Los blasfemadores ateos no la toman jamás con Júpiter; incluso se entiende un poco que no la emprendan con Alá, porque quieren provocar, no provocar una masacre
Estos días hablábamos, qué remedio, de la libertad de expresión, y hubo quien defendió muy serio la existencia de un derecho a la blasfemia. Aquí todo lo convertimos en derecho, que es el primer paso hacia la subvención, derecho humano posmoderno por excelencia. Aunque la subvención para la blasfemia ya la tienen conseguida bastantes artistas en muchos casos.
El que proponía el derecho a la blasfemia aseguraba no creer en nada (y yo le creo); pero entonces no estamos hablando de un derecho a la blasfemia propiamente dicha, sino de un derecho a incordiar al prójimo. Como advierte la propia palabra "blas(fe)mia", hace falta la fe para que eso no quede en una blas-mia.
serpersona.info
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