¿Crisis de valores?, ¿crisis de ideas?, ¿crisis de conciencias?,
¿crisis económica?, ¿crisis política?. Hay opiniones para todos los
gustos; y en no pocas ocasiones, tratan de situar la crisis en todos los
niveles del actuar humano.
Quizá, sin embargo, hay un acuerdo aparentemente unánime, y avalorado
por las estadísticas, de que si existe, verdaderamente, una gran crisis
en la educación. Bastante generalizada en los distintos países
europeos; y mucho más honda que la media, en España.
Poco se habla de enfrentarse en serio con esta cuestión; y sin
embargo, se siguen dando vueltas, y más vueltas a la lamentablemente
famosa asignatura de Enseñanza para la Ciudadanía.
Ahora han comenzado a correr rumores de que puede desaparecer, y ser
eliminada del elenco de asignaturas de la Enseñanza Secundaria.
Por el bien de todo el país, y por el bien especialmente de quienes
tienen que soportar semejante asignatura, me parece que su desaparición
sería lo más beneficioso, aunque algunas editoriales tuvieran que
deshacerse de los textos ya preparados, y dar por perdido el dinero
invertido: sería, sin duda alguna, el menor mal.
¿Por qué digo esto?
Por el abuso de poder de parte del Estado, que esa asignatura supone;
por la invasión de la esfera de las conciencias individuales, que esa
asignatura lleva consigo al intentar "enseñar" moral a los alumnos; por
el "adoctrinamiento" que impone a los estudiantes, muy manejables en
esas edades, no obstante las crisis de adolescencia que puedan vivir
unos y otras, "adoctrinamiento" que nada tiene que envidiar al que los
regímenes nazis y comunistas implantaron en su días en todas las
escuelas bajo su dominio.
Un Estado que pretenda enseñar moral -el bien y el mal para las
conciencias de las personas- es un Estado dictatorial y absolutista; es
un Estado que pierde toda su legitimidad en la misión de servicio a los
ciudadanos, al "bien común" de los ciudadanos; o si se quiere, aunque no
es lo mismo "al interés general" de los ciudadanos. Bien entendido que
el contenido del "bien común", y del "interés general" no lo establece
el Estado: son anteriores a él, y no ha de hacer otra cosa que
reconocerlos y respetarlos.
Ya la controvertida sentencia del Tribunal Supremo, aunque impone a
los niños cursar la asignatura, afirma que eso "no autoriza a la
Administración educativa, ni a los centros docentes, ni los concretos
profesores a imponer o inculcar, ni siquiera de manera indirecta, puntos
de vista determinados sobre cuestiones morales que en la sociedad
española son controvertidos".
¿Donde se deja el derecho de los padres reconocido en el art. 27, 3 de la Constitución? El texto es muy claro:
"Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres
para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de
acuerdo con sus propias convicciones".
La educación es obligatoria hasta una cierta edad. ¿Por qué en estos
nuevos proyectos de esta asignatura, se sigue manteniendo la ideología
que la originó, y se habla de "reconocer y rechazar situaciones de
discriminación, de marginación e injusticia, e identificar los factores
sociales, económicos, de origen, de género o de cualquier otro tipo que
las provoquen"
¿Cuál es la razón para introducir, y querer imponer por consiguiente,
el concepto de género, que no está en la Constitución, y que solo está
definido en un ámbito ideológico muy determinado, muy parcial, y sin
ningún fundamento racional?
La Constitución es bien precisa: "Los españoles son iguales ante la
ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de
nacimiento, raza sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social" (art. 14).
¿Se quiere explicar el contenido de la Constitución? En buena hora.
En la enseñanza secundaria el interés por esas materias no existe.
Prepárese con seriedad el contenido de una buena asignatura, con el
debido nivel cultural e intelectual, y salgan bueno profesores
"constitucionalistas" que expliquen la asignatura en los primeros cursos
de la Universidad. Y dejen los partidos que gobiernan hoy, ayer y en el
futuro, de pretender "manipular" el tesoro más grande de que dispone el
hombre: su conciencia; en la que descubre el bien y el mal, anterior a
todos los gobiernos, a todos los estados, y que cualquier autoridad ha
de respetar.
Ernesto Juliá Díaz
Religión Confidencial
No hay comentarios:
Publicar un comentario