
   En  las vísperas del estreno de la pelicula ‘There be dragons’ en EE.UU.,  la agencia de noticias ZENIT ha entrevistado a Joaquín Navarro-Valls  sobre su relación con San Josemaría y sobre cómo ha llegado a implicarse  en la película. Navarro-Valls afirma que 'Encontrarás dragones' (en  inglés 'There be dragons') consigue provocar en quienes la ven la  capacidad del perdón 
   Ayer se estrenó en Estados Unidos "There Be Dragons", una  historia de amor, guerra y perdón escrita y dirigida por Roland Joffé ("The Misión", "The Killing Fields", "City of Joy") en la que el fundador del Opus Dei es uno de los personajes centrales. 
      En esta entrevista concedida a ZENIT, Joaquín Navarro-Valls, portavoz de Juan Pablo II y de Benedicto XVI  de 1984 a 2006, explica los motivos por los que decidió invertir en  esta película, junto a varias empresas de televisión y alrededor de un  centenar de inversores privados.
Usted  ha convivido más de 20 años con el ahora beato Juan Pablo II, de quien  fue portavoz y estrecho colaborador, y ha vivido durante cinco años con  san Josemaría Escrivá, que es uno de los personajes de esta película.  ¿Qué elementos comunes encuentra entre estas dos personas santas?
Desde  el punto de vista humano y psicológico, yo diría que tenían en común un  gran sentido del humor, que en ambos se prolongó hasta el momento de su  muerte. Otro rasgo era la capacidad de llevar la iniciativa. Se  adelantaban a las necesidades de los demás y a las necesidades de su  tiempo, sin limitarse a reaccionar a los problemas o los retos que se  planteaban en cada momento.
      A  nivel espiritual, eran dos figuras con una fuerte conciencia de estar  en las manos de Dios y de desear cumplir su voluntad. San Josemaría se  definía a sí mismo como un “chiflado” por el amor de Dios. El Beato Juan Pablo II perdía la noción del tiempo cuando se ponía a rezar delante de un Sagrario.
      Josemaría  Escrivá y Karol Woytila, al mismo tiempo, eran personas de carne y  hueso, muy de su tiempo. Cuando hemos conocido a un santo, cuando  nuestra propia vida se ha cruzado con la suya, pienso que tenemos que  modificar esa idea de la santidad que aparece en el arte barroco,  centrada sobre todo en momentos extraordinarios. Es una idea a la que  faltaba realismo, consistencia, proporción. Estos dos santos muestran  que la santidad está unida a la realidad material y a todo lo humano:  les he visto hacer suyas las alegrías y las penas de los que les  rodeábamos, reír y emocionarse con quienes tenían alrededor. El santo me  parece que es siempre un realista: con el realismo que da ver las cosas  con la mirada de Dios.
      Josemaría Escrivá y Karol Woytila nos hacen ver que en este mundo nuestro de realidades humanas y concretas, hay un “algo divino”  que está ya ahí esperando que el hombre sepa encontrarlo, que todo  actividad y todo momento tiene su trascendencia divina. Diría también  que en ambos latían algunas visiones teológicas comunes, como el interés  por la llamada "teología del laicado". La aportación de  Josemaría Escrivá, desde que en 1928 fundara el Opus Dei, ha sido  inmensa en este aspecto. Y pienso que Juan Pablo II, al proceder a su  canonización, deseaba también proclamar de modo más solemne este ideal  de la santidad en la vida ordinaria.
¿Por qué ha decidido implicarse personalmente en “There Be Dragons”?
Como  usted mismo recordaba, en mi vida he convivido con dos santos. De  alguna manera, sentía en mi conciencia la responsabilidad de transmitir  esta vivencia singular, y pensé que el cine podría ser un instrumento  adecuado.
      En 2005 colaboré en una coproducción ítalo-estadounidense sobre Karol Wojtyla, pilotada desde Italia por la productora Lux Vide. Cuando, poco después, Roland Joffé y el productor de There Be Dragons  me hablaron de su proyecto, me pareció atractivo. Y decidí invertir en  ese film. Me resultó interesante el planteamiento de Joffé. El director  construye una historia de vidas paralelas (como en La Misión o en Los gritos del silencio)  en la que Josemaría Escrivá es uno de los personajes centrales. No  presenta la vida de un santo, sino la vida compleja de unas personas en  las que un sacerdote santo incide decisivamente. La trama desarrollada  por Joffé va a un tema como el sentido del perdón que tiene una  significación eterna en la historia humana.
¿Qué le ha parecido el resultado?
Me  parece que estamos ante una cinta llena de humanidad, fuerza dramática y  seducción. Y esto lo confirman los datos de audiencia que está  alcanzando en España, donde ya lleva seis semanas en los cines. Comparto  la opinión de muchos: Roland Joffé ha vuelto a sus mejores momentos y  ha realizado una película que conmueve y entretiene.
      Yo  creo que es una gran historia de pasiones humanas que se resuelve con  el tema del perdón, que es el núcleo central de la película: la  narración de ese personaje ambiguo que se llama Manolo Torres  (Wes Bentley), que acaba la vida resolviendo el problema con su hijo. Es  un momento muy emotivo del film pero, sobre todo, es el momento de la  verdad de este film.
      Sin  preverlo, Roland Joffé ha puesto en marcha un movimiento de gentes que  se ven impulsadas a perdonar. Los productores reciben a diario mensajes  de agradecimiento (algunos de ellos se encuentran en Internet) de  personas que ven la película y deciden regresar a casa después de años  de separación, de cónyuges que se reconcilian, de padres e hijos que  vuelven a aceptarse, de otros que vuelven a Dios tras un largo periodo  de distanciamiento. Como inversor, estas reacciones son una  gratificación estupenda, de valor incalculable, superiores al retorno  económico.
Algunos han visto "There Be Dragons" como una respuesta a "El Código Da Vinci".
El  director de la película (Roland Joffé) y los productores han dicho en  numerosas ocasiones que su intención no era responder a nadie, entre  otras cosas porque quizá consideran que su película está en un nivel  superior, tanto artísticamente como desde el punto de vista del puro  entretenimiento: hay mucha belleza visual y sonora, y hay muchas  pasiones y emociones que es difícil que dejen indiferente.
      Sin embargo, aunque no hayan pretendido contestar a nada, pienso que There Be Dragons es de hecho una formidable respuesta a El Código Da Vinci  porque expresa cinematográficamente la verdad sobre cuestiones  relativas al mensaje cristiano y a la Iglesia que la historia de Dan  Brown falsificaba. Me encantaría que muchos seguidores de El Código Da Vinci vieran y disfrutaran There Be Dragons,  y pudieran hacerse un cuadro más completo y real sobre estos temas  sobrenaturales de la gracia de Dios y la santidad a la que todo ser  humano puede aspirar. Estoy convencido de que el mismo señor Brown  apreciará esta historia, cuando pueda verla.
ZENIT.org (Entrevista de Jesús Colina)
Almudí
ZENIT.org (Entrevista de Jesús Colina)
Almudí
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