miércoles, 13 de abril de 2016

Capital sin fronteras

Los Panama Papers son un bocado suculento para el periodismo de investigación. Poder airear los nombres y sacar los colores a la cara de prominentes políticos, millonarios, estrellas del espectáculo que abrigan o esconden su fortuna en este “Istmo del tesoro” es un buen servicio a la opinión pública. 

Pero eso no implica necesariamente que sean unos piratas. No conviene olvidar que la aparición del nombre de una persona en esos millones de documentos no implica que haya hecho algo ilegal; puede revelar una actitud oportunista, pero no necesariamente fraudulenta. Lo llamativo y relevante es que las maniobras de un despacho como el de Mossack Fonseca puedan ser perfectamente legales. Y estos matices se pierden en los titulares que llegan a la opinión pública. 

 Tener dinero en el extranjero –en Panamá o en otro sitio– no es un delito. Lo será si se oculta para evadir impuestos debidos o porque procede de actividades ilícitas. Pero, en un tiempo de globalización económica, obstaculizar la libre circulación de capitales chocaría con la liberalización del comercio mundial que propugnan la mayoría de empresas, gobiernos y organismos internacionales. Y nadie quiere eso.

Aceprensa
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