¿Dios ríe? Dan nunca se había hecho esta pregunta hasta que,
desde que busca un rato para tratar a Dios todos los días, ve en Él a
un amigo. Y sí, responde, Dios tiene sentido del humor
Vivir mi fe
significa que mientras hago mi trabajo Dios está presente. Dios está
presente en mis ensayos. Significa también ser consciente de que,
independientemente de cuál sea mi ocupación, debo hacerlo todo por Dios.
Él está allí conmigo,
sosteniéndome. Pienso que vivir la fe significa precisamente asegurarte
de que esa fe está presente en todos los aspectos de tu vida.
Entender cómo debe ser tu relación
con Dios es uno de los modos más difíciles, pero más importantes, de
aprender a orar bien. Durante muchos años de mi vida he buscado decir: "¡Oh!, estoy en la presencia de Dios",
con reverencia, pero conservando una cierta distancia. Pero esto no es
una relación personal. Era más bien pensar que Él es Dios y yo sólo una
pequeña creatura.
Y creo que una de las cosas que
más me han sorprendido desde que he buscado tener una relación más
cercana con Dios es que puedo tratarlo íntimamente. Ya no tengo que ser
sólo reverente y temeroso de Dios.
Si buscas tener una relación
personal con Dios, estar con Él significa pasar media hora junto a tu
mejor amigo. No es ir a sentarte en la iglesia y escuchar lo que dice un
anciano.
Creo que mucha gente piensa que la
iglesia es un lugar aburrido porque sólo ve que te sientas, te
arrodillas, te levantas, te sientas, te arrodillas, te levantas y oyes a
una persona que te está hablando.
Pero si piensas que esos momentos
son un rato de unión con Dios, con uno de tus mejores amigos, resulta
incluso divertido.
Muchas veces estoy rezando, y
siento como que Dios va a poner una idea en mi cabeza y que me va a
provocar la risa. Comprender que también Dios tiene sentido del humor es
maravilloso y me acerca mucho más a Él. Dios no es el aire o la
naturaleza: Él es realmente una persona que me puede inspirar de muchas
maneras. Una de ellas es inspirarme a reír.
Todos dicen que soy una persona
muy risueña, que sonrío mucho y que me río un montón. Pienso que una
buena parte de esto se lo debo a mi relación con Dios y a la manera en
la que Él me hace reír.
Acércate más al Señor..., ¡más! −Hasta que se convierta en tu Amigo, en tu Confidente, en tu Guía. San Josemaría Escrivá, Surco, n.680
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