Entrevistado en Análisis Digital, Andrés Ollero, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, decía: «Puede que Zapatero piense que ya tiene suficientes problemas y que no es el momento de generarlos artificialmente con la Iglesia católica, aunque nunca se sabe…» Y la Agencia Efe parecía confirmar los buenos augurios con el anuncio, avalado por fuentes de la Moncloa, de que la ley de libertad religiosa dejaba de constituir una prioridad. Pero El País disipó, el domingo, las dudas. Nada nuevo bajo el sol, por otra parte. «Hay una estrategia de desmontar el alma de un pueblo que tiene una tradición –decía el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, a El Comercio de Gijón–.
Querer ignorar que hay un arte, una literatura, una manera de concebir las cosas que es cristiana es pensar que hablamos de un país de aborígenes, en el que yo no reconozco a mi país. Hay un intento de deconstruir la Historia». En el caso de algunos, el intento viene de muy atrás. César Vidal, al hilo de las celebraciones, en el PSOE, del centenario de la llegada al Congreso de su primer diputado, Pablo Iglesias, recordaba que éste dejó muy claro a su llegada al Hemiciclo que se proponía «la supresión de la Iglesia», y que no dudó en justificar a quienes se dieron a la quema de conventos y templos.
ALFA Y OMEGA
LEER MÁS
No hay comentarios:
Publicar un comentario