, y que han de anunciar esa Verdad que es Cristo, no se pueden unir en diálogo y reflexión, con los grandes buscadores de la Verdad, que son los creyentes de todas las religiones, los agnósticos que anhelan encontrar a Dios, los que sufren por el mal, por el pecado de los hombres?
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