El texto publicado ayer del Papa Francisco es para ser leído, y meditado, con calma:
1. El hombre y la mujer, creados Imago Dei, a imagen de Dios, reflejo de la relación Trinitaria.
«Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó» (1,27).
Sorprendentemente, la «imagen de Dios» tiene como paralelo explicativo precisamente a la pareja «hombre y mujer». ¿Significa esto que Dios mismo es sexuado o que con él hay una compañera divina, como creían algunas religiones antiguas? Obviamente no (...) la fecundidad de la pareja humana es «imagen» viva y eficaz, signo visible del acto creador. La pareja que ama y genera la vida es la verdadera « escultura » viviente capaz de manifestar al Dios creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades íntimas de Dios. (10)
Sorprendentemente, la «imagen de Dios» tiene como paralelo explicativo precisamente a la pareja «hombre y mujer». ¿Significa esto que Dios mismo es sexuado o que con él hay una compañera divina, como creían algunas religiones antiguas? Obviamente no (...) la fecundidad de la pareja humana es «imagen» viva y eficaz, signo visible del acto creador. La pareja que ama y genera la vida es la verdadera « escultura » viviente capaz de manifestar al Dios creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades íntimas de Dios. (10)
2. El trabajo, cooperación en la creación divina, nunca un castigo.
Al comienzo del Salmo 128, el padre es presentado como un trabajador, quien con la obra de sus manos puede sostener el bienestar físico y la serenidad de su familia: «Comerás del trabajo de tus manos, serás dichoso, te irá bien». (23) Se comprende que la desocupación y la precariedad laboral se transformen en sufrimiento, como se hace notar en el librito de Rut y como recuerda Jesús en la parábola de los trabajadores sentados, en un ocio forzado, en la plaza del pueblo (...) y esta ausencia de fuentes de trabajo afecta de diferentes maneras a la serenidad de las familias. (25)
3. Acecho de una cultura individualista exagerada.
«Hay que considerar el creciente peligro que representa un individualismo exasperado que desvirtúa los vínculos familiares y acaba por considerar a cada componente de la familia como una isla, haciendo que prevalezca, en ciertos casos, la idea de un sujeto que se construye según sus propios deseos asumidos con carácter absoluto”. “Las tensiones inducidas por una cultura individualista exagerada de la posesión y del disfrute generan dentro de las familias dinámicas de intolerancia y agresividad". (33)
4. Ritmo de vida acelerado que dificulta la vida de las familias.
Quisiera agregar el ritmo de vida actual, el estrés, la organización social y laboral, porque son factores culturales que ponen en riesgo la posibilidad de opciones permanentes. Al mismo tiempo, encontramos fenómenos ambiguos. Por ejemplo, se aprecia una personalización que apuesta por la autenticidad en lugar de reproducir comportamientos pautados. Es un valor que (...) mal orientado, puede crear actitudes de permanente sospecha, de huida de los compromisos, de encierro en la comodidad, de arrogancia. La libertad para elegir permite proyectar la propia vida y cultivar lo mejor de uno mismo, pero si no tiene objetivos nobles y disciplina personal, degenera en una incapacidad de donarse generosamente. (34)
5. La propuesta del matrimonio cristiano al mundo, fuente de humanidad.
Los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual (...) estaríamos privando al mundo de los valores que podemos y debemos aportar. (...) Nos cabe un esfuerzo más responsable y generoso, que consiste en presentar las razones y las motivaciones para optar por el matrimonio y la familia, de manera que las personas estén mejor dispuestas a responder a la gracia que Dios les ofrece. (35)
Texto completo de Amoris laetitia: AQUÍ
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