miércoles, 28 de abril de 2010

CARTA A LOS CATÓLICOS

Os presento este interesante artículo del profesor Cabellos sobre la carta dirigida a todos los obispos por el teólogo Hans Küng (en la fotografía)

En la Iglesia de Cristo suceden cosas extraordinarias aunque sean de ordinaria administración. Pienso que ahí hemos de fijar la atención cuando queramos resolver cualquier problema existente. He leído con atención la carta dirigida a todos los obispos por el teólogo Hans Küng.

Es obvio que mi nivel no es el suyo, ni mi curriculum tampoco. Pero aquí no respondo a esa carta. Me dirijo a los católicos al filo de ese escrito, porque justamente echo en falta en él lo más maravilloso de la Iglesia, el punto de apoyo para cualquier reforma posible.

Es muy elemental lo que escribo: se trata de creer en el Depósito Revelado. Y creer con alegría; no como soportando un pesado fardo. Porque la fe es para vivir y morir con alegría.

En el Credo afirmamos nuestra fe en la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Aunque sus miembros pequemos, el Cuerpo de Cristo —la Iglesia— es santo, tiene una finalidad santa: la salvación de las gentes; se organiza esencialmente con medios santos: la oración y la vida sacramental; su Cabeza es el Dios hecho hombre; y como decían los clásicos, las cosas santas han de ser tratadas santamente.

Sé que muchas veces no lo hacemos así, pero eso no varía nada la esencia de la Iglesia. Quizá más bien la refuerza, al permanecer incólume en medio de tantos avatares en su historia bimilenaria.


Pablo Cabellos. Doctor en Teología
Levante
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