Buenas reflexiones de Scriptor acerca de la resolución del Consejo de Europa sobre la objeción de conciencia
Hace unos días escribí sobre las dudosas expectativas acerca del respeto a la libertad de conciencia en los profesionales y las instituciones de sanidad (Sofística en el Consejo de Europa: "salud reproductiva" como "derecho al aborto" en el Informe MacCafferty), en espera de un documento del consejo de Europa sobre el particular.
Hoy ha aparecido el documento esperado, y resulta contradecir de modo explícito lo planteado en el "Informe MacCafferty". No hay contento y alegría que más serena y pacíficamente se reciba en algo de este tipo que el ver defendida la dignidad de las personas y —también, por eso— derrocada una propuesta sofística y totalitaria como la que planteaba ese Informe.
Lo refiere muy bien Profesionales por la ética, ya desde su título: La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ratifica el derecho de médicos y hospitales a negarse a provocar abortos y practicar la eutanasia:
la votación celebrada hoy en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa no sólo ha rechazado los presupuestos del Informe McCafferty y la propuesta de resolución que limitaba el derecho a la objeción sino que ha aprobado una Resolución alternativa (nº 1763) titulada Derecho a la objeción de conciencia en la atención médica.
Es una gran noticia poder leer en el primer párrafo de esa Resolución:
1. Ninguna persona, hospital o institución será coaccionada, considerada civilmente responsable o discriminada debido a su rechazo a realizar, autorizar, participar o asistir en la práctica de un aborto, la realización de un aborto involuntario o de emergencia, eutanasia o cualquier otro acto que cause la muerte de un feto humano o un embrión, por cualquier razón.
Es también un gran logro de las personas e instituciones que, con palabras, razones y acciones interesadas en defender la dignidad de las personas, han llevado adelante un continuo esfuerzo, poco conocido, para asentar el respeto a esa dignidad en las complejas entrañas de la actual Europa.
Vaya para ellos y ellas el ánimo agradecido de estas líneas. También para lo mucho que queda por hacer.
Juan José García Noblejas
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