Mariano Bailly-Baillière Torres-Pardo es licenciado en Filosofía, MBA y miembro activo del movimiento de padres que reivindican sus derechos y deberes en el ámbito educativo. Acaba de escribir un ensayo titulado Grupos de acción y pensamiento frente a un Estado totalitario en la que desgrana la propuesta del filósofo Alejandro Llano para la recuperación del protagonismo de la sociedad civil.
Con este motivo, Profesionales por la Ética ha celebrado un encuentro con Bailly-Baillière Torres-Pardo.
PREGUNTA.- ¿Por qué se ha fijado en Alejandro Llano para analizar el papel de la sociedad civil?
RESPUESTA.- Porque, además de sus sólidas propuestas de carácter ético-político en el campo teórico (el humanismo cívico), lleva dos año desgranando en una serie de artículos para el gran público su diagnóstico de la situación y, lo que resulta más meritorio, las pautas que podrían evitar un inminente colapso de las instituciones democráticas en España y el asfixiante recorte de libertades individuales que padecemos.
No es hora de andarse con paños calientes y Llano evita los circunloquios que pudieran enmascarar la verdadera situación, llegando a afirmar, por ejemplo, que en las cuestiones cruciales España no funciona hoy en día como un verdadero Estado de Derecho.
PREGUNTA.- ¿A qué cree que se debe este deslizamiento del Estado hacia el totalitarismo? ¿Cómo reacciona la sociedad frente a estas agresiones?
RESPUESTA. – El positivismo jurídico proclamado por el Gobierno ha ido calando en la sociedad acríticamente, quizá debido a su escasa experiencia democrática, que le lleva a considerar legítimas e indiscutibles las leyes emanadas de un parlamento elegido democráticamente. Se equipara así mayoría a legitimidad y, en último término, a verdad y bien.
Una sintomática reacción de la sociedad ante el totalitarismo positivista está protagonizado por el estallido («big-bang» lo denomina Rafael Navarro-Valls) de las objeciones de conciencia. Claro que, en un nuevo giro de tuerca totalitario el Gobierno ha manifestado reiteradamente que no existe más derecho a la objeción de conciencia que el recogido en el propio ordenamiento jurídico. Una verdadera petición de principio que muchos han acatado acríticamente.
PROFESIONALES POR LA ÉTICA
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