Una
gran realidad que no busca la notoriedad, sino ayudar a los demás, y
eso no aporta titulares diarios en los medios de comunicación, ni
publicidad ni especial reconocimiento social
Reconozco
que me siento en la obligación de escribir sobre algo positivo, ante
las noticias y rumores que nos inundan sobre la crisis, y en particular
sobre España. Es casi un acto de rebelión personal ante los incesantes
comentarios sobre dificultades laborales y económicas.
En
mayores dificultades que las actuales nos hemos encontrado —aunque esto
extrañe a tanto pesimista como nos rodea— y no se ha hundido ni el
suelo ni el tejado. Se ha salido, y saldremos de esta situación,
manteniendo la serenidad y teniendo perspectiva. En España estamos
pagando un precio alto por no haber hecho los deberes en su momento, y
algunos parece que se dan cuenta ahora.
Ante
este panorama, no hay que olvidar tantas realidades positivas, que
llevan a confiar en las personas, por encima de estadísticas, números y
cotizaciones. No es lo más importante del mundo que un banco aflore un
agujero enorme, siendo algo muy grave. Es mucho más real —y
esperanzador— el gran número de personas que son voluntarios de alguna
ONG, que dan tiempo, cabeza y corazón por los demás, y probablemente
están contribuyendo, mucho más de lo que reconocemos, a paliar los
efectos de las zozobras financieras.
En
Europa hay unos 100 millones de personas que participan como
voluntarios en alguna ONG. Seguro que sorprende este dato, porque forma
parte de una gran realidad que no busca la notoriedad, sino ayudar a los
demás, y eso no aporta titulares diarios en los medios de comunicación,
ni publicidad ni especial reconocimiento social, pero es que tampoco es
la finalidad primordial del voluntariado. Los voluntarios dan tiempo y a
veces dinero para los demás. Su mayor gratificación es dar parte de lo
que tienen.
Siendo
admirable la realidad del voluntariado, estas organizaciones han de
cuidar mejor la comunicación, porque multiplica su radio de acción y
porque además es un modo de incorporar más voluntarios y hasta más
dinero, mediante donativos, cuotas o aportaciones materiales.
Las
diversas organizaciones de voluntariado han de asumir que, en la actual
sociedad de la comunicación, deben estar más presentes, también porque
lo que no se comunica es como si no existiera, y al comunicar se
incrementan los fines solidarios. ¡Qué gran servicio pueden prestar las
redes sociales, las nuevas tecnologías y los tradicionales medios de
comunicación en la difusión de las tareas que desempeñan los
voluntarios! Tienen pocos medios, pero han de dar prioridad a la
comunicación, para crecer y consolidarse: lo saben y piden ayuda.
Javier Arnal
ElConfidencialDigital.com / Almudí
ElConfidencialDigital.com / Almudí
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