Escribe Rafael Sanz:
Un amigo mío suele decirme que con frecuencia escuchamos a los demás no para comprenderles sino para convencerles de lo nuestro, y no deja de tener algo de razón.
Es preciso escuchar, pero escuchar con verdadera intención de comprender . Para acertar con cualquier consejo —parece bastante obvio, pero quizá no esté de más decirlo—, hay primero que dedicar atención al problema y hacerse cargo bien de qué le pasa a la persona a quien se lo vamos a dar . Muchos problemas personales se habrían resuelto —y pueden aún resolverse— con una adecuada actitud de escucha, escuchando con verdadera intención de comprender a la otra persona, y no sólo en el plano intelectual, sino también en el emocional, puesto que no basta con entender lo que piensa, también hay que entender lo que siente. Porque la vida no es sólo lógica, ni sólo emocional, sino las dos cosas .
Cada persona está permanentemente dándose a conocer, irradiando mensajes, comunicando. A través de esos mensajes —la mayoría de ellos no directamente conscientes—, cada persona se gana la confianza o desconfianza de quienes le rodean. Por eso hemos de observarnos y cambiar, porque si tienes un carácter irascible, o voluble, o inmoderado, es difícil que llegues a crear confianza a tu alrededor. Si no coinciden tus hechos con tus palabras, tampoco. Si eres demasiado distante o mordaz, o escuchas poco, menos aún. Todo esto hará difícil ganar esa confianza tan necesaria para poder ayudar a los demás.
Rafael Sanz
Es preciso escuchar, pero escuchar con verdadera intención de comprender . Para acertar con cualquier consejo —parece bastante obvio, pero quizá no esté de más decirlo—, hay primero que dedicar atención al problema y hacerse cargo bien de qué le pasa a la persona a quien se lo vamos a dar . Muchos problemas personales se habrían resuelto —y pueden aún resolverse— con una adecuada actitud de escucha, escuchando con verdadera intención de comprender a la otra persona, y no sólo en el plano intelectual, sino también en el emocional, puesto que no basta con entender lo que piensa, también hay que entender lo que siente. Porque la vida no es sólo lógica, ni sólo emocional, sino las dos cosas .
Cada persona está permanentemente dándose a conocer, irradiando mensajes, comunicando. A través de esos mensajes —la mayoría de ellos no directamente conscientes—, cada persona se gana la confianza o desconfianza de quienes le rodean. Por eso hemos de observarnos y cambiar, porque si tienes un carácter irascible, o voluble, o inmoderado, es difícil que llegues a crear confianza a tu alrededor. Si no coinciden tus hechos con tus palabras, tampoco. Si eres demasiado distante o mordaz, o escuchas poco, menos aún. Todo esto hará difícil ganar esa confianza tan necesaria para poder ayudar a los demás.
Rafael Sanz
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