A lo largo de "Amoris Laetitia”, el Papa da muy buenos consejos para la vida diaria de las parejas. Por ejemplo, propone una buena estrategia para hablar de temas difíciles.
Dice que como la mayoría de las veces se discute por cuestiones pequeñas, la clave está en "el modo de decir las cosas o la actitud que se asume en el diálogo”. Por eso, propone seguir estas pautas:
- reconocer los malos sentimientos que vayan surgiendo y relativizarlos para que no perjudiquen la comunicación;
- expresar lo que uno siente sin lastimar;
- utilizar un lenguaje y un modo de hablar que pueda ser más fácilmente aceptado o tolerado por el otro, aunque el contenido sea exigente;
- plantear los propios reclamos pero sin descargar la ira como forma de venganza: y
- evitar un lenguaje moralizante que sólo busque agredir, ironizar, culpar, herir.
Propone además, "dar importancia real al otro, interpretar el fondo de su corazón, detectar lo que le apasiona, y tomar esa pasión como punto de partida para profundizar en el diálogo”.
Y sobre todo, dar menos peso a los defectos, porque son sólo una parte de la otra persona. Francisco sugiere no exigirle que su amor sea perfecto para valorarlo, porque "que sea imperfecto no significa que sea falso”.
Otra propuesta clave del documento para ahorrarse malos ratos es dedicar tiempo de calidad al otro: "tiempo para dialogar, para abrazarse sin prisa, para compartir proyectos, para escucharse, para mirarse, para valorarse, para fortalecer la relación”.
En la lista de consejos prácticos, el Papa dice que "es bueno darse siempre un beso por la mañana, bendecirse todas las noches, esperar al otro y recibirlo cuando llega, tener alguna salida juntos, compartir tareas domésticas. Pero al mismo tiempo es bueno cortar la rutina con la fiesta, no perder la capacidad de celebrar en familia,de alegrarse y de festejar las experiencias lindas”.
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