sábado, 13 de julio de 2013

Riqueza generadora de pobreza

El autor de este artículo titulado ¿Qué es lo superfluo? es Carlos Llano Cifuentes (1932-2010); fue Rector de la Universidad Panamericana (México)

 Platón, en el octavo libro de la República, nos advierte que el exceso materiales engendra la delicuescencia del alma. Y dos mil cuatrocientos años después Mariano Grandona nos asegura que "la prosperidad nos ha ablandado". Es lo que Daniel Bell llamó con acierto "el callejón sin salida" de Occidente: el trabajo disciplinado y duro ha producido una prosperidad que nos impide seguir trabajando, de manera que la prosperidad puede terminar en miseria. Pues si la virtud es fuerza, fibra, vigor y si los bienes superfluos no sólo nos inquietan, sin que nos ablanda, atentarán nocivamente contra la vida interna del hombre.


El retener para sí lo superfluo es, entonces, una opción grave: optar por la primacía de las cosas sobrantes, en demérito de las personas que las necesitan. Podríamos concluir que lo superfluo de unos resulta perjudicial o nocivo a aquellos que carecen de lo que a otros, sus vecinos, sus coetáneos, les está sobrando. Pero la conclusión se quedaría a medias. Porque quien retiene para sí lo superfluo no perjudica sólo a quien carece de lo necesario; se perjudica sobre todo a sí mismo, ya que impide el ejercicio de la solidaridad, que es la virtud más profundamente humana: el ser insolidario resulta nocivo, ya que lejos de abrir el horizonte del hombre, lo encierra en sí mismo y lo empequeñece. Tal vez sea éste el sentido que Juan Pablo II haya querido darle en Durango a la "riqueza generadora de pobreza"; pobreza material en los demás, pero también pobreza espiritual en mí mismo, en tanto que hombre.


Vicente Huerta
Ser Persona

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