sábado, 27 de febrero de 2010
CREO PERO NO PRACTICO
Con frecuencia encontramos a personas que “creen pero no practican” pues no participan en la vida de la Iglesia[1]. Quizá buscan sinceramente a Dios, aunque sea de un modo tan subjetivo que no garantiza encontrarle ni tratarle de veras. Unas veces fallan las creencias y otras veces falla la conducta, guiada más por las tendencias emotivas que por la fe en el Dios real.
Buscando a Dios
La villa burgalesa de Covarrubias, fundada por el conde Fernán González en el siglo X, es hoy un monumental conjunto histórico-artístico alrededor de su Colegiata. En ella destaca el “Tríptico de los Reyes Magos”, labrado y policromado en el siglo XV. Podemos contemplar en el centro a la Virgen esbelta, gentil y solemne, que ofrece el mejor Don a la humanidad: al Niño Dios, que alarga con naturalidad su pequeño brazo para curiosear aquellos regalos. La figura discreta de San José, en segundo plano, rebosa confianza y paz. Los tres Reyes, ricamente ataviados, se muestran muy señores y reverentes. En esta obra, el artista quiso jugar con el número tres como número de perfección: Tres de la Sagrada Familia, tres Reyes, tres ofrendas, tres sombreros o tocados, y tres animales, porque añadió a la mula y al buey un perrillo fiel.
En esos Magos que llegan hasta Jesús podemos ver el itinerario de los hombres que buscan a Dios, poniendo los medios a su alcance, entre ellos el conocimiento de la naturaleza como huella del Creador. Y también una búsqueda esforzada de la verdad religiosa y moral, superando tantas veces serios obstáculos. Sabemos que su empeño valía la pena, y hoy les podemos aplicar aquel pensamiento de Pascal: «No hay más que tres tipos de personas: unas, que sirven a Dios habiéndole hallado; otras, que se empeñan en buscarlo sin haberle hallado; otras, que viven sin buscarle y sin haberle hallado. Las primeras son felices y razonables, las segundas son razonables, y las últimas son desdichadas»[2].
¿Qué significa creer en Dios?
Un sencillo ejemplo puede ayudar a responder a esta cuestión, pues sucede algo parecido a quien visita un museo sin tener una guía o conocimientos de arte. Al desconocer un itinerario adecuado para la visita, la disposición de cada escuela o las características de un determinado pintor, todo aquello puede parecerle farragoso y cansado, con riesgo de no disfrutar de esas obras de arte.
«Creer en Dios significa, para el hombre, adherirse a Dios mismo, confiando plenamente en Él y dando pleno asentimiento a todas las verdades por Él reveladas, porque Dios es la Verdad. Significa creer en un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo» (Compendio, 27). Es decir, creer en Dios implica aceptar unos principios o verdades de la fe y acomodar a ellos la conducta.
Jesús Ortiz López
[1] En una reciente obra titulada precisamente «Creo pero no practico. Una Guía para vivir con fe». Eunsa. Pamplona, 2009, el Profesor Jesús Ortiz plantea esta cuestión tan actual. A continuación ofrezco algunas ideas de ella.
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